abril de 2024 - VIII Año

‘Monólogos / Monologues’ de José Elgarresta

monologos‘Monólogos / Monologues’
(Edición bilingüe español e inglés)

José Elgarresta
Ed. Alacena Roja, 2018

José Elgarresta es sin duda una de las voces fundamentales de nuestra poesía contemporánea. En su dilatada trayectoria como poeta (también tiene obra narrativa), cuenta en su haber con más de veinte libros de poesía publicados, entre los que podemos citar títulos como ‘Tierra de nadie’, ‘Confesiones de un ventrílocuo’, ‘Poesía’ (obra que reúne su producción hasta el año 2000), ‘Derecho de asilo’, ‘Escritos de la zona oscura’, ‘Solo los dioses nunca duermen’ o ‘En el corazón del aire’, editado en 2017. Su primer libro de poemas, ‘Monólogos’, aparecido en 1977, ha sido publicado de nuevo en una edición bilingüe, español e inglés, prologado por María Jesús Mingot.

‘Monólogos’ es un poemario espléndido y singular, un retablo de la sociedad del momento en que fue escrito, pero también de nuestro tiempo. Un libro donde cada poema responde a la descripción de un personaje o arquetipo genérico, pero perfectamente delimitado en los versos de Elgarresta. La obra vio la luz hace ya más de cuatro décadas, sin embargo su contenido sigue vigente con el mismo ímpetu literario de aquellos días. Sin duda, las figuras que surgen en las páginas de este poemario han cambiado muy poco desde que el poeta entregara estos versos a la imprenta. Si acaso, algunos de estos personajes podrían recibir hoy un nombre diferente, pero los tipos humanos que hallamos tras la denominación de cada uno de ellos son en la actualidad casi idénticos a los de entonces. ‘Monólogos’ se asemeja, salvando las distancias, a esas obras de épocas pasadas, donde se mostraban personajes que de una u otra forma componen, ayer y siempre, el elenco de ese gran teatro que es el mundo.

En este sentido, la excelente introducción de María Jesús Mingot nos ofrece las claves para comprender el trasfondo de los poemas que contiene este libro. ‘Una obra poética enraizada profundamente en la incertidumbre, en el hondo sentimiento de extrañeza y, en definitiva, en una reflexión inquietante y tenaz, que hace de la verdad y la libertad trágicos fines a los que tender…’, en palabras de Mingot.

En estos poemas hay crítica social, humor inteligente, ironía, un marcado existencialismo, la necesidad de entablar un diálogo con ‘el otro’, con el diferente a nosotros mismos, y un sentir trágico de la sociedad industrial avanzada que parece abocada a la deshumanización. Algo que vale igualmente para esta nueva era en la cual estamos inmersos, guiada por el desarrollo y la utilización generalizada de la tecnología digital. De este modo, el poeta escudriña a los sujetos representativos que habitan, con mejor o peor ventura, una realidad social que antepone lo material, el beneficio personal y la necesidad irreal de un consumo caracterizado por el despilfarro a la dimensión humanista y cultural del individuo. Hombres y mujeres que, sobre todo en el entorno urbano, desean huir de la soledad, la misma soledad que es inherente a nuestra condición humana. Ese ser humano moderno que ‘no tiene que vivir’ […] ‘Solo tiene que acumular’, como leemos en el poema ‘Uno cualquiera’.

Sesenta personajes tipo con sus reveladoras personalidades son descritos en este libro de poemas. El revolucionario, la comadrona, el conductor de noche, el médico, el militar retirado, la secretaria, el sereno (ya desparecido de nuestro paisaje urbano nocturno), el escéptico, el emigrante, el boxeador, el despedido, el juez, el separado, el pintor, el soldado, el loco,…son algunos de ellos. Personajes traspasados por la perspicaz mirada de Elgarresta que no dejan indiferente a quienes los vamos frecuentando a través de los versos de estos ‘Monólogos’.

A primera vista los poemas de ‘Monólogos’ pueden parecer sencillos, coloquiales o desenfadados. Sin embargo, el lector atento no tardará en descubrir que tras esa fachada de espontaneidad estamos ante verdaderas cargas de profundidad poética que van detonando, a lo largo del libro, todo su contenido repleto de necesarias reflexiones, preguntas incomodas, testimonios del mundo que rodea al poeta y denuncia cívica del lado más sombrío de la sociedad. Ya desde el primer poema, ‘El bromista’ (diríase que este personaje hubiera sido elegido adrede para dar comienzo al poemario), el autor entra sin tregua en su propósito: ‘En todas parte consigo / hacer reír a la gente / con mis chistes. / Sobre todo en el ejército / se mezclan las risas y los disparos’.

El discurso poético de Elgarresta nos conduce por un sentir trágico de la existencia en poemas como ‘El oficinista’: ‘Cuando muera / creo que no podrán poner / ninguna inscripción interesante / sobre mi tumba. / ¿No es una pena?’. También a un realismo áspero generado por la desilusión y el fracaso. Es el caso, por ejemplo, del poema ‘El profesional frustrado’: ‘¡Maldito para lo que sirvió mi carrera! / Hijo, si quieres que te dé un consejo, / un buen padrino es lo que necesitas,’. El íntimo dolor de quien pasa inadvertido en el escenario colectivo, se hace patente en el poema ‘El sereno’: ‘A mí nadie me conoce. / Todo lo que ellos saben / es que alguien les acompañó, les escuchó calladamente / mientras les abría la puerta de su casa.’

En estos versos el poeta plantea, entre otros temas, sus consideraciones sobre la dudosa ética que observa en algunos de los personajes escogidos para este catálogo de retratos. Lo vemos en el poema ‘El político’: ‘…solo debo /valorar adecuadamente / la dirección del viento / a fin de evitar tempestades / u obtener de ellas el mayor provecho’. En la misma línea hallamos a ‘El consejero’: ‘¡Otra subida de salarios! / Con ellos no van / los costes fijos, la productividad decreciente,…/ Solo quieren / ganar lo mismo que yo…’. Asimismo, hay aquí poemas de una gran crudeza. ‘El niño suicida’, ‘El suicida’, ‘El cantante drogadicto’, ‘El secuestrador’, ‘El joven paralítico’ o ‘El preso condenado a muerte’ son reflejo de una poesía, presente en estas páginas, donde el poeta se enfrenta a una realidad severa e inclemente que es parte inseparable del sistema social establecido.

En efecto, como explica María Jesús Mingot, estamos ante poemas ‘duros, incisivos y mordaces’, escritos para recrear ‘las aterradoras contradicciones de un sistema y de una educación basados en la mentira y en la violencia’. Pero también frente a poemas que resultan necesarios, que no miran hacia otro lado y hunden su poesía en las prosaicas circunstancias que supeditan nuestro devenir. Poemas de donde podemos extraer incluso acertados consejos, como el que hallamos al final del poema ‘El que siempre dijo sí’: Nunca digáis sí, / a menos que os impulse / algo más profundo que / la vergüenza de decir no.’

En definitiva, ‘Monólogos’ es un poemario esencial para conocer el quehacer literario de uno de nuestros poetas más sobresalientes. Como se ha mencionado, con este libro Elgarresta inició la construcción de una obra poética digna de aplauso y de indispensable lectura. Un consejo, no dejen de conocerla. Pueden comenzar por ‘Monólogos’.

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