marzo de 2024 - VIII Año

La Casa-Museo de La Tia Sandalia

Pueden visitarse el Museo de la Tía Sandalia y el Museo del Silo (Villacañas, Toledo) todos los días (lunes cerrado). Mañanas de 11:30 a 14:00. Tardes de 16:00 a 17:30. (Oct. a Abril). Tardes de 17:00 a 18:30. (Mayo a Sep.) Domingos y Festivos: de 11:00 a 14:00 El teléfono de información turística es: 925 56 03 42/ 620 65 91 91

‘La belleza será convulsa o no será’
André Breton

SANDALIA 4Cuando uno visita el Museo de la Tía Sandalia no puede dejar de sufrir un estremecimiento a causa de su desasosegante frescura. Belleza en bruto con el halo místico de lo mistérico. Como la de aquellos autos sacramentales que hunden sus profundas raíces en el corazón mismo de la Edad Media. La Casa-Museo se encuentra en plena Mancha toledana, la denominada Mancha Húmeda, en el municipio de Villacañas, la que fuera ‘capital del mueble’ hasta que la crisis de la burbuja inmobiliaria dio al traste con su bonanza económica. Pero más allá de eso, Villacañas es célebre por sus silos, insólitas construcciones subterráneas de arquitectura popular donde han vivido las familias más humildes hasta mediados del siglo xx, actualmente declaradas Conjunto de Interés Histórico, y por la tradición de los danzantes del Cristo de la Viga. El fenómeno natural más interesante del municipio es su complejo lagunar. Su historia moderna está ligada a la Orden Militar de San Juan de Jerusalén como la cercana localidad de Alcázar de San Juan ambas circunscritas en el Campo de San Juan. Quintanar de la Orden que dependía, sin embargo, de la Orden de Santiago, a tan solo 28 Km, es su cabeza de partido. El reparto geográfico de la comarca entre las dos órdenes militares aseguró el necesario equilibrio estratégico de sus respectivos poderes económicos. De hecho su toponimia se origina en 1229, a consecuencia del establecimiento de mojones entre las tierras propias de los arzobispos de Toledo y las del maestrazgo de la orden de San Juan, denominándose «Villar de Cañas». El pueblo forma parte de la Ruta del Quijote y Ledesma Hernández lo incluye expresamente en su novela ‘La nueva salida del valeroso caballero D. Quijote de la Mancha: tercera parte de la obra de Cervantes’, escrita en 1904. Así pues, en este enclave ‘mágico’ donde se cruzan todos estos caminos no podía faltar un ‘gabinete de curiosidades’ digno de aquellos que alentó el jesuita Athanasius Kircher con El cuarto de maravillas del Collegio Romano.

