abril de 2024 - VIII Año

Madrid Academy of Art: Un concepto distinto del aprendizaje artístico

Con un 70 % de alumnos extranjeros de distintas edades y tipologías, rechazo a la masificación, y rotación de primeras figuras en estilos diversos, en una ciudad referencia del arte como es la capital de España

El proceso de aprendizaje artístico tiene hoy en día enfoques poco comunes con los de tiempos anteriores, porque las fuentes de información son variadas y el acceso a nuevas ‘ventanas’ permite contar con un abundante rosario de elementos y formas de comunicarse. Sin embargo, ese bagaje parte de una base: la existencia de vocación hacia el arte, la capacidad artística y una necesidad de expresión  en la que se logren potenciar las habilidades, accediendo al mejor conocimiento de las técnicas… Pero a la vez evitando que los contenidos demasiado uniformes cercenen o recorten los matices más creativos del artista. Ese reto se viene planteando en las enseñanzas artísticas desde las escuelas de la Ilustración, y fue un debate presente a lo largo del XIX y el XX.

Es necesario hablar del arte o de la cultura, desde una perspectiva diversa e interdisciplinar lejos del ‘sanedrín’ aislado o del estilita artístico confinado en el desván de su propio talento, y abrirse a las nuevas y complejas realidades. Sandra González, nacida en Ahigal (Cáceres) podría ser por su propio perfil biográfico una expresión de ese fenómeno de versatilidad entre la creación y la formación artística, y el conocimiento y la dinamización de la estructura necesaria para el aprendizaje. Se licenció en Psicología en Salamanca, e hizo masters sobre Recursos Humanos, Administración de Empresas y Marketing Digital, trabajando para diversas grandes compañías tanto en España como en Europa.

Junto a la gestión de los recursos y la administración del talento aparecía en su perfil otra vocación aparentemente contrapuesta: su capacidad de autora y creadora de arte, y promotora del mismo en el capítulo de la formación y el aprendizaje. Después de conocer los referentes mundiales en la enseñanza del arte tanto en Europa como Estados Unidos, en 2010 decidió poner en marcha su propia iniciativa en un pequeño local situado cerca del Museo del Prado, con la idea de hacer algo totalmente diferente a la de la escuela de dibujo o de pintura más o menos localista, pensada para personas que tratan de llenar su tiempo libre con una actividad creativa. Su referencia iba más allá, buscando la potenciación de la creatividad entre quienes manifiestan interés por la expresión artística como un referente de vida.

En la actualidad Sandra González es la directora de Madrid Academy of Art, que representa un concepto novedoso. No es una escuela al uso, ni un local de barrio que puede tener una función positiva pero que no es la misma que trata de desarrollar el centro , ni tampoco suple ni compite con una Facultad de Bellas Artes que responde a otro concepto. Afirma: “La realidad es que busqué referentes en Estados Unidos, en Rusia o en Florencia, donde había aspectos que me gustaban y otros que no los consideraba interesantes. Se pueden adquirir los conocimientos sobre el arte por diferentes vías, y creo que es muy importante mirar y dibujar lo que ves, tratando de desarrollar tu propio concepto. Pero a la vez debes evitar copiar de lo que ves, y potenciar tu imaginación. En el XVIII se partía de un principio de aprendizaje casi escolástico en el que el resultado podía ser que todos los trabajos resultantes fueran iguales o muy parecidos. Por el contrario lo que defiendo es el proceso que puede llevar a un sitio ha de destacar la capacidad de cada uno para encontrar sus propias claves sin imponer un estilo unitario que cercene esa creación”.

En época reciente la idea se plasmó en Madrid Academy of Art que es una iniciativa llena de singularidad. En primer término por las características del local: más de 1.500 metros cuadrados dentro de un enorme edificio industrial con una planta llena de luz por todas partes, que incluye una enorme sala de exposiciones que se renueva temporalmente con obra de artistas de los más variados estilos, aulas de gran dimensión dedicadas a la escultura, el dibujo, el retrato, el paisaje, la figura o la escenografía, más salas de estudio y de trabajo con tecnología muy actual, dentro de un recinto caracterizado por la presencia de plantas, luz natural, con amplios lucernarios y un color blanco que llena las paredes y la totalidad de los suelos y los techos. Bajo criterios de economía sostenible y de reducción de la huella de carbono.

El aprendizaje está concebido de forma antagónica a la masificación. Pocos alumnos que pueden asistir a toda clase de cursos en función de sus intereses, desde el ‘total surmenage’ con actividades diarias a lo largo de varios meses o distintos periodos, a las estancias parciales, junto a las actividades de fin de semana, verano o épocas concretas. Junto a ello, la rotación de un profesorado en el que primeros nombres de la escultura o la pintura de hoy ofrecen clases durante una semana al trimestre.

