Por Marcos Ortiz.-
Rafael Montesinos nació en Sevilla en 1920 y murió en Madrid en 2005, en su casa natal sevillana hay una placa que le homenajea y también cerca del río Betis, un parque con su nombre le hace honor… no en balde, Montesinos hizo de Sevilla uno de los temas más recurrentes de su poesía y siempre estaba pensando, de una forma o de otra, en la ciudad andaluza, aunque su residencia estuviera en Madrid durante más de cincuenta años. Y no solo en poesía, fue uno de los mayores especialista en Bécquer y el que descubrió dos o tres rimas que no pertenecen al genial poeta romántico.
Montesinos fue un poeta directo y sublime, además de un renovador de formas clásicas, por ejemplo, la copla, de la que hizo una verdadera modernización y tiene muchas de las mejores coplas escritas en los últimos años. Es un poeta irónico y nostálgico, dulce, reflexivo, y como te coja despistado, con una de estas coplas te puede dejar el corazón hecho trizas. Sus dos últimos libros, Con la pena cabal de la alegría y La vanidad de la ceniza son extraordinarios. Su figura debe estar siempre en el pensamiento de los que saben modernizar aquello que puede quedarse antiguo. Montesinos tiene de maestro lo mismo que de poeta, su figura es esencial.