noviembre de 2024 - VIII Año

La ciudad de Barcelona rinde tributo a José María Fonollosa. 4 de junio

El próximo domingo 4 de junio a las 11:00 la ciudad de Barcelona será el escenario del homenaje a una de las figuras más singulares de la lírica española del siglo XX: José María Fonollosa.

José María Fonollosa (Barcelona, 8 de agosto de 1922 – 7 de octubre de 1991), autor perteneciente a la generación de la posguerra, es considerado como uno de esos raros casos de poeta secreto, parecido al de Pessoa o Cavafis ya que su producción literaria permaneció prácticamente inédita entre 1961 y 1990, tres décadas en las que se mantuvo como una presencia voluntariamente marginal, apartado de cualquier circuito literario, pasando desapercibido a ojos del público y de la crítica.

Sin embargo, su obra nos sigue interpelando por la manera en que conforma una suerte de autorretrato múltiple, lúcido y descarnado de la condición humana en el escenario de las sociedades contemporáneas.

Es muy significativo que el libro sucedió a su primera obra, La sombra de tu luz (1945), lleve por título Umbral del silencio (1947), ya que tras él se extienden cuatro décadas en las que no publica nada en España, un silencio interrumpido en 1990 por la aparición de Ciudad del hombre: Nueva York (Sirmio, 1990).

Tras su muerte en 1991 verían la luz dos ediciones, Ciudad del hombre: Barcelona (DVD ediciones, 1996), que consiste en una versión ampliada del libro de 1990 de Ciudad del hombre: Nueva York, y Destrucción de la mañana (DVD ediciones, 2001).

Se sustenta la poesía de J. M. Fonollosa en un verso preciso y claro, con un uso habitual del endecasílabo sin rima, que potencia la rotundidad descarnada de su canto. Fonollosa se resiste a los condicionamientos que impone al individuo la sociedad, ya sean de tipo moral, ético o religioso. Por ello, igual que lo fue su silencio, el verso de Fonollosa es reactivo y de combate. El yo múltiple fonollosiano recorre las calles de Nueva York, La Habana o Barcelona recreando un retrato incómodo del ser humano, incapaz de encontrar acomodo en el mundo. Con una voz singular e insobornable, el poeta se expresa sin trabas, ofreciendo en sus versos un retrato amargo y cáustico de la sociedad actual y por extensión de la propia vida, hecha también de aborrecibles obligaciones y sueños frustrados.

El homenaje tendrá lugar el próximo Domingo 4 de Junio en la sala polivalente situada en el Fossat del mercado de Sant Antoni, gracias a la colaboración entre el Ayuntamiento de Barcelona y la Asociación de paradistas que cada semana dispone allí su tradicional mercado del libro dominical.

Un homenaje imprescindible con el que se pretende divulgar la obra poética de un creador único e irrepetible. El acto, en el que se proyectará un vídeo con imágenes inéditas del propio J. M. Fonollosa, tendrá una duración de dos horas y consistirá en un coloquio a cargo de escritores expertos en la obra del autor; entre ellos amigos y varios editores de su poesía: Daniel Busquets, José Ángel Cilleruelo, Eduard Moga y Anna Pantinat. A continuación una lectura de poemas de Fonollosa en la que a las voces  de los mencionados se unirán las de: Sergio Gaspar, Eduard Sanahuja, Esther Zarraluki, Jordi Valls y Pedro Alcarria. Coordina Montse Ordóñez.

Con esta iniciativa se quiere poner en valor la figura de este poeta insólito y singular, que supo como pocos plasmar con desencantada ironía la realidad de su tiempo, y que sin duda sigue constituyendo una voz de radical vigencia, y necesario conocimiento para el lector actual.

José María Fonollosa murió en Barcelona, en 1991. Sobre su mesa, se encontraron estos versos:

No a la transmigración en otra especie

No a la transmigración en otra especie.
No a la post vida, ni en cielo ni en infierno.
No a que me absorba cualquier divinidad.

No a un más allá, ni aun siendo el paraíso
reservado a islamitas, con beldades
que un libro garantiza siempre vírgenes.

Porque esos son los juegos para ingenuos
en que mi agnosticismo nunca apuesta.
Mi envite es al no ser. A lo seguro.

Rechaza otro existir, tras consumida
mi ración de este guiso indigerible.
Otra vez, no. Una vez ya es demasiado.

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