noviembre de 2024 - VIII Año

La Zarzuela es Patrimonio Nacional

La fusión del Real y la Zarzuela se vislumbra como una sombra más sobre la Lírica Española. Se desmonta así la promoción y el sustento que recibió con la creación del Inaem el 24 de Abril de 1985

Rafael Menéndez González*.- | Mayo 2018

ZarzuelaContra la privatización del Teatro de la ZarzuelaEl que escribe, está muy afectado por el escándalo del la absorción que la fundación del Teatro Real quiere hacer del Teatro de la Zarzuela. No solo porque ame el género lírico español y lo haya vivido y gozado desde el principio de mi andadura teatral de la mano del gran José Tamayo, sino porque pienso que esto será un saqueo de las arcas que alimentaban las producciones de este imprescindible teatro.

Si viviera Don José pondría el grito en el cielo pues esta maniobra política no responde a la búsqueda de un beneficio para nuestras partituras de Zarzuela –más de 11.000, la mayoría sin estrenar- sino a un intento grosero de ensombrecer nuestra cultura con caliginosos propósitos.

Es la Opera un género musical de incuestionable valor en cualquier idioma que se cante, y un gozo disfrutarlo en el Teatro Real.

Es la Zarzuela un género musical de incuestionable valor en cualquier idioma que se cante, y un gozo disfrutarlo en el Teatro de la Zarzuela.

¡Vengan Operas y Zarzuelas! Son tan importantes ambas que precisan la especialización y la atención selectiva para que una no avasalle a la otra. Solo puedo pensar que la idea provenga de alguien con una personalidad tan proterva, que desconozca u olvide el deber de cuidar nuestro acervo cultural; que es un tesoro más valioso que el oro. Y esto, señoras y señores es un deber del Estado. No hay mejor fundación que la del Estado como custodio y garante del Patrimonio público, el cual se debe mantener protegido de las ansias comerciales y especuladoras de ínclitos personajes bien relacionados en la política.

zaezuela2Contra la privatización del Teatro de la ZarzuelaCon la Zarzuela no se especula, no se juega; la Zarzuela se escucha, se interpreta, se declama y se canta, y sobre todo se disfruta. Es un sello de identidad, pasado presente y futuro de nuestra cultura. Señor Marañón, especule con sus propiedades no con las de todos los españoles; no sea canalla. Ya sabemos que el pez gordo se come al chico y usted debe considerar que la Zarzuela es género chico. Líbrenos del acíbar de sus intenciones y de las hablillas que prodiga en los medios de comunicación oficial. ¡Oiga, no avasalle! ¡No decrete contra España! porque la cultura española le va a considerar enemigo ominoso.

Si perdemos el camino, deberíamos volver al principio, y el principio se lo vamos a recordar:

Poco tiempo antes de finalizar las obras de adecuación del Teatro Real –año 1995-, ya se pensó en la idoneidad de unificar la lirica en la ciudad de Madrid, donde se contaba con la experiencia del Teatro de la Zarzuela en el montaje y creación de grandes producciones de Opera, para la reapertura del Teatro Real.

En ese tiempo, con las mismas necesidades y obligaciones de preservar y fomentar el género lirico -en el que la Fundación Teatro Real no existía y tampoco equipos de trabajadores-, la después vicepresidenta del gobierno, Elena Salgado junto con Stephane Lissner y Ros Marvá prepararon ese proyecto estatal. Con la llegada del PP al gobierno en el año 1996, ese proyecto fue cambiado por otro: se creó en 1997 un modelo de teatro basado en el elitismo y la exclusividad que marcaron la política cultural. El club privado que inauguró el primer director del teatro Real en su nueva época, el ínclito Juan Cambreleng significó un foro para los negocios y un punto de encuentro de las clases altas en la capital.

Mientras tanto el teatro de la Zarzuela, que perdió el gran presupuesto que le proporcionaba ser la sede de la temporada de ópera, ha sobrevivido dignamente estos años. Con altibajos, pero siempre dando valor a la lírica española, un concepto que el ex director Paolo Pinamonti definió perfectamente; algo más grande que únicamente la Zarzuela; la recuperación del género lírico español en su extensión. Un teatro Público, permite apostar no solo por poner en escena grandes títulos sino por recuperar lo olvidado o menos conocido, decía Luis Olmos, otro gran ex director de la Zarzuela.