Pueden parecer pintorescas las exigencias que Sandra González exige tanto a sus potenciales alumnos como a sus profesores: “Este es un centro que exige previamente una motivación personal y una actitud. Con cada alumno tengo de forma inicial una conversación personal para conocer sus intereses y aspiraciones, y que es lo que busca en este aprendizaje en el arte. Y cuando compruebo que vamos en la misma dirección le incluyo como alumno. Se podría decir lo mismo del profesorado: me importa mucho que sean excelentes artistas, que hayan realizado una buena obra, pero sobre todo que sean buenas personas, con capacidad de diálogo, asertividad, buena comunicación, y capacidad de abrirse. Que tengan ganas de enseñar, de dar, de ayudar, de fomentar la creatividad de cada cual…”.

“El perfil básico de quien se interesa por este modelo de aprendizaje es el de una persona cualquiera que sea su edad o situación personal, que quiere formarse y desea potenciar su creatividad. Ese ‘sentir que estoy mejorando día a día’ es lo que tratamos de buscar entre los alumnos. Por eso la práctica es constante con el uso de modelos de figura o retrato en casi todas las sesiones. El objetivo es evitar dar la sensación de ‘fábrica’ aunque estemos hablando de arte. Aquí no entra todo el mundo, está claro. Pero a nosotros no nos importan las titulaciones sino las motivaciones, los estilos personales, las características que llevan a una persona a demandar formación para que pueda ser capaz de hacer estallar toda su creatividad personal. Como psicóloga y artista me importa mucho que se pueda hablar y comunicar, expresar toda clase de dudas, transmitir las incertidumbres artísticas, cuando se percibe que ‘no se progresa’ lo que se esperaba…Ese proceso comunicativo es esencial”.

El 70 % del alumnado son extranjeros. En estos meses con personas de muy diversas edades y situaciones personales, procedentes, entre otros de: Islandia, Irlanda, Alemania, Austria, Estados Unidos, Francia, México. Qatar, Hawai, Polonia, Canadá, Suecia, Portugal, China, Israel, Emiratos Árabes, Australia, India… Aunque el inglés sea el idioma habitual no existe una lengua oficial: “Las lenguas están para comunicarse y aquí utilizamos aquellas en las que cada uno se expresa mejor, ya sea castellano, inglés o cualquiera otra”.

La sensación de cercanía en un grupo que puede permanecer una semana, un mes, un trimestre, un curso o tres años en el centro, se potencia por un detalle de la instalación: un comedor-lobby- centro de encuentro-espacio de relación con tés, infusiones, frutas y otros detalles para que mejore la convivencia. Además algo singular en un centro de estas características, como es un teclado de piano, instrumentos musicales…

Entre los últimos han pasado por el centro desde un británico director de fotografía de cine a un músico islandés con sus producciones en el mercado, que ocasionalmente ha actuado para el siempre reducido grupo de compañeros. También profesionales de éxito en actividades comerciales pero con un ‘yo’ escondido de artistas que necesitan expresarse y mejorar su capacidad, junto a gestores culturales o personajes del mundo de la comunicación para quienes trabajar en el arte representa el oxígeno creativo de su futuro. A lo que hay que potenciar el hecho de que Madrid sea una referencia en cuando a los museos de arte y las posibilidades de conocimiento de la obra de los maestros de la pintura son máximas.

Contigua a la instalación de Madrid Academy of Art en una gran planta de un edificio industrial junto a la estación de Metro y Renfe de Fuente de la Mora entre oficinas funcionales y espacios de diseño, una academia internacional de danza con presencia mayoritaria de alumnos de otros países, llegando a establecer sinergias entre bailarines y creadores del mundo del arte. Siempre bajo el principio de evitar cualquier masificación: en Madrid Academy of Art la dirección y los profesores conocen por su nombre a la totalidad de los alumnos porque la comunicación es una de las bases del éxito.

Dice Sandra González: “Me parece importante transmitir que para hacer algo bien hay diferentes caminos, no uno solo. Que se conozcan entre ellos, pero también que tengan contactos con el mundo profesional, con los artistas consagrados, porque la Academia debe suponer una oportunidad para que los artistas más conocidos difundan su obra. Incluso me planteo si la sala de exposiciones deba estar abierta a la totalidad del público, y que los alumnos y visitantes puedan seguir viendo estilos muy distintos. Me encantaría abrir de par en par el centro pero tampoco quiero que se masifique; ni siquiera los sábados donde tenemos otro tipo de clases, porque hay que evitar el estrés de la falta de atención o de dedicación a un alumno que no puede quedarse por el camino, y con el que se debe mantener un diálogo permanente tratando de responder a sus dudas. Con el objetivo básico de que utilice su propia mirada para crear, y sea capaz de estallar en su vocación creativa, cualquiera que sea su motivación personal, su situación social o sus intereses. Bajo esta perspectiva nos distanciamos totalmente de la ‘fábrica’ adocenada o el taller monotemático. Generar ese ambiente interno tan peculiar entre los alumnos es un paso adelante para impulsar esa explosión creativa que intentamos que sean capaces de encontrar”.

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