julio de 2025

‘La función de la ideología (Por qué los pobres votan a los partidos de los poderosos)’, de Felipe Aguado Hernández

La función de la ideología
(Por qué los pobres votan a los partidos de los poderosos)
Felipe Aguado Hernández
Editorial Popular, Colección Sociologías, 2025

A medida que iba leyendo el libro de Felipe Aguado, La función de la ideología, todo me iba recordando los versos del poema de Miguel Hernández Eterna sombra. Es el último poema del autor, escrito en la prisión de Ocaña, unos días antes de su muerte.  Creo que ese recuerdo se me presentaba porque respondía a la impresión (valoración) que tuve en mi primera lectura del poema de Miguel: entendí que, como en toda su obra, el poeta, además de ofrecernos un sentimiento de inmensa soledad y hondísimo dolor, nos estaba proponiendo cual es la misión del intelectual comprometido en su mundo, tanto entonces (1941) como ahora.

Esa misión es, con casi palabras del propio autor, la de fabricar rayos de luz (con su ciencia, con su investigación, con su pensamiento) que puedan combatir la oscuridad, tanto individual de las personas, como colectiva de las sociedades, que viven inmersas en las ideologías alienantes, así como abrir caminos de esperanza, encontrar vías, soluciones. Encontrar los lugares y los modos para salir de dicha oscuridad.

Así dice el poeta:

Precipitado en la sombra me veo…
Carne sin norte que va en oleada
Hacia la noche siniestra, baldía.
¿Quién es el rayo de sol que la invada?
….
Sólo el fulgor de los puños cerrados,
el resplandor de los dientes que acechan,
dientes y puños de todos los lados
más que las manos, los montes se estrechan.

Miguel encuentra la luz, la salvación en la lucha liberadora (“la lucha de clases”, nos dirá Marx de la mano de Felipe a lo largo del libro). El fulgor de los puños cerrados …que ha de ser universal, dientes y puños de todos los lados, para conseguir lo que parece imposible. Que los montes, como obstáculos, se estrechen, se hagan aún más pequeños que las manos.

Miguel entiende que el papel del poeta, del intelectual en esta lucha consiste en descubrir, en estar atento a los problemas de su tiempo:

Soy una abierta ventana que escucha
Por dónde va tenebrosa la vida …

Y convertirse a sí mismo en ese necesario rayo de luz que ofrezca soluciones, porque…

… Si por un rayo de luz nadie lucha
Nunca ha de verse la sombra vencida …

A mi entender, este mismo profundo recorrido poético, filosófico, intelectual y humano de Miguel Hernández, es el que ha hecho Felipe Aguado en el presente libro de La función de la ideología.

En la primera parte del libro (caps. I y II), realiza un exhaustivo estudio de la obra de K. Marx, buscando a través de todos los textos del autor, y de otros filósofos, la elaboración completa del concepto de ideología, sus causas y consecuencias. Es un extraordinario trabajo de investigación e interpretación de los textos. Extremadamente laborioso por la dificultad que entrañan los propios textos y porque el concepto de ideología lo va elaborando Marx a lo largo de toda su obra y de toda su vida.

El profesor Aguado hace un dificilísimo y meticuloso trabajo, poniendo orden en los textos y haciendo una síntesis de todos ellos, para poder establecer el concepto marxiano de “ideología” en toda su complejidad, así como la propia extrapolación que el autor hace con el de “alienación ideológica”. Con su extraordinaria capacidad de síntesis y su demostrada capacidad didáctica -esta vez más que nunca- ha transformado la enorme complejidad filosófica del autor en una explicación asequible y cercana a los lectores de nuestros días.

El resultado es una visión demoledora. La ideología dominante, la de las clases dominantes, lo impregna absolutamente todo. Todos los aspectos y todas las dimensiones de nuestras vidas y de nuestras sociedades, porque reside en las bases de las mismas, es lo que configura la naturaleza propia de las sociedades capitalistas: la alienación económica. Con todos los elaborados conceptos que la configuran: plusvalía, fetichismo de la mercancía, apropiación indebida, dominación en suma …

Es entonces cuando se siente esa inmensa sensación de oscuridad que hace decir a Miguel Hernández:

Precipitado en la sombra me veo, (como individuo) y
Carne sin norte que va en oleada… (como sociedad).

Más adelante, en el Cap. III, el profesor Aguado investiga, analiza y define los instrumentos de la “alienación ideológica”, a través de los cuales se establecen y se difunden como verdaderos, en nuestras mentes y nuestras vidas, esos complejos sistemas de valores y actitudes que, en principio, son contrarios a cualquier lógica humana: El Estado, las empresas, las religiones, la educación, los medios de comunicación de masas …Aquí se abre el sentido del subtítulo del libro por qué los pobres votan a los partidos de los poderosos. Es esa dominación y alienación ideológica la que se apodera de las mentes y corazones y nos hace acomodarnos en la sombra y comulgar con las ideas y valores de las clases sociales dominantes, hasta el punto de respaldar sus propuestas políticas, contrarias a los intereses de la mayoría de los ciudadanos.

