marzo de 2024 - VIII Año

¡Vuelve Cataluña!

TRIBUNA ESPECIAL ELECCIONES CATALUÑA 14-F

Vuelve Cataluña. Detrás de esta expresión, -utilizada por el PSC en la campaña de Salvador Illa-, que puede parecer un más o menos ocurrente eslogan electoral, se esconde, a mi entender, todo un pensamiento y una visión para comprender, abordar y explicar lo que es hoy Cataluña y el papel que quiere jugar en un mundo complejo y global como la actual. Efectivamente a mi entender la propuesta de Salvador Illa al afirmar “Vuelve Cataluña”, más allá de la analogía con la idea de que Salvador Illa regresa a Cataluña tras su comprometido periodo como ministro en Madrid, encierra un mensaje más profundo: desde los inicios de autonomía política el nacionalismo pujolista secuestró, con la connivencia de muchos otros -todo hay que decirlo-, la idea de Cataluña, presentándola como un todo unitario y uniforme y cuya representación natural y exclusiva la ejercía el nacionalismo conservador catalán. En cierta manera la propuesta de Jordi Pujol era, “Cataluña soy yo” o son sólo los míos. Esta patrimonialización simbólica de Cataluña por parte del nacionalismo ha ido evolucionando, sin variar excesivamente en su contenido esencial: con el inicio del proceso independentista, por Artur Mas, que arrastrará irremediablemente a Esquerra Republicana de Cataluña, la patrimonialización cobra tintes más populistas y pseudo-democráticos con expresiones como “nosotros somos el pueblo”, “las calles serán siempre nuestras”, o el pretendido “derecho a decidir” que imponía la decisión sobre el futuro político a un juego trucado de mitades enfrentadas de suma cero. Las dinámicas políticas de este discurso nacionalista son bien conocidas: se presenta una realidad única inamovible, se olvida, excluye, invisibiliza a los otros, se instrumentaliza para una parte las instituciones de todos, se ocupa abusivamente el espacio público… Quizás, el ejemplo más claro es TV3, una televisión pública que renuncia a cumplir con su misión para convertirse en instigador y portavoz del independentismo, sesgando discursos, trumpeando la realidad y convirtiéndose en quien establece las referencias simbólicas hegemónicas, la narración cultural dominante, pero donde menos de un 15 % de los no independentistas son sus espectadores: una televisión para todos, pagada por todos pero solo para unos pocos y al servicio de unas ideas concretas, que se presentan como si fueran la totalidad de Cataluña, y se imponen simbólica y narrativamente como la única Cataluña existente.

El mentor político de Salvador Illa fue Romà Planas, breve alcalde de la Roca del Vallés que repentinamente fallecido por un infarto y tuvo que ser inesperada y urgentemente sustituido por un joven Illa que revelaría así temprenamente sus dotes de liderazgo y gestión. Romà Planas,  -cuyo recuerdo daba nombre a una de las salas de la Fundación Ferrer y Guardia en la calle Avinyó de Barcelona-, fue todo un referente para las izquierdas catalanistas no pujolistas, aquellas que tenían una concepción abierta, plural, moderna y europea de Cataluña. Fue uno de los hombres de Tarradellas,  ya en el exilio con las Ediciones Catalanas, y luego con la recuperación democrática desde la Generalitat. Impulsó el Club de Opinión Emprius, que catalizó los debates más interesantes que seguramente han tenido las izquierdas catalanas contrapuestas al nacional-populismo pujolista. Pueden encontrarse muchos referentes de su pensamiento en las memorias de políticos catalanes, en especial recomiendo las de Raimon Obiols, y las del que fuera Rector de la Universitat de Barcelona José María Bricall. Pues bien, hay mucho tarradellismo, mucho del pensamiento de Emprius, en la propuesta política de Salvador Illa.

La llegada del presidente Tarradellas a Cataluña fue sorprendida por el grito de “Ciutadans de Catalunya,…ja soc aquí”; no quiso decir “catalanes” para evitar ninguna percepción de exclusión entre los autóctonos de toda la vida y aquellos que en las diferentes oleadas migratorias habían construido democracia y derechos sociales, independientemente de sus afectos y sentimientos, y que eran parte del demos democrático de esa Cataluña que volvía. Pensar en una Cataluña abierta, con lealtades y sentimientos diversos y cambiantes, con identidades múltiples que se superponen, se combinan, y se relacionan,… Pensar en una Cataluña moderna, europea, que hace de su proyecto de progreso y modernización uno de los motores de España y de Europa, una Cataluña cosmopolita, que mira al mundo, pensando en las dinámicas y sinergias globales, una Cataluña de todas y todos, sin exclusiones, sin ciudadanos de primera y de segunda, una Cataluña que no se someta al proyecto de dominación de unos pocos que no han dudado en utilizar las peores dinámicas del populismo identitario para, llevados por intereses a corto y personales, dejarnos al borde del precipicio y pedirnos que demos un paso adelante.  Vuelve Cataluña!

Publicado el 08/02/2021

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Archivo Entreletras

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