SANDALIA 5Sandalia Simón (Villacañas, 1902-1987), la Tía Sandalia, fue una artista española autodidacta, representativa del arte naíf más popular. Su origen fue tan humilde que no le permitió aprender a leer y la obligó a vivir en uno de los silos a los que nos hemos referido antes. Aquejada de frecuentes ataques epilépticos desde su adolescencia se la tenía por un ‘bicho raro’ entre los habitantes del pueblo. A pesar de su temprano matrimonio y el nacimiento de sus cinco hijos su dolencia la liberó en gran medida de sus obligaciones domésticas permitiéndole alimentar su mundo personal. Con 48 años tuvo la desgracia de que uno de sus hijos se suicidara y a partir de ese momento se acentuó su religiosidad y su carácter se hizo más introvertido, pero le desaparecieron las crisis epilépticas y se volcó vehementemente en lo que sería su gran pasión: plasmar en formas y colores el espíritu que la animaba, no encontrando mejor sitio para hacerlo que las paredes y las habitaciones de su casa. Así, Sandalia comenzó a hacer esculturas y pinturas para explicarles a sus hijos la Historia Sagrada. En un momento como el actual donde la mujer reclama el espacio social que históricamente se le ha negado se hace urgente la reivindicación de mujeres como Sandalia Simón. Mujer impetuosa de fuerte carácter que a pesar de su analfabetismo gozaba de una inmejorable memoria siendo una incomprendida en la época oscura que le tocó nacer. En el silo donde vivía creó un espacio propio y casi fetichista que crecía vorazmente y que poco a poco cambiaba como un escenario vivo con un atrezo cada vez más delirante. Esfuerzo titánico parecido, se nos antoja, al que, décadas antes, acometió el gran artista dadaísta alemán Kurt Schwitters a partir de 1923, al convertir las habitaciones de su Merzbau en Hannover en una obra de arte total (Gesamtkunstwerk) entre la arquitectura , la escultura, la pintura y el collage realizada ‘con todo tipo de materiales y objetos de toda condición’. SANDALIA 3Dos auténticos ‘museos vivos’. Como Sandalia carecía de la más mínima formación artística formal no tuvo más remedio que recurrir a su inflamada imaginación para recrear aquellas escenas inspirándose en imágenes de culto cercanas, estampas y el recuerdo del devocionario apocalíptico que le había enseñado su madre. Para realizarlas manejó cualquier material sin entrar a valorar la ‘nobleza’ del mismo. Hecho interesante por cuanto acerca a esta artista singular a los grandes creadores de la vanguardia plástica internacional a los que aludíamos más arriba. Utilizaba todo aquel elemento que le fuera útil para sus obras, desde el yeso y el barro hasta su propio cabello y retales de tela. Sus creaciones están muy ligadas al trabajo del volumen, incluso cuando pinta sus cuadros suelen tener elementos modelados. En cuanto a la técnica, partía en muchas ocasiones de los polvos de cal que se usaban para enjalbegar los silos y de este modo crear volúmenes amasándolos. Tampoco desdeñó los materiales industriales que tenía a mano como latas de conserva, cartón de embalar, alambre y elementos naturales como ramas y maderas. ¡El propio Marcel Duchamp se habría sentido encantado con sus procedimientos! En definitiva, la Tía Sandalia se acercaba en su método de trabajo al concepto de ‘ready made’. Entre las escenas que se podían ver en su casa se encontraban desde santos sangrientos a manteles de hule con flores de plástico e incluso una paloma disecada que representaba al Espíritu Santo… en una amalgama de difícil etiquetación donde se funden los elementos naïves con el más puro kitsch. Nunca vendió ninguna de sus obras lo que la afianza en la autenticidad del arte naif marcando distancias con lo que se ha dado en llamar arte pseudo-naif, que bajo una apariencia inocente esconde una mercantilización descarada del objeto artístico.

La Tía Sandalia, ¿la Grandma Moses manchega?

SANDALIA 1Cuando se habla de la Tía Sandalia es pertinente recordar a la gran artista norteamericana Grandma Moses, exponente señero del arte naif internacional. Pero a diferencia de la adorable abuelita americana Sandalia Simón no tuvo nunca un reconocimiento público como su antecesora que acabó exponiendo su obra en toda Europa y en Japón, y fue aclamada por el presidente Truman e incluso por el mismo Nelson Rockefeller que proclamó el «Grandma Moses Day» en su honor. En absoluto. La Tía Sandalia queda ensimismada en su Casa-Museo para fortuna de todo aquel visitante que quiera aventurarse a tener una experiencia estética única. La casa nos envuelve en su horror vacui con un intenso abrazo lírico. Su arte comparte toda su imaginería popular con el mundo de los títeres, los gigantes y cabezudos, los bibelots, los dioramas belenísticos… Y además en su objetivo pedagógico late, sin duda, una vocación afín a todos los proyectos educativos de la Escuela Nueva donde lo lúdico es parte esencial del aprendizaje. Sin embargo, donde hay que ir a buscar el origen didáctico del arte de la Tía Sandalia es, sin duda, en el arte medieval de las iglesias románicas como p.e. la ermita de la Vera Cruz de Maderuelo que atesora el Museo de El Prado. Pintura mural para aquellos feligreses del s. XII que al ser iletrados necesitaban una manera gráfica de adoctrinamiento como la creación de un proto-cómic en 3D, una auténtica instalación à la page: la poderosa fuerza de la imagen. Y eso, Sandalia lo intuyó con una fina inteligencia natural y su viva intuición.

A su muerte el conjunto de su obra fue legado por sus herederos al Ayuntamiento de Villacañas. Este conjunto, que puede admirarse en su Casa-Museo, está formado por pinturas al fresco, 40 bajorrelieves, 66 esculturas y 26 lienzos. Las pinturas al fresco y buena parte de las esculturas estaban fijas a las paredes de tres de las habitaciones de su casa. Para preservarlas, en 1991 se creó un Museo municipal (el «Museo de la Tía Sandalia’) donde se reprodujeron las tres habitaciones y se restituyeron las obras tal y como se encontraban en el momento de su muerte. Del traslado se encargó La Escuela de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Madrid.

Desde aquí, invitamos al curioso lector de Entreletras para que se acerque a este simpar Museo y se deje arrastrar por una profunda experiencia no solo de un inquietante aliento poético sino tremendamente humana.

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Archivo Entreletras

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