noviembre de 2025

PALOMITAS DE MAÍZ / El cine español salda su deuda: Marta Fernández-Muro, Premio Feroz de Honor 2026

¡Mis queridos palomiteros!

Hay intérpretes que atraviesan la historia del cine como un destello fugaz y otros que, con una discreción encomiable, acaban cincelando la esencia misma de su tejido. Marta Fernández-Muro pertenece a esta segunda estirpe: la de las presencias que apuntalan escenas, que insuflan vitalidad a las tramas y que, sin la necesidad imperiosa del protagonismo, dejan una huella indeleble en la memoria del espectador.

Por todo ello, se entiende que la Asociación de Informadores Cinematográficos de España (AICE) subraye ahora esa trayectoria luminosa y constante otorgándole el Premio Feroz de Honor 2026, un galardón que recogerá el 24 de enero en Pontevedra y que no se presenta como un homenaje tardío, sino como la ratificación inapelable de una evidencia. Desde hace décadas, su participación aporta una impronta personalísima al panorama cinematográfico español.

Fernández-Muro fue uno de los rostros que singularizó el cine de los ochenta, una robaescenas nata, capaz de eclipsar sutilmente incluso a los titanes con los que compartía plano. Y, sin embargo, sería injusto reducir su valía a la vis cómica que le proporcionó popularidad. Detrás de cada personaje está una intérprete auténtica de una hondura infrecuente.

Por otro lado, su biografía está jalonada de episodios que parecen extraídos de un relato generacional: adolescente “insólita” en los años sesenta, se encontraba entre las jóvenes que abarrotaron Las Ventas para ver a los Beatles. Incluso el NO-DO fijó su rostro como símbolo de aquella juventud “enloquecida” que esperaba a los británicos en Barajas. Con ese mismo espíritu inquieto emprendió sus estudios teatrales -casi por azar, tras un anuncio en el periódico- en una escuela donde predominaban maestros argentinos. Allí, bajo la tutela del inolvidable actor argentino Martín Adjemián, constató que lo suyo no era un capricho pasajero sino vocación pura.

Y fue el maestro Ricardo Franco quien le brindó su primera oportunidad en el cine y, desde entonces, Marta se convirtió en esa secundaria de lujo que se come la cámara, una fórmula que en su caso no es un tópico manido, sino una definición fehaciente. Por fortuna, huyó pronto del encasillamiento: tras brillar —quizá demasiado— como monja en Los restos del naufragio (Ricardo Franco, 1978) decidió cruzar el Atlántico para estudiar en Nueva York con dos renombradas maestras de la interpretación: Uta Hagen y Geraldine Page. De ese fructífero aprendizaje cristalizaría su estilo definitivo.

Su carrera teatral, por su loado, progresa con idéntica solidez: trabajó con referentes como Nuria Espert, Miguel Narros o Adolfo Marsillach, y llegó a invertir todos sus ahorros cinematográficos en materializar Un pasado en venta (La Casa de la Portera, 2013), un monólogo de acusado carácter dirigido por Pilar Massa.

Marta Fernández-Muro y José Luis Panero

Pero es en el cine donde su filmografía adquiere una dimensión casi enciclopédica: de La colmena (Mario Camus, 1982) a Laberinto de pasiones (Pedro Almodóvar, 1982), de La ley del deseo (Pedro Almodóvar, 1987) a La comunidad (Álex de la Iglesia, 2000), de Volver a empezar (José Luis Garci, 1982 ) —aquella película de Garci que hizo historia en los Oscar— a ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este? (Fernando Colomo, 1978). Además ha trabajado con Iván Zulueta, cuyo hipnótico Arrebato (1978) la conecta emocionalmente con el espíritu de los Feroz que ahora la celebran.

A esta trayectoria audiovisual se suma su presencia constante en televisión -desde Cajón desastre (Rafael Herrero, 1988-1991) o Farmacia de guardia (Antonio Mercero, 1991-1995) hasta Periodistas (Creada por Daniel Écija y otros, 1998-2002), Seis hermanas (Creada por Ramón Campos y Gema R. Neira, 2015-2017), Supernormal (Emilio Martínez-Lázaro, 2021-2023) o Sin gluten (Araceli Álvarez de Sotomayor, Vicente Villanueva y Fernando García-Ruiz, 2025)- y una sólida faceta literaria: los libros de relatos Niñas malas (Huerga y Fierro, 2009) y Azogadas (Huerga y Fierro, 2011), y la novela La cabeza a pájaros (Niños gratis, 2020).

Con este Feroz de Honor, Marta Fernández-Muro se incorpora al prestigioso elenco de figuras imprescindibles: Mónica Randall, Victoria Abril, Rosa María Sardà, José Sacristán, los hermanos Gutiérrez Caba… y cineastas como Almodóvar, Cuerda, Saura o Cecilia Bartolomé. Todos ellos representan un modo de entender la creación artística donde la autenticidad y la verdad escénica son más valiosas que la grandilocuencia.

Fernández-Muro recibe ahora un reconocimiento que celebra no solo su excelente oficio, sino su filosofía de vida en él: con sencillez, con inteligencia y con una autenticidad que rara vez ha necesitado de los focos principales para resultar patente.

¡Muchas felicidades!

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