Avelina Prat, quien debutó en la dirección con Vasil, presenta ahora Una quinta portuguesa, una hermosa historia llena de nostalgia que reconforta al espectador haciéndole creer que aún es posible la reconciliación con la naturaleza.
La cinta se estrena en España el 9 de mayo tras su paso por la Competición Oficial del Festival de Málaga y del festival bonaerense BAFICI, donde conquistó a prensa y público.
Con su estilo tan personal, Avelina Prat pone en esta película su sello autoral para recrear una trama enigmática llena de suspense: la de alguien que, huyendo de una realidad que le desborda, encontró el paraíso en la tierra y se vio acogido por él.
La fuerza actoral de la portuguesa Maria de Medeiros y del español Manolo Solo hacen de esta historia de huida y redención una auténtica delicia en la que la exaltación de los valores de autenticidad no le quita un ápice de atractivo a lo que en ella se cuenta.
En palabras de la propia directora:
«Tenemos una vida concreta, una sola… Y, sin embargo, nos sentimos fascinados por otras vidas. Vidas de personas que conocemos, o que nos cuenta la literatura, el cine… ¿Podemos cambiar lo que nos toca vivir? Luchar contra el pasado, dejar atrás todo… ¿Es posible vivir otra vida? ¿La vida de otro quizás? Es una idea atractiva».
Para ello, la localización del nuevo sitio es primordial, y esto sólo se encuentra por casualidad. Al menos en el cine.
En Una quinta portuguesa, se dan cita tres personajes de diferente nacionalidad y condición, los tres están llenos de angustia de vivir vidas que no han elegido y eligen abandonarlas. Y es a partir de estas identidades tan alejadas entre sí, una joven ucraniana, una mujer madura portuguesa y un hombre español muy apaleado, donde se pone de relieve la búsqueda personal de cada uno, lo que constituye su esencia compartida.
