noviembre de 2025

PALOMITAS DE MAÍZ / Una Nochebuena, un mensaje imposible y siete vidas al límite: llega a YouTube ‘El evangelio de la servilleta’

¡Mis queridos palomiteros!

Siguiendo la sabia y sana costumbre de rodar un cortometraje cada Navidad —y ya van ocho—, Óscar Parra de Carrizosa —de cuyos trabajos hemos informado a raíz de los éxitos que ha obtenido este año con Las promesas que enterramos y Once campanadas— estrenará el próximo domingo 30 de noviembre —primero del tiempo de Adviento— a las 19 horas y en YouTube, El evangelio de la servilleta. Una muy sabrosa propuesta coral que a nadie dejará indiferente producida por Dehon Cinema.

Hoy día, cuando la Navidad parece debatirse entre la rutina y la nostalgia, El evangelio de la servilleta irrumpe como un pequeño milagro. Se trata de un cortometraje que habla de la fragilidad humana, de las pérdidas que pesan y de la fe que a veces se rompe… pero que nunca desaparece por completo.

El reconocido guionista y director de cine Óscar Parra de Carrizosa (Bajo un manto de estrellas [2014] o La espina de Dios [2015]) propone una historia íntima, construida en torno a la reunión improvisada de seis desconocidos que responden a un cartel pegado en la puerta de una parroquia: Si estás solo en Nochebuena, ven. Hay una mesa puesta en casa de Carmen”. Esta cena inesperada se convierte en el escenario de un viaje espiritual repleto de dudas, revelaciones y viejas heridas que buscan ser sanadas.

La película se sostiene sobre un eje profundamente teológico, representado por el reencuentro entre el Padre Manolo y Octavio, un sacerdote que abandonó su vocación tras apostar por un amor que lo dejó sin respuestas y, sobre todo, sin consuelo. Entre ambos se establece un diálogo escueto pero cargado de tensión, que pone en comunión las palabras importantes entre quienes han sido hermanos en la fe. Manolo, firme en su ministerio pero abrumado por sus propias sombras, intenta tenderle a Octavio un puente hacia el perdón y hacia sí mismo. Octavio, desgastado por la vida, se resiste a admitir que la nostalgia por Dios aún arde en él.

Mario Pérez-Roldán, Alberto Mazarro y José Luis Panero

En esa tesitura se despliega una reflexión sobre el extravío espiritual, sobre el miedo a volver a ser uno mismo y sobre la radical ternura contenida en la idea de un Dios que no abandona. Así las cosas, la película avanza mostrando cómo ambos, desde sus lugares heridos, se reconocen mutuamente como fragmentos de un mismo desgarro, a saber, la imposibilidad de creer sin sentirse indigno, y la imposibilidad de servir sin enfrentarse a la propia fragilidad.

¿De qué va El evangelio de la servilleta?

Laura Lebó

Carmen (Isabel Gómez-Escalonilla), recién enviudada; Luna (Laura Lebó), que arrastra un diagnóstico médico incierto; Pepe (Alberto Mazarro), que vive entre la ironía y la desolación familiar; Alejandro (Mario Pérez-Roldán), joven y luminoso en su fe como Mateo (Alberto González); y el Padre Manolo (José Luis Panero) y Octavio (Alberto Ramos), los dos sacerdotes separados por la culpa y por el silencio se reúnen en torno a una mesa que empieza vacía, entre el humo de un horno y el pálpito de algunas velas.

Laura Lebó, Alberto González, Alberto Ramos e Isabel Gómez-Escalonilla

Lo que parecía una noche tranquila se transforma, con la llegada inesperada de un repartidor misterioso llamado Rafael (Jasón Matilla), en un encuentro que desvela lo invisible donde cada uno recibe justo la palabra que más temía escuchar. Y todo se precipita cuando una servilleta escrita a mano destapa un mensaje imposible, casi evangélico, que ninguno se atreve a negar del todo. A partir de ahí, la historia se ve dominada por un clima de sutil sobrenaturalidad, esa que no exige milagros espectaculares, sino acciones mínimas en las que cada personaje, a su manera, atraviesa un discreto adviento interior.

El evangelio de la servilleta es, en definitiva, un relato navideño sin fuegos artificiales, que con hondura espiritual nos recuerda que la Navidad no es un adorno, sino un encuentro: ese instante en el que alguien vuelve a mirarnos y, de pronto, ya no nos sentimos solos. Una pieza perfecta para ser vista en estas fechas en las que todos buscamos, de un modo u otro, esa voz que nos diga que aún hay sitio para nosotros en la mesa.

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