septiembre de 2025

‘La ley de Jenny Pen’: lo que nadie se atreve a nombrar. Estreno: 12 de septiembre

La ley de Jenny Pen, de James Ashcroft, es una película digna de verse por lo que cuenta, por el conocimiento de los infiernos que pueden coexistir en el fondo del alma humana, por la adecuadísima ambientación… pero sobre todo es digna de verse por la intervención de dos gigantes del cine y el teatro:  John Lithgow y Geoffrey Rush.

La ley de Jenny Pen empieza de una manera deslumbrante: alguien que domina el arte de la palabra, que no tiene miedo a esgrimir argumentos poderosos, un juez, en suma, en el dominio absoluto de la palabra y el gesto, se ve de repente y en presencia del público, privado de ese don divino hasta perder la palabra y caer al suelo.

Parece una burla: la más cruel. Y a partir de ahí, la degradación (salva la vida, menos mal), y la subsiguiente caída en un vacío de autoridad, perdida por completo la suya propia, que lo llevará a caer en manos de Pen.

Es aquí donde lo deslumbrante se vuelve horripilante, y hay una pregunta que late y pugna por salir: ¿cómo puede ocurrir esto en un sitio vigilado donde reina la paz?

Ocurre. Y tiemblen porque así es. El sitio es una Residencia de ancianos, un Centro Geriátrico para personas de la tercera edad. Un lugar donde el «buenismo» imperante anula cualquier posibilidad de denuncia.

No puedo estar más de acuerdo con las palabras del director:

«Solo la entrega, humanidad y valentía de sus dos principales intérpretes elevaron cada escena. En medio de lo perturbador hay humor, tensión y verdad», comenta Ashcroft.

Argumento

El juez Stefan Mortensen, amante del orden y de carácter severo y orgulloso, se ve de repente paralizado tras un derrame cerebral y es internado contra su voluntad en una residencia de ancianos de la que espera salir en breve. Allí conoce a Dave Crealy, un interno perturbado que, junto a su inquietante muñeca, somete a los demás residentes a un juego sádico conocido como «La Ley de Jenny Pen». Cuando una residente aparece muerta y el personal ignora lo que ocurre, Mortensen decide enfrentarse a Crealy con la ayuda de su compañero de habitación, el exdeportista Tony Garfield. Juntos intentan acabar con el reinado del terror silenciado entre las paredes del Centro y las memeces del personal. Finalmente, Mortensen se verá solo ante al monstruo.

Con esta película, de gran éxito en Sitges y en el Fantastic Fest, James Ashcroft sigue apostando por el cine de género protagonizado por actores icónicos, como Robert de Niro, o producido por cineastas clave, como Sam Raimi.

Por seguir con las palabras de su director, «la película habla de cómo el poder se corrompe en silencio, a puerta cerrada. Y de cómo los tiranos cobardes disfrazados de autoridad proliferan en cualquier entorno cuando nadie los enfrenta. Pero también es una historia sobre resistencia, sobre las decisiones que tomamos ante la opresión… incluso cuando somos frágiles, al final de la vida».

James Ashcroft debutó en el largometraje con Atrapados en la oscuridad, que obtuvo un gran éxito en el Festival de Sundance, convirtiéndole en un director clave del género. La ley de Jenny Pen es su primera experiencia dirigiendo a estos dos prestigiosos intérpretes.

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