TRIBUNA ESPECIAL ‘AL FILO DE LA PANDEMIA’
Sin duda todos tenemos muchas ganas de recibir buenas noticias. Solo así se comprende la ola de euforia desatada por el anuncio de la farmacéutica estadounidense Pfizer según el cual la vacuna que esta desarrollando junto con la empresa alemana BioNtec, tendría un 90% de efectividad. Los medios lo han colocado en sus cabeceras y portadas, las Bolsas de todo el mundo han experimentado fuertes subidas (entre ellas las de las compañías implicadas), el director general de la OMS, Tedron Adhanom, ha asegurado que eso permitiría iniciar la vacunación a partir del próximo marzo y el ministro de Sanidad español, Salvador Illa, ha afirmado que “a principios de enero se podrá empezar con este proceso de vacunación”.
Sin embargo, expertos independientes han recomendado cautela. Primero, porque es un anuncio de parte, no ha sido publicado en ninguna revista científica y se ignoran detalles importantes, por ejemplo, la edad de las personas inmunizadas. Segundo, porque los casos donde la inmunidad ha sido estudiada son todavía pocos (94). La propia empresa ya ha dicho que continuará los ensayos hasta tener 164 por lo menos, algo que llevará de 30 a 60 días. Tercero, porque el periodo de tiempo desde la primera dosis es todavía muy corto (28 días) y hay que comprobar la efectividad durante plazos más largos. Cuarto, porque la empresa ha dicho que su capacidad de producción actual es pequeña, 50 millones de dosis, que servirían para inmunizar solo a unos 25 millones de personas, si bien prevé aumentarla hasta los 1.300 millones de dosis durante el próximo año. Quinto, porque, según se ha informado, esta vacuna requiere ser almacenada a menos 80º C, y los refrigeradores habituales solo alcanzan hasta menos 20º C. Todo ello sin contar con los formidables problemas logísticos y de personal que supondrá su adquisición, distribución y administración.
De la decena de vacunas que según la OMS se encuentran en la última fase del ensayo clínico, una de las más avanzadas es la desarrollada por la Universidad de Oxford y la empresa AstraZéneca, que ha demostrado su efectividad en diversos tramos de población, y cuya producción acaba de comenzar en Australia. De ella, España, a través del consorcio organizado por la Unión Europea, ha encargado 31,5 millones de unidades y hasta hace dos días se estimaba que podría empezar a vacunar en mayo.
Por tanto, aún falta tiempo hasta que lleguen las primeras dosis y todavía más hasta que la vacunación de la mayoría de la población sea un hecho. Sin duda, lo conseguido hasta ahora representa un logro formidable. Nunca antes tantos científicos de tantos países habían cooperado tan rápida y estrechamente en busca de un resultado común. Sin embargo, como ha advertido el presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, el exceso de optimismo no debería hacernos bajar la guardia. Durante los próximos meses deberemos seguir enfrentando el virus con medidas reforzadas de salud pública y de protección individual. No hay otro camino.