Sólo un día más
Susana Fortes
Editorial Espasa, 2025
288 págs.
Susana Fortes es una escritora y articulista española que ha publicado diversas obras con notable éxito literario. Es licenciada en Geografía e Historia y ejerce de profesora en un instituto de Valencia.
Cuando publicó su primera obra “Querido Corto Maltés” nunca imaginó que se dedicaría a escribir. Fue cogiendo vuelo como escritora a lomos de momentos, escenarios y figuras históricas, algunas con gotas de novela policiaca, pero aprovechando el relato para recrear literariamente el contexto. Así compuso la historia de Roberta Capa y su pareja, Gerta Taro, en la guerra civil española, o el “Amante albanés” una apasionada historia en Albania bajo la dictadura de Enver Hoxha.
En este caso, su atención vino captada por la publicación en Francia hace muy poco tiempo de la correspondencia entre Albert Camus y María Casares. Fueron 15 años de correspondencia cruzada entre ambas figuras de la cultura y la política francesa desde 1944 hasta 1960, fecha en que se produjo el fatal desenlace que determinó la muerte del escritor en un accidente de tráfico. El coche conducido por su editor, Michel Gallimard se salió de la carretera. El coche se estrelló una recta sin explicación aparente impactando contra la arboleda. La consecuencia supuso la muerte del editor y del premio nobel en un aciago día de enero de 1960.
Susana Fortes recibe el encargo de la editorial francesa que hizo pública las cartas, y le pidió que difundiera la obra a través de una crónica que acabó constituyendo un texto de indudable valor literario.
La escritora describe la pasión entre los dos personajes claves del relato. Ambos inician su andadura juntos en 1944 con la ocupación alemana de París y concluye en 1960 con el fatal desenlace en que fallece Albert Camus. Fue una relación tortuosa y apasionada salpicada de diversas incidencias, tal y como fueron sus atormentadas vidas. Dice la autora que la fuerza invencible que ha impulsado a mundo y a la literatura, no son los amores felices, sino los contrariados e imposibles. Los dos protagonistas vivieron un amor tempestuoso y apasionado, que se consumió a través de una relación intensa, en medio de todas las difíciles circunstancias durante esos 15 años.
Albert Camus originario de Orán, procedente de un origen humilde, emigra a la metrópoli dejando atrás su pasado y una mujer con la que se casó de joven. Francesca volverá al escenario de su vida un tiempo después, cuando ya ha concluido la Invasión alemana de la capital. En ese tiempo de ocupación, Albert Camus, se ha comprometido con el periodismo y con la resistencia francesa contra el invasor, a través singularmente con la creación del periódico “Combat,” su órgano más importante.
María Casares en esos momentos de 1944 cuando lo conoce e inicia su apasionado romance, es una española refugiada política desde 1936, hija de Casares Quiroga, Presidente de la II República Española. Desde muy joven siendo casi una niña descubre su vocación de actriz. Pronto iniciará su andadura en el teatro francés, ha perfeccionado su incipiente francés y empieza a dominar las tablas. Esa carrera la convertirá en una gran actriz con los años, llegando a alcanzar su cenit en torno a los años 60, cuando pierde a su gran amor. Sera la Sara Bernhardt de Francia. Aun recientemente se ha celebrado el centenario de su nacimiento.
Los primeros momentos, los más apasionados, la pareja vive el peligro de ser detenida. Se produce el desembarco de Normandía y la llegada a Paris de las fuerzas aliadas. Son momentos de fuerte tensión en que muchos franceses perdieron la vida y los protagonistas vivieron juntos esa peligrosa experiencia. Luego llegó su separación, porque Francesca embarazada de gemelos, llega a Paris. Se produce el reencuentro con su marido. Para Camus la nueva situación le lleva a asumir las consecuencias del reencuentro. Es un excelente padre, pero un pésimo marido,
En cuanto pueden los amantes se continúan viendo orillando los innumerables compromisos de ambos sin que todo ello suponga un obstáculo para mantener, aun con dificultades, la relación. Se entienden, se aprecian y viven a su modo el fuego de los primeros instantes. La secuencia de encuentros, aunque esporádica, sigue sosteniendo una complicidad extraordinaria. El carácter de la actriz es endiablado. Acepta muy mal una relación de clandestinidad asumiendo el papel de segunda mujer, de ser la sombra del escritor. Pero se entienden en todos los terrenos, intelectual y físico, y eso les acaba uniendo con más ansiedad cada día. Se escriben en la distancia y nada de los obstáculos que les surgen les resulta insalvable para mantener el cariño que se profesan.
