octubre de 2024 - VIII Año

Hué, capital imperial

JardinesEl tiempo nunca es suficiente cuando estamos explorando el mundo. Para los viajeros de profesión, o por afición, se hace complicado establecer un itinerario óptimo para ver y conocer todo lo que se desea de un lugar, ya sea un país entero o simplemente una ciudad. Los descubrimientos se multiplican a medida que pasan los días y caminamos las calles, cuando conocemos a otros exploradores y recibimos nuevas recomendaciones o cuando los lugareños nos invitan a ir más allá de nuestra ruta ya trazada. Es así como diez días en Vietnam se transforman en veinte cuando entendemos que ningún rincón debería pasarse por alto. Y sigue sin bastar. De Saigón a Hanoi hay mucho por ver, y en esa ruta de ascenso nuestro viaje nos lleva a hacer un alto en Hué, una pequeña y animada urbe donde conviven el ritmo acelerado de la modernidad y el progreso junto al pausado deterioro de las ruinas de un pasado imperial.

Palacio RealPalacio RealHué es por su ubicación un lugar de encuentro y de paso casi obligado para muchos. Situado en el centro del país, muy cerca de la costa, es también punto de salida de autobuses que cruzan la frontera hacia Laos y escala en mitad de las rutas del eje Norte-Sur. Pero, además, Hué fue la capital del país en el pasado, durante el reinado de la Dinastía Nguyen en Vietnam, desde principios del siglo XIX y hasta 1945, justo cuando el último emperador abdicó en favor del Gobierno Comunista de Ho Chi Minh y se trasladara la capital a Hanoi. Hoy es un destino turístico recomendado y se podría decir que imprescindible para quienes desean conocer la historia de Vietnam.

Torre de la BanderaTorre de la BanderaLlegamos en autobús a Hué desde Hoi An ya de noche, en busca de nuestro hostal y algo para cenar. Afortunadamente, como ocurre en muchas otras ciudades de Vietnam, todo abre hasta tarde y siempre es posible encontrar buena comida (más allá de la típca sopa o Pho o el siempre a mano bocadillo vietnamita, conocido como Bành Mi) e incluso algún lugar donde terminar la noche compartiendo e intercambiando notas de viaje con otros mochileros. Por la mañana pondremos rumbo hacia la Antigua Ciudad Imperial, residencia de la última familia real, que se encuentra separada del centro más concurrido de Hué por el río Perfume que divide la ciudad en dos. La que fue ciudad prohibida, y espacio de ceremonias y celebraciones imperiales hace un siglo, es hoy el principal atractivo turístico de Hué: una ciudadela amurallada, con un perímetro de unos 10 kilómetros, dentro de la que encontramos palacios, portales, templos, pabellones, teatros y todo tipo de estancias, jardines y edificios que son una auténtica joya arquitectónica, de estilo japonés e influencias chinas, que hoy todavía continúa en restauración tras los ataques sufridos durante las guerras del siglo pasado. Las cicatrices de los ataques perduran pero la majestuosidad del lugar es imborrable.

Portal CiudadelaPortal de la CiudadelaDebido a sus dimensiones, visitar la ciudadela nos llevará el resto del día, especialmente si queremos disfrutar del espacio, adentrarnos en sus laberínticos jardines y tomar fotografías. Merece la pena perderse en mitad de la historia por unas horas. Al acercarnos desde lo lejos contemplamos una mole de piedra desde la que ondea la bandera de Vietnam en lo alto. La Torre de la Bandera (o Cot Co) preside la entrada principal o Puerta del Mediodía (Ngo Mon), que tras cruzarla nos premia con la imagen del Palacio Real. Lo primero que veremos serán sus jardineras de flores de lado a lado y sus pequeños árboles, de ramas desnudas en la época de sequía, rodeando los estanques llenos de peces que se sitúan justo delante del edificio. Cruzamos el puente Trung Dao y el vasto espacio en el que en otro tiempo se celebraron coronaciones y recepciones reales. El viaje solo acaba de empezar.

Puente sobre el foso Entrada a la Ciudad ImperialPuente de la Ciudad ImperialContinuamos nuestra inmersión en el Recinto Imperial (o Dai Noi) maravillados de la belleza de la arquitectura japonesa, de amplios salones abiertos por el frente, con muebles y figuras de madera maciza y explosiones de detalles dorados, violeta y rojos intensos. El trono, completamente de oro, y las estancias reales son lugares acordonados, donde la fotografía no está permitida y donde se exige el mismo respeto que el esperado en un templo. Avanzamos hacia la Ciudad Púrpura Prohibida, una de las más castigadas por el deterioro, y vemos que más allá de este primer recinto se esconde un amplio jardín que se extiende casi hasta el fondo de la ciudadela. Abandonando la atmósfera imperial, ponemos rumbo hacia este inmenso parque flanqueado por sendos pabellones de puertas y techos rojos que parecen no tener fin. Atravesamos arcos y portales de piedra con ornamentaciones en colores vivos pero desgastados por las batallas contra el enemigo y el paso del tiempo, y descubrimos pilares y muros derruidos en los que aún se aprecian detalles decorativos. A los lados de la explanada encontramos el Teatro Real y el Salón de lectura, dedicados a exposiciones en la actualidad, así como más casonas con estancias amuebladas cuyo interior permanece aparentemente intacto e inhabitado.

Templo de las Generaciones2Templo de las GeneracionesEl camino se extiende y rodea toda la ciudadela. Nos vamos encontrando portales y murallas que encierran nuevos jardines y templos escondidos. En ocasiones nos es necesario hacer uso del mapa, ya que al dejarnos llevar por nuestros pasos y nuestra curiosidad perdemos la noción del espacio y del tiempo. Aparecen ante nuestros ojos nuevos edificios, rodeados de estanques artificiales cruzados por puentes de piedra y jardines chinos de detalles cuidados que contrastan con otros espacios verdes prácticamente silvestres o abandonados. Antes de abandonar la Ciudad Imperial y su serenidad, visitamos el Templo de las Generaciones, construido para rendir homenaje a los antepasados de la dinastía Nguyen, uno de los más impresionantes por su arquitectura y el mejor conservado al haber permanecido casi intacto durante la guerra.

El día ha rendido pero la caminata ha sido larga. En Hué aún quedan lugares por visitar, como las Tumbas Imperiales, en especial la del Emperador Khai Dinh con sus guardianes de piedra a la entrada, o la Pagoda de Thien Mu, a orillas del río Perfume. Para los más curiosos, el misterioso parque acuático abandonado Ho Thuy Tien a las afueras de la ciudad es otra cita interesante, hoy frecuentado por mochileros y cada vez más popular entre los turistas. Nuestro paseo continuará mañana con el cuerpo descansado y la batería de nuestra cámara recargada.

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Archivo Entreletras

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