Igualmente, este trabajo es minucioso, denso y detallado con todas las aportaciones hechas por filósofos marxistas y no marxistas contemporáneos al concepto de alienación e inferidas al de alienación ideológica. Y, de nuevo, el lector siente el aldabonazo de la oscuridad, la sensación de estar dominados hasta el infinito, hasta el más íntimo rincón de nuestra mente y de nuestra identidad.

Sentimiento que también Miguel Hernández ha expresado:

Fuera, la luz en la luz sepultada.
Siento que sólo la sombra me alumbra.

Creo que ésta es una potente imagen poética para definir la alienación ideológica (sólo la sombra me alumbra)

Sólo la sombra, sin astro, sin cielo,
Dentro del aire que no tiene vuelo…
Falta el espacio, se ha hundido la risa
Ya no es posible lanzarse a la altura …

De la misma forma que Miguel, el lector siente la magnitud del problema: “es demasiado complejo”, “es demasiado universal”.

Los siguientes capítulos del libro van encaminados a terminar de perfilar el concepto de “alienación ideológica” y su lucha contra ella, a través del aprovechamiento de las aportaciones cercanas de la filosofía contemporánea: marxismo clásico, crítico, humanista, neomarxismo, existencialismo, la Escuela de Frankfurt, el posmodernismo, la sociología, …Ya Marx nos había dicho que toda alienación se combate desde la lucha de clases, lo que Felipe ratifica y adapta.

Pero, a estas alturas de la lectura, es imperioso saber ¿por qué? ¿Por qué hay que luchar?. ¿Por qué hay que cambiar la sociedad y la vida tal y como están estructuradas? Y, sobre todo, ¿De dónde sacar fuerzas, motivación …?  Creo que es aquí donde reside la más valiosa aportación del libro. Felipe nos da las razones de esa lucha, en principio difícil y desmesurada. Ya en el Cap. II nos ha llevado, y de nuevo ahora nos conduce hacia una visión del ser humano, de la persona, hacia una antropología, escondida en los textos marxianos, y rescatada de ellos, y continuada en la filosofía contemporánea. Una persona en cuyo ser se encuentra por definición la utopía, tan dialéctica como la propia naturaleza humana, que se ha ido haciendo, y continúa haciéndose, en la necesidad de superación, de lucha contra la adversidad, y que se distingue como el anhelo de ser mejor, justo e igualitario.

¿Y cómo definir ese anhelo, esa búsqueda de un mundo nuevo? Para responder a estas preguntas el autor va a iniciar en el último capítulo del libro, un interesantísimo diálogo con todos los filósofos (marxistas y no marxistas) relevantes de nuestro tiempo. Y todos van a ir aportando elementos para perfilar, definir ese concepto de utopía como el anhelo implícito en el ser humano de la esperanza en un mundo mejor.  Mundo mejor que se va haciendo poco a poco, que va llegando, que es, aunque todavía no es, pero que lo será por el continuo esfuerzo de los seres humanos en sus continuadas luchas de liberación.

Este capítulo entraña también un trabajo excepcional. De nuevo difícil y extraordinariamente sintético. Felipe “entrevista” a todos los filósofos contemporáneos y les va preguntando y haciendo decir lo que, algunos sin proponérselo, entienden por cómo luchar contra la alienación.

Es como si el autor fuera buscando ese finísimo hilo de oro, enmarañado en un inmenso trigal, y tirando de él, sacarlo a la luz y poder tejer entonces ese inmenso tapiz de la esperanza y la utopía:

Ese rayo de sol que en la lucha
Siempre deja la sombra vencida …

Felipe Aguado nos ofrece en su La función de la ideología un libro riguroso, científico, filosófico, que, sin duda, supone una gran contribución a la historia de la Filosofía. Su obra es prácticamente un compendio de toda la filosofía crítica contemporánea, de los siglos XIX y XX. Por ella desfilan todos los grandes pensadores, y, sin embargo, no es un trabajo “erudito”, aunque bien podría serlo en su buen sentido, a juzgar por la intensidad de los estudios. Y no son estudios “pegados” unos a otros como en una vulgar historia del pensamiento, sino entrelazados en una “totalidad” de sentido.

 Es, al mismo tiempo, un trabajo “militante”. Hecho desde el compromiso diario y para la militancia. Destinado a todos los que están implicados en la transformación del mundo que les ha tocado vivir.

El profesor Aguado, en esta obra, como en todas las suyas, y en su propia vida, cumple holgadamente la función de intelectual que nos proponía Miguel Hernández. Filósofo comprometido con la realidad de su tiempo, ha analizado el problema y ha buscado y propuesto soluciones. Como buen profesor ha escrutado intrincadísimos textos filosóficos para poder explicarnos que la Utopía y la Esperanza no son sólo anhelos o sentimientos individuales de algunas personas (como normalmente se suelen entender), sino que tienen una arraigada fundamentación racional, profundamente asentada en el pensamiento filosófico actual.

Y consigue presentarnos un libro luminoso, esclarecedor. De lectura fácil (yo diría “facilitada”) y rápida, no pesa en ningún momento. Mantiene el interés, como todas las grandes obras, hasta el final. Entonces el lector descubre que … algún día … sí se puede dejar la sombra vencida.

Todos los que leamos este libro nos sentiremos deudores de él. Gracias, Felipe.

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