El próximo 23 de mayo llega a las salas de cine Hija del volcán, ópera prima de Jenifer de la Rosa y poderosa película documental que conmemora los 40 años de la tragedia de Armero, provocada por el volcán Nevado del Ruiz, en Colombia.
Pero la indagación que Jenifer lleva a cabo va mucho más allá (o más acá, valdría más decir, porque su historia nos atañe, y mucho) de investigar aquella tragedia que impresionó al mundo, con imágenes tan terribles como la de aquella niñita despidiéndose de sus padres, con el cuerpo atrapado por troncos dentro de un pozo del que no la pueden sacar: Jenifer de la Rosa quiere rastrear sobre el terreno, con los documentos que lleva de España, sus propios orígenes porque sabe que nació allí y que, a consecuencia de la tragedia, fue traída en adopción a España por este matrimonio maravilloso que, ya ancianos, la esperan con el corazón palpitante cada vez que ella se va de indagaciones a Colombia, pensando que tal vez no vuelva, o que les culpe a ellos de haber perdido sus raíces. Hay que aclarar que esto último no se da nunca, Jenifer de la Rosa es una chica sana y agradecida, aunque debe de faltar bastante de casa.
Reconocida por su sensibilidad y fuerza narrativa, la película fue galardonada con el Premio Seminci Joven en la prestigiosa Semana Internacional de Cine de Valladolid (SEMINCI), Hija del volcán es una de las propuestas documentales más destacadas del año.
Jenifer de la Rosa reconstruye, con la ayuda de otros «in situ», las consecuencias silenciadas de Armero, aquellos niños de los que nadie ha vuelto a hablar, y abre una reflexión sobre la herencia emocional y política de las catástrofes.
Y su indagación tendrá recompensas inesperadas.