noviembre de 2024 - VIII Año

Sobre ‘La agonía de Francia’ de Manuel Chaves Nogales

Manuel Chaves Nogales fue un periodista y escritor, nacido en Sevilla en 1897 y muerto en Londres en 1944. Hijo de una familia de clase media ilustrada de la capital hispalense, estudió filosofía y letras y periodismo, estudios que simultaneaba con sus crónicas periodísticas a las que se asomó desde muy joven. Se casó joven, en 1920. La pareja decidió pronto marchar a Córdoba y luego a Madrid, lugar donde los horizontes del periodismo ofrecían más oportunidades que en Andalucía. Corría ya el año 1925. Fue corresponsal del Heraldo, en París, y en otros periódicos y revistas literarias, como Estampa o la Gaceta Literaria, y a través de algunas tertulias se asomó al mundo de las letras, llegando a ser redactor jefe en varios órganos. En 1927 entra en la masonería con el pseudónimo de Dantón. Su interés por los asuntos europeos le lleva a visitar Rusia y a escribir varias narraciones sobre el régimen de ese país.

Como escritor publicó varios ensayos, biografías y libros de viajes. Ganó ya en 1928 uno de los premios más prestigiosos del periodismo español. En 1928 le fue otorgado el premio “Mariano de Cavia” por un reportaje sobre la primera mujer piloto que cruzó el Atlántico.

Se considera hoy, con perspectiva, uno de los mejores cronistas de la época, tanto durante el periodo de la Dictadura de Primo de Ribera, como del período republicano. Es reconocido su oficio de periodista y su objetividad, siendo durante esos años un testigo de cargo y un formidable analista en la interpretación de los acontecimientos políticos que se sucedieron en España.

La “Agonía de Francia” es un ensayo sobre el sorprendente hundimiento de Francia ante la invasión alemana. Está contemplado desde París, donde se había exiliado con su familia en noviembre de 1936. Vistos los acontecimientos acaecidos en Madrid con motivo del golpe militar que desembocó en la guerra civil, decidió abandonar la capital en noviembre de ese año. Era un momento en que la capitalidad de la República había recalado en Valencia. En esos momentos ya habían transcurrido los graves acontecimientos de los asaltos a los cuarteles y el enconado asedio a la capital. Aún fue testigo de los primeros momentos en que la capital se convirtió en un baño de sangre.

Llegado a París continuó ejerciendo su labor periodística para periódicos franceses y de América. Su labor periodística se puso al servicio de los republicanos españoles que, poco a poco, iban llegando a la capital. Visto el cariz que tomaban los acontecimientos, ante la inminente entrada de los alemanes en la capital, y sabiéndose en el punto de mira de la Gestapo, decide abandonarla para dirigirse a Burdeos. Esa ciudad francesa era para muchos un punto de evacuación hacia otros destinos. Desde allí Chaves Nogales planeó su salida hacia Londres, en donde acabó recalando con los suyos.

La obra de “La agonía de Francia” (Editorial El esteroide, 2010) junto con la de Herbert Lottman, constituyen los dos testimonios más precisos de lo ocurrido en esos años, en que Alemania ocupó Francia sin gran esfuerzo militar. Cuenta en este breve ensayo la sorprendente calma chicha en que se encontraba París en esos momentos, y la insólita respuesta militar de Francia, confiando en que el esfuerzo emprendido en los años anteriores era suficiente para resistir el embate. Todas las perspectivas de su defensa descansaban en las inversiones realizadas en la Línea Maginot, sin reparar en la fortaleza, el equipamiento y la pericia de las tropas alemanas.

El tratado de Versalles no había impedido el rearme del ejército. La subida al poder de Hitler fue el golpe definitivo. En un sorprendente desenlace político, el nuevo dirigente decidió la disolución y quema del Parlamento alemán. Esto provocó el disparó definitivo que desembocó en el conflicto armado. La ascensión del nuevo régimen dio alas a la revancha de Alemania y a estimular el interés expansionista. Este proceso de militarización de Alemania fraguado a fuego lento resultó imparable a pesar de los incesantes esfuerzos diplomáticos de las cancillerías europeas por ponerle límites. El desencadenamiento de las hostilidades no tardó en producirse.

El análisis de Chaves Nogales sobre Francia y singularmente del ambiente de su capital en esos momentos, motivó esta crónica en forma de ensayo. Desde que llegó el autor a París, recogió el análisis social y la valoración de las respuestas de los diversos agentes políticos en la evolución de los acontecimientos que acabaron culminando en la debacle. Los escándalos políticos de corrupción como el caso Stavisky contribuyeron a aumentar la desafección por la política y los políticos, y el fracaso del gobierno del Frente Popular de León Blum a pesar de las medidas sociales aprobadas no contribuyó a estabilizar la situación política. El clima social y político empeoró.

La desidia en las filas del ejército se instaló como una constante la moral baja y la pérdida de los valores tradicionales. Mientras tanto, los mandos, poco comprometidos con la defensa de la democracia, y mal preparados, acabaron por dislocarlo. Dice el autor, que iban con una guerra de retraso en su formación, disciplina y conocimientos, estando sumidos en medio de un clima de claudicación. Tan solo la Iglesia recuperaba en esos instantes su influencia en el país.