Albert Camus, entre tanto, ha ido rompiendo los viejos vínculos que le unían a Sartre, Simone de Beauvoir, y el resto de intelectuales parisinos, la mayoría comunistas, que siguen fieles al PCF y a Moscú. Los acontecimientos políticos que fueron conformando los años siguientes marcados por la guerra fría abrieron en Camus, primero las dudas, y luego un complejo proceso de reflexión, para más tarde convertirse en una abierta disidencia basada en la defensa de la libertad y el humanismo. Los disensos con sus antiguos amigos del café de Flore, acabaron no solo por enfriar las relaciones, sino que devinieron en un duro enfrentamiento, incluso público. Albert a pesar de todo siguió escribiendo y sus nuevas obras recogieron sus pensamientos a la luz de los nuevos hechos, y abrieron la puerta de Gallimard, el editor más importante de Francia, con quien compartió amistad y despacho. En este periplo evolutivo María Casares siempre estuvo a su lado. La concesión del Premio Nobel a Camus supuso el final de un proceso de enfrentamiento irreversible. Cuando muchos esperaban que fuera Sartre el destinatario Camus emergió como un joven escritor anticomunista y comprometido. Cuando varios años después el Nobel le fue otorgado a Sartre, éste se negó a aceptarlo.
En los años siguientes, la opresión comunista a los obreros en huelga de Berlín en 1953, la invasión de Hungría en 1956, las guerras de Corea y los enfrentamientos de Francia en Indochina y Argelia marcan la geoestrategia política. La defensa emprendida por Camus de Boris Pasternak y su obra “Doctor Zhivago” fue el final. El enfrentamiento ya no fue solo con el PCF, sino con la URSS. María. entre tanto. perfeccionó su presencia en los todos los escenarios de Francia, incluso en los festivales de Avignon, jugar donde en los veranos se impuso, como primera actriz. Su perfil llegó a ocupar en Radio-Inter hicieron de ella, un ser polifacético y poliédrico, siempre presente en los medios y en las revistas de Francia. Se había convertido en un todo terreno, mientras sus relaciones y su fama se extendían también entre actores y amigos de su entorno.
La enfermedad mental de Franchesca, y los difíciles y esporádicos encuentros entre Albert Camus con María, complicaron aún más sus relaciones. A pesar de ello, continuaron haciendo planes juntos a pesar de todo. Incluso Albert se planteó venir a vivir a España con ella, y huir de ese entorno claustrofóbico, pero la continuidad de régimen franquista año a año enfrió esa opción vital.
La tragedia de su muerte generó un fuerte impacto en María. Confesó después que jamás se repuso. Siempre conservó ese papel de ser el faro en medio de la tormenta. Al final de su vida profesional, se retiró de la escena francesa, afincándose en Allue, donde está enterrada y donde murió en 1996. Nunca volvió a su Galicia querida a vivir. De sus relaciones con Albert nos quedan sus cartas, que el poeta René Char, conocedor y amigo de ambos, rescató del apartamento del escritor.
La autora de este texto, compagina todo ello con la imagen especular de una relación propia que desvela con un escritor bosnio. La autora convierte el relato en una intensa investigación que la autora extrae con la que compone la desolación de un fracaso con la presencia de instantes lúcidos y vibrantes. Como María Casares recordaba solo les quedaba la espera, la ansiedad de una espera que le permitiera llegar a vivir “Tan solo un día más”. Los anhelos compartidos por ambos fueron el motor común que alimentaba la vida de dos personalidades tan significadas en la defensa de las libertades.