octubre de 2025

¿Tiene valor recordar a Pablo Iglesias?

A finales del año 2025 se cumplirán cien años del fallecimiento de Pablo Iglesias. En principio, estaría justificado que recordemos su figura y, a buen seguro, se publicarán biografías, y se celebrarán debates y actos, seguramente por parte tanto del Partido Socialista como de la UGT. El motivo justificador parece evidente, al ser el inspirador y fundador de dos organizaciones que siguen presentes en primera línea tantos años después de ser creadas, y tan decisivas en la historia contemporánea. El socialismo español debe gratitud permanente a su figura, sus ideas y sus acciones.

Pero, más allá de estas consideraciones, Pablo Iglesias es un personaje fundamental no solo en la Historia del socialismo y de la propia de España, sino que también constituye un referente necesario en nuestro presente, en el momento en el que ya estamos cerrando el primer cuarto del siglo XXI. ¿Por qué? Intentemos ofrecer algunas respuestas en una serie de piezas. El personaje merece muchos artículos.

En primer lugar, Pablo Iglesias constituye un ejemplo de compromiso infatigable desde la juventud hasta la muerte. Seguramente, hoy no entendemos dedicar casi toda o toda la vida a un compromiso por muy noble que se presente, y el de la causa de la emancipación de los trabajadores, de la lucha contra la injusticia y de buscar un mundo mejor lo es, sin lugar a dudas, por mucho que hoy, como ayer, algunos consideren que eso es una utopía irrealizable, una tontería, o peligrosísimo para el orden, para el orden de algunos, eso sí.

No entendemos la amplitud de ese compromiso porque queremos también tener vida privada, y desarrollar tiempo de ocio, partiendo del hecho de que aceptemos ser personas comprometidas. No podremos ser nunca como aquellos hombres y mujeres del siglo XIX y primeros decenios del siglo XX que luchaban, escribían, daban mítines, asistían a reuniones, fundaban organizaciones, debatían en los parlamentos y consistorios, etc. y solamente dedicaban muy poco tiempo a descansar y relajarse, como diríamos hoy.

Pero ejemplos como los de Pablo Iglesias pueden inspirarnos, podemos aspirar a alcanzar parte de su interés altruista y su compromiso por lo justo, por lo que es necesario, por lo que merece la pena trabajar y luchar. En tiempos de frivolidad, de rencores, de mentiras o medias verdades, de egoísmos y miedos irracionales, de manipulaciones, recordar que después de asistir a una sesión del Congreso e intervenir en la misma, presidir una reunión del partido o del sindicato, dar un mitin en la Casa del Pueblo y llegar a casa para sacar el artículo que al día siguiente debía aparecer en El Socialista, para dormir unas pocas horas a continuación, no deja de ser un estímulo desde la admiración.

 

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