La columna es el soneto del periodismo
Francisco Umbral
El periodismo es el camino real de la escritura
Louis Timbal-Duclaux
Cuando se ama la vida, se ama el pasado, porque es el presente tal y como ha sobrevivido en nuestra memoria
Marguerite Yourcenar
Primera memoria
Desde la infancia, recuerdo la presencia de los periódicos en mi vida.
Mi abuela Umbelina, mi padre, mi madre, eran lectores empedernidos. Yo empecé por las páginas de huecograbado de ABC y, cómo no, por las fotos locales de Lanza. Solo manejaba imágenes.
Me compré un ficherito verde para clasificar y ordenar las partes que debía tener mi periódico fantaseado, y los temas que irían en ellas. Esto me preocupaba mucho y constantemente escribía lo que yo pensaba serían titulares brillantes.
Mi abuela Umbelina era una fanática de la prensa. Se guardaba Lanza debajo de su cojín granate, de terciopelo, con sus iniciales bordadas, para que nadie se lo quitara y leerlo a sus anchas en las horas de quietud de la siesta. Luego lo comentaba mucho, estaba muy bien informada de lo que pasaba en el mundo. Pero también, le daba mucha importancia a lo cercano: quién se moría. Leía las esquelas y rezaba un padrenuestro por cada una.

Como un relámpago en la memoria
El formato de ABC, grapadito y tipo cuaderno grande, es inolvidable.
Como ráfaga en la memoria, me llega la portada de ABC, en tonos verduzcos. Veo el Tajo, verde y peligroso, y el suceso dramático: «El hijo del conde Mayalde, alcalde de Madrid, muere ahogado en el Tajo».
En la foto, viene una gran red blanca atravesando el río y buzos buscando el cadáver de aquel joven (ABC, 26 de febrero de 1955. Lanza también se hizo eco del suceso).
Qué bonitos los ríos, qué peligrosos.
Como nuestro Guadiana en aquellos años. Por el quite de aguas turbulentas de Flor de Rivera, murieron avezados nadadores.
Yo tengo la experiencia de lo que es el tiempo recobrado y un instante del tiempo puro que vence a la muerte. Como el pequeño Proust.
En mi memoria, igual que un relámpago, aparece la portada de ABC y la voz de mi madre narrando dramáticamente el suceso. Todo está intacto.
Es como escribe Margarite Yourcenar: “el pasado es el presente tal y como ha sobrevivido en nuestra memoria”, nuestra memoria amorosa.
Muchos años después
Pasado el tiempo, publico esta colección de columnas mías, escritas entre 2020 y 2024, en el diario Lanza, el más veterano del Territorio Mancha, que tiene más de ochenta años. Se titula: Desde mi Torre de Adobe
Nunca me pierdo la lectura de la prensa en papel, a la que estoy suscrita. Si por azar no tuviera el periódico del día y llegara la noche, soy capaz de volver a vestirme y saltar a la calle al próximo “24 Horas” que tengo en la esquina de mi casa, y comprar los restos del naufragio del día, los periódicos que quedan, antes de empaquetarlos con cuerdecitas para su devolución.
Qué placer volver a meterme en la cama y ver qué pasa por el ancho mundo. Qué gozoso es el encuentro con las columnas de prensa, las arterias por donde penetran la filosofía, las ideas, el latido de los intelectuales en el periódico. Somos viejos amigos: la columna de Enrique Vila Matas, la de Leyla Guerreiro, la de Prada, y otros muchos más. ¡Ah, queridos compañeros de vida, siempre a mi servicio y deleite!
Tanto por tan poco. Lo único que queda barato en el mundo, la prensa.
Esta pasión mía es pasión compartida.
Traigo a mi memoria un fragmento del inefable Buñuel, que en su obra El Último Suspiro dice así, pensando qué desearía hacer después de su muerte, cuál sería su deseo:
Una cosa lamento: no saber lo que va a pasar. Abandonar el mundo en pleno movimiento, como en medio de un folletín. (…) Una confesión: pese a mi odio a la información, me gustaría poder levantarme de entre los muertos cada diez años, llegarme hasta un quiosco y comprar varios periódicos. No pediría nada más. Con mis periódicos bajo el brazo, pálido, rozando las paredes, regresaría al cementerio y leería los desastres del mundo antes de volverme a dormir, satisfecho, en el refugio tranquilizador de la tumba.
Este es también un deseo mío.

Pasión por la prensa
Ver cómo va el mundo, sentir el latido de la gente, enfadarme con la estupidez de los políticos de ayer y de hoy, de sus duelos exhibicionistas, mientras son devorados por el poder. Dialogar con los columnistas. Estar de acuerdo con alguno, debatir con otros, disentir a veces.
Esta es mi ágora privada, mi parlamento y mi senado.
Las columnas de prensa son las pequeñas callejuelas empedradas de letras, por donde entra el logos, la poesía, la literatura, el arte, y tantas otras Humanidades.
Esta pasión por el periodismo tiene un largo recorrido en mi vida.
Me recuerdo como la niña que ojeaba las llamadas páginas de huecograbado, llenas de imágenes, hasta el día de hoy, devorando periódicos.
La vida que es generosa, me ha traído la felicidad de encontrarme, tras muchas vueltas y revueltas del camino, con Lanza, y tener en él, una columna que escribo con entusiasmo cada quince días, y llamo: “Desde mi torre de adobe”, que tiene el aroma de los títulos antiguos. Cómo no recordar las “Cartas desde mi molino”, de Alphonse Daudet.
¡Qué alegría me da escribir mis columnas!
Queridos lectores deseo que vosotros estéis también alegres leyéndolas.
¡Viva la prensa!