noviembre de 2025

Tommy, una experiencia psicodélica

El cine de Ken Russell se ha caracterizado por la experimentación. Cuando ha adaptado novelas, como la famosa Mujeres enamoradas de D.H. Lawrence ha impreso su sello, la mirada a los personajes burgueses, sin evitar cierto grado de erotismo en alguna escena polémica, como la lucha, que es casi un acto de amor entre Rupert (Alan Bates) y Gerald (Oliver Reed). Pero también le dio por adaptar la ópera del grupo de rock The Who en la película que comento: Tommy (1975).

El argumento se centra en un muchacho sordo, mudo y ciego, desde que presencia cómo su padre, que ha vuelto de la guerra, es asesinado por su padrastro. El padre, dado por muerto, regresa a casa, se pelea con Frank, el padrastro (de nuevo, Oliver Reed, uno de los actores fetiche de Russell). Este le golpea con una lámpara a aquel causándole la muerte.

Pero este no es el principio de la película: en su afán onírico (toda la cinta refleja un mundo extraño, una especie de sueño) vemos a un hombre en la cima de una montaña, donde el sol le ciega plenamente, luego regresa a casa, donde le espera su mujer, él es militar.

¿Por qué este principio? Porque nos hallamos ante la historia de un niño que queda trastornado por la imagen del padre, que le persigue siempre. La madre (interpretada por Ann-Margret) lo intenta proteger del mundo que lo rodea.

Tommy (interpretado por uno de los líderes de la banda de The Who) es Roger Daltrey, cuya mirada ocupa todas las escenas, donde vamos contemplando su acceso al mundo a través del juego del pinball, que se convierte en el efecto catártico para recuperar su voz, su habla y su vista. Tanto es así, que el personaje es un Mesiás, para muchos, en un in crescendo delirante, donde las drogas funcionan como un espacio de independencia. No hay que olvidar que The Who se caracterizó por romper las guitarras en el escenario:, el grado de paroxismo del grupo está presente en esta delirante historia.

Aparecen en la película otros miembros del grupo, además de pequeños personajes que interpretaron Tina Turner como Acid Queen, Eric Clapton como The Preacher y Elton John como El Pinball Wizard.

El gran actor Jack Nicholson interpreta al médico especialista que verá a Tommy, para poder descubrir qué problema hay en su cabeza, al tiempo que Daltrey mira con aspecto alucinado al médico. Mientras suena la música de The Who, porque toda la película está marcada por ese ambiente onírico que comentaba antes.

En la parte final de la película, cuando Tommy ya no es un líder de masas, puede contemplar el sol de nuevo, como si la película fuera un círculo, que se abre y cierra de la misma manera. El rock del grupo está siempre presente, porque no importa la coherencia de la historia, sino el aspecto alucinado del mundo, la visión de una época, los setenta, que ya había abierto la senda, desde los sesenta, del LSD y de otras drogas. Ya en Easy Rider, vemos ese mundo y Tommy es un fruto de esa experiencia psicodélica de la década.

Ann Margret fue nominada a la mejor actriz secundaria en los Oscar de ese año, aunque ya había ganado el Globo de Oro por ese papel secundario. Ciertamente, la actriz desarrolla un papel esencial, porque es la fuerza motora de ese hijo paralizado por la vida, que empezará a funcionar y a suscitar interés, cuando juegue al pinball.

La película fue censurada en países con alta sensibilidad religiosa, programando la misma para viernes o sábado noche, como si fuera una cinta clandestina. Muchos criticaron su aparente incoherencia, la acusaron de blasfema por plantear a un jugador de pinball como Jesucristo, líder de toda una sociedad, que parece una secta, venerando a un líder.

Tommy es una película controvertida, donde vemos el universo onírico de un niño que sueña con su padre, asesinado por alguien a quien odia, pero además muestra las vulnerabilidades de una sociedad americana que había salido de la guerra de Vietnam bastante herida, por haber perdido la guerra.

Lo más interesante es la música de rock, el rostro de Roger Daltrey mirando el mundo desde su autismo, los ojos de Ann-Margret que contemplan a su hijo, como si miraran a un ser insólito.

Las copias de la película fueron en 35 mm, como si la cinta no pudiera tener un recorrido normal, en un país, los Estados Unidos, estrictamente puritano. La pregunta que podemos hacernos es: ¿Qué representa realmente Tommy a la sociedad de la época? Bajo mi punto de vista es un visionario, que conoce la hipocresía del país más democrático del mundo y lo pone en tela de juicio. Es, sin duda, el trasfondo de la historia, una crítica ácida a un país que es omnipresente, para bien o para mal, en todas las decisiones mundiales.

Ken Russell se aleja de la elegancia que supuso Mujeres enamoradas, filmada en 1969, donde representaba a una sociedad inglesa, también hipócrita y ociosa, para hacer lo mismo, pero de una forma más enloquecida, con Estados Unidos. Quizá lo que quede para la historia es la mirada de Roger Daltrey, un actor ocasional, que nos recuerda un poco al Malcolm McDowell de La naranja mecánica, seres inadaptados en un mundo cruel.

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Archivo Entreletras

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