No escapa a su mirada el análisis de la ideología y el comportamiento de los parisinos en general, y algunos colectivos en particular, deteniéndose en el análisis del PCF, que fiel al pacto firmado entre Hitler y Stalin decidieron cuanto menos inhibirse. Ese comportamiento de bajar los brazos, supuso dejar de lado los intereses de Francia frente al compromiso de partido. Esta estrategia tejida en el Komintern marcará la política de los comunistas franceses desde el momento de la invasión alemana en 1940 hasta la entrada de las tropas del III Reich en el territorio de Rusia, en junio de 1941.

Marcó también su análisis la incesante sucesión de hechos históricos. La anexión de Austria y los Sudetes, la invasión alemana de Checoslovaquia y la dolorosa desmembración de Polonia, por ambas potencias, en 1939, que puso punto final a la paz y al status quo internacional.

El análisis político del autor es muy ácido. El bajo apoyo civil de la sociedad francesa y su desconfianza, cuando no la distancia abismal, con sus dirigentes políticos, fue lo que condujo al fracaso. En este punto es donde el autor centra su crítica y donde se encuentra ante la sorpresa de que ese escaso o nulo apoyo, abrió el camino al desastre.

El autor no escatima en el análisis la pobre respuesta en función de la composición social de la sociedad francesa, deteniendo su mirada en todos los estamentos desde los aristócratas, los intelectuales, los políticos de diverso signo y el análisis y comportamiento final de las masas. En este proceso, el autor alberga la convicción de que los franceses no pusieron el empeño necesario en la defensa de la democracia y las instituciones, y que éste fue el talón de Aquiles del hundimiento del país, independientemente de los errores de la estrategia militar. La penetración e injerencia de Italia y Alemania en los medios políticos, periodísticos y sociales era incesante. Todo eso había debilitado al gobierno hasta colocarlo en una situación de postración incapaz de armar cualquier resistencia frente a la actitud hostil de las potencias vecinas.

No es de extrañar que la salida a Londres del general Degaulle fuera la única ventana que se abrió para que, con el tiempo necesario, y con mucho esfuerzo se pudiera dar la vuelta a la situación político-militar. Todo ese impulso costó años, recursos y muchas vidas. Pero ya esta segunda parte apenas pudo vislumbrarla Chaves Nogales porque murió en Londres en 1944.

Son considerables los registros que atesora éste autor en los que condena a los totalitarismos de cualquier signo como causa de los males de ese siglo XX. Han quedado recogidas en sus obras las tristes páginas de los sucesos derivados de la revolución de Asturias. En esa crónica colaboraron otros dos periodistas de prestigio, Josep Pla, y José Díaz Fernández, que siguieron los acontecimientos recogiendo el proceso detalladamente. Chaves Nogales también referenció en varias de sus obras los sangrientos sucesos del frente en un Madrid acosado por las tropas sublevadas en su empuje hacia la capital de la República.

Para Chaves Nogales los totalitarismos tenían rostro conocido. El fascismo y el comunismo imperantes en Europa estaban empeñados en repartirse el continente, y en medio de esos parámetros, se encontraron atrapadas las sociedades de aquel momento. Esa “dolce far niente” parisina, no obstante, le sumió en el asombro. Así quedó recogida su perplejidad en el texto.

París la capital de los derechos del hombre, la patria de la libertad y el refugio y asilo de intelectuales y artistas, el referente en el mundo de la democracia había caído, se había rendido sin pegar un tiro. El proceso de llegada al poder de Petain fue recogido en la crónica como un verdadero golpe de Estado. Y el fenómeno se producía cuando cientos de miles de personas de España y de otros países habían encontrado refugio y una nueva vida en ese espacio que era esa Francia de acogida. Una Francia que se había constituido en la fortaleza de la defensa de los valores que muchos habían considerado como referentes en la historia.

Su propia experiencia personal de intentar permanecer para colaborar en la resistencia y en defender esos valores ante la nueva situación sobrevenida, se vieron inmediatamente revocadas ante la confirmación de que la delación iba a ser la inmediata respuesta a sus intenciones, y que ésta estaba esperándole.

Amigos y allegados le advirtieron que estaba señalado. Solo le quedaba una opción viable que era exiliarse de nuevo. Así, desde la barandilla de un contratorpedero británico, saliendo por la desembocadura del Garona, vio perderse en la línea del horizonte la tierra que siempre había admirado.

Su experiencia en los viajes realizados y las vivencias de los sucesos acaecidos durante la Segunda República Española, de los que fue testigo y cronista, le daban alas para formalizar un análisis aventajado. Hay que anotar que la política española de los últimos años no estuvo exenta de sobresaltos y que la conspiración para acabar con ella, había tenido episodios muy críticos y habían ilustrado lo suficiente al autor como para evaluar con precisión la dramática situación en que se encontraba Francia. Supo, por ello, diagnosticar pronto que la nula resistencia de la población, acabaría por colapsar el país, dando como consecuencia un suicidio colectivo, un fatal desenlace, que luego costaría mucho esfuerzo revertir.

El filólogo, escritor y político, Xavier Pericay, que prologa el texto de Asteroide, considera a Chaves Nogales como un testigo clave de la época, con la trascendencia y la profundidad de otros coetáneos, como Albert Camus o George Orwell.

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Archivo Entreletras

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