
En esta pieza nos acercamos a una crítica del proteccionismo económico de la mano de Gabriel Rodríguez (1827-1901).
Rodríguez fue un valenciano, catedrático de la Escuela de Ingenieros, y uno de los fundadores de la Asociación para la Reforma de los Aranceles de Aduanas (1859), destacándose en la defensa del librecambismo. Fue subsecretario de Hacienda al comenzar el Sexenio Democrático, siendo uno de los colaboradores de la famosa reforma arancelaria de Figuerola del año 1869. En la Revista de España (T. 24, 1888) publicó un artículo titulado, “Libertad de Comercio”, es decir, en la época de la Restauración, donde volvió a imperar el proteccionismo.
Precisamente, nuestro autor afirmaba que el proteccionismo había paralizado la reforma de 1869. Aunque no quería generalizar creía que todos los progresos de las industrias españolas importantes se debían a las reformas arancelarias de signo liberal emprendidas desde 1841. Quería ser didáctico, es decir, intentar demostrar lo perjudicial que era la subida de los aranceles, considerada como “el famoso remedio proteccionista”. Si el artículo recargado era de absoluta necesidad para la vida se consumiría el de producción nacional frente al internacional, pero eso se verificaría a costa de la reducción del consumo de artículos menos necesarios.
Ciertamente, la industria favorecida por el arancel obtendría una ventaja, pero las demás sufrirían. Como las industrias protegidas obtenían muchos beneficios el capital invertido en otras industrias al comprobar que la beneficiada obtenía esos beneficios, abandonarían su antiguo empleo para invertir en la industria protegida. Eso constituía una afluencia anormal de capital. La producción, en consecuencia, en ese sector favorecido aumentaría en exceso sobre las necesidades reales del mercado. Las ventas terminarían por caer al no encontrar salida esos excedentes. Aumentarían los stocks y llegaría la crisis.