El día de Navidad dejó este mundo nuestro gran amigo y poeta Aureliano Cañadas, «el que resplandece», exactamente en los días posteriores al solsticio de invierno, cuando el Sol Invicto comienza a elevarse de nuevo y traer la luz y la vida al mundo. Hoy mismo lo hemos despedido en su entierro en Madrid, en una íntima ceremonia a la que han acudido numerosos amigos poetas y escritores de las dos tertulias a las que perteneció, la del Grupo de Poesía del Aula de Encuentros en el Círculo de Bellas Artes y la de «Rascamán», coordinadas respectivamente por Alfredo Piquer y Javier Díaz Gil, así como por sus familiares más allegados. Se han leído algunos bellísimos poemas de sus libros publicados, y hemos glosado su recuerdo. Nos deja una persona de una calidad humana imborrable, pero queda su amplia obra literaria, especialmente poética, para el recuerdo, el estudio y la vindicación. Porque Aureliano Cañadas Fernández (1936-2024) ha sido una de las principales voces de la posguerra española, merecedora de muchos más galardones y reconocimientos que los que tuvo, por parte del estamento literario español y de sus principales representantes. Espero que lo reconozcan en su justa medida. Aureliano, amigo, allá donde estés, en tu Isla de la Nada o en la Arcadia dorada de la que tanto hablábamos en vida, sigue trasmitiendo luz y belleza como lo hiciste con tus versos.
Fallece el poeta Aureliano Cañadas
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