marzo de 2024 - VIII Año

En el día del libro: Hacia la construcción de una motivación literaria desde la escuela

El verdadero talento del profesor de lengua y literatura se vislumbra concretamente con la habilidad que éste tenga para poner delante de sus alumnos los textos relevantes y conseguir que los alumnos tengan hacia ellos una actitud, primero de curiosidad, luego de admiración y de afecto a lo que lee. De acuerdo a Colomer (1997) se ha considerado a la lectura como “un acto mecánico de decodificación de unidades gráficas en unidades sonoras, en el cual se ha puesto mayor énfasis a la acción de traducir letras a sonidos”. (p. 76)

El docente debe ser un presentador  ameno que ofrece al discente un panorama que le atraiga, sendas que recorrer, lugares literarios para frecuentar en sus ratos de ocio, por supuesto estimular su imaginación y creatividad. La lectura en voz alta en las primeras etapas, la interpretación común entre alumnos/profesor de los textos que manejan, formará parte del aprendizaje activo que en la actualidad es tan fundamental. La formación del docente en materia literaria infantil será primordial.

Por ejemplo, si vamos a utilizar algún cuestionario para un determinado libro para 5º o 6º de primaria, debemos impedir que dicha acción que en una primera instancia es motivadora, se convierta en monótona y aburrida. Cuando proponemos dichos cuestionarios   con metodologías modernas no es para crear un hábito sin sentido o sin contenido. Además, debemos procurar que el niño exprese su opinión, vaya adquiriendo una mentalidad crítica en la interactuación con lo literario. La capacidad de análisis en común, la capacidad de asociación o la sensibilidad estética serán los objetivos didácticos que como docente estarán detrás de dicha actividad. Lograr además que el niño se emocione con lo que lee o escucha es fundamental para crear un vínculo para siempre entre la literatura y su vida. Por ello, la práctica en la escuela ha demostrado la importancia de escuchar por ejemplo poesía con música, cantar con ritmos que pueden ser creados por el profesor: inventar y crear.

De acuerdo con Sastrías (1997) para poder realizar una lectura eficaz es necesario seguir los siguientes pasos: Establecer el propósito de la lectura,  examinar e inspeccionar el contenido de todo el libro, cuestionarse y formularse preguntas, buscar el significado de lo que está, expresar lo que va leyendo y  repasar lo estudiado.

La lectura implica capacidad de comprensión, conocimiento del mundo que se comparte, selección, intuición hipotética, reconstruir los significados del texto; competencia analítica, capacidad de observación, análisis, comparación, abstracción, generalización e inferencia. Por ello el docente debe proponer distintas estrategias que no importunen por lo rutinario, que no impidan crear sobre el propio texto aportando el niño su propia interpretación. El gusto estético es un talento que también se construye, se aprende a valorar y dar sentido al hecho lector. Apelaremos a la sensibilidad del alumno, a sus gustos, pero también a sus limitaciones sin crítica y podrá ser muy estimulante para él.  Una de las ventajas que procura la LI es que no se apoya en la historia literaria. No son fundamentales en la literatura para niños apoyarse en contextos históricos-culturales, el contexto en que fue concebido, la autoría y biografía del autor.

Es un género completamente libre para la mentalidad del alumno que establecerá sus primeras conexiones con los libros y con la literatura. Las lecturas que los niños realizan desde su primera infancia permanecerán para siempre en su memoria personal y les habremos relacionado directamente con el acervo cultural al que pertenecen.

El texto será el centro de la comunicación verbal. Los niños tienen con el tiempo que usar, comprender y producir diversos tipos de textos según su madurez con actividades y propuestas secuenciadas, jerarquizadas y evaluables mientras les parece estar en una tarea lúdica. Más adelante vendrá la interpretación formal del texto.

El texto en literatura para niños puede ser cualquier cosa, desde una frase, una expresión con pictograma, un dibujo con una temática, una descripción, una situación, un verbo, una figura antropomórfica…

El texto infantil también es enseñanza literaria, aprendizaje de competencias claves, comunicación y entretenimiento. La educación formal en pocas ocasiones se encarga de enseñar la comprensión en la lectura, más bien la hace funcionar como demanda que se le plantea al estudiante, el deber «comprender» y el deber «entender». Por ello, los docentes y adultos que rodean la vida de los niños deben procurar añadir el afán de lector como una opción de entretenimiento. Este descuido en la formación de hábitos de lectura provoca que en las siguientes etapas frecuentemente nos encontremos con estudiantes que no comprenden lo que leen. Ante esta problemática resulta vital promover en el estudiante habilidades de lectura, a través de lo que Burón (1996) denomina metacognición.

La cuestión de la comprensión lectora será la reproducción de los procesos cognitivos que ha experimentado el niño especialmente en su relación con el aprendizaje de la Lectoescritura. El contacto, la edad y el método que han llevado al niño a la lectura serán cruciales para su futuro, porque la correcta comprensión y dominio de la lectura como forma de interactuar con un texto será fundamental además para el éxito académico. Si no entendemos un enunciado, tampoco entenderemos ese enunciado en un problema de matemáticas, de ciencias. La historia resultará complicada para ese proceso de cognición y aprendizaje del niño. La lectura solo tiene ventajas. Es la mejor manera de aprender, del desarrollo mental y del habla. Ella desarrolla funciones cognitivas en proporciones sorprendentes. La lectura es la mejor ganancia a cualquier edad.

Existe el riesgo de que la lectura sea suplantada por los medios modernos, pero ello tendrá como primera consecuencia, un deterioro de las facultades mentales y un aumento del analfabetismo. Para hacer un clásico paralelo, si confrontamos la lectura y la televisión en los niveles cognitivo y psicológico. ¿Qué pasaría en nuestro cerebro?

Colomer (2007) apunta la importancia de la ilustración como sustitución de los procesos incompletos de comprensión lectora frente al poder tan atractivo de la televisión. El dibujo es una ventaja para subrayar rasgos representados, es mucho más comprensible para el niño. Para afrontar la lectura en libros de LI es importante poder encontrar un objetivo que nos sirva como motivación para el enseñante y para el aprendiente. El maestro debe trasmitir el verdadero sentido de la lectura, propiciar un ejemplo entendible según las edades con esta práctica. Es función del maestro conducir a que el niño encuentre el sentido de lo que lee. El niño es un lector activo, es un individuo que sabe por qué lee, qué le aportará, cómo interactuará con ese libro. Encontrará la orientación y responsabilidad ante un libro, ante una lectura aportando su propio conocimiento adquirido recientemente y añadirá sus propias expectativas y sus incógnitas personales.

¡Gracias, Libro por todo!

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