El presente

zarzuela5Contra la privatización del Teatro de la Zarzuela

Hoy conocemos cómo se ha gestionado el teatro Real; la Fundación Teatro Real ha sido ejemplo de dirección autoritaria. Significativamente su interés económico ha estado por encima de los intereses culturales, así sabemos cómo la exclusividad de un teatro en Madrid lo ha convertido inaccesible al común de los ciudadanos.

Nadie nos engaña diciendo que las entradas del Real son a partir de 12 € porque los que las hemos comprado sabemos que esas entradas son media docena en los laterales superiores del teatro donde te encuentras con una butaca que mira directamente a la pared y en la que se puede seguir la obra a través de una pantalla de televisión. Para acceder al teatro Real en buenas condiciones de visibilidad sabemos que la entrada cuesta más de 60€.

Si además quieres verlo en unas condiciones medianamente cómodas, sabemos que debemos desembolsar entre 100 y 300€; eso no es accesibilidad.

Por otro lado la política del teatro Real respecto a las relaciones laborales ha llevado al conflicto permanente, no solamente la gestión ha acabado con trabajadores en la calle, sino lo que es más preocupante, se ha castigado a quien desarrollaba más actividad sindical. Cayeron los trabajadores en el garlito tendido por la Fundación sobre la rebaja de salario del 5% que se cambió por pacto con el colectivo de no cobrar el incremento correspondiente a días festivos trabajados. Después de ese trampantojo se les descontó el 5% de años anteriores; tuvo que resolver el juzgado a favor de los trabajadores. La dirección del teatro Real se puede definir como inge
niosa a la hora de la negociación sin avergonzarse en ningún momento de estrategias y prácticas propias del tramposo o del trolero.

En el Teatro de la Zarzuela, las relaciones laborales están perfectamente fijadas dentro del III convenio único de la administración del estado, y los trabajadores son empleados públicos.

zarzuela4Contra la privatización del Teatro de la ZarzuelaLas entradas para acceder al Teatro de la Zarzuela se encuentran entre 5 € la más barata y 50 € la más cara, a estos precios se aplican descuentos por grupos, menores de 35 años, familias numerosas, demandantes de empleo y tercera edad. No es gratis pero si es muy accesible.

El futuro

Incierto. El real decreto que se acaba de aprobar habla de una nueva fundación que se constituye con las aportaciones de Fundación Real, llámese ‘antigua’ y Teatro la Zarzuela, la ‘nueva’ se llamará Fundación Nacional del Teatro Real y el Teatro de la Zarzuela FSP (fundación de servicio público); otra argucia de previsible resultado, ya que los cargos de la antigua fundación encabezados por Gregorio Marañón, se comportan como cargos ya nombrados de esa nueva fundación. El real decreto existe, los estatutos están por desarrollar, sus estructuras y protocolo de elección de cargos también pendiente, pero parece que ya conocemos sus nombramientos. La nueva fundación está trabajando in pectore, y el modelo de gestión previsiblemente calcado, con subterfugios, de la antigua fundación.

Conclusiones:

zarzuela 3Contra la privatización del Teatro de la ZarzuelaEl patrimonio común de un teatro dedicado en exclusiva a la lírica española, único teatro en el mundo con este objetivo, teatro que a lo largo de los años se ha dotado de grandes avances técnicos, se va a ceder de forma gratuita a una fundación cuyas prácticas ya conocemos.

El interés público se perderá pues el concepto de accesibilidad no se entiende en la Fundación, los derechos de los trabajadores se perderán en el momento que estos sean apartados de su condición de empleados públicos.

Y quién sabe si esto es especulación y dentro de unos años deberá el estado proceder a un nuevo rescate de la nueva Fundación, como el que se está produciendo ahora mismo de la antigua.

La política debe tomar partido y los Partidos deben hacer política en defensa de la cultura y el Patrimonio; un deber expresado claramente en la Constitución; esa que debemos cumplir y respetar todos y no solo para preservar la unidad de España sino para preservar la dignidad de nuestra identidad cultural.

No se puede poner en manos privadas lo que es de todos. Basta de privatizar lo público al hilo de las teorías económicas empobrecedoras del capitalismo venido del otro lado del Atlántico.

El azoramiento que produce el ominoso personaje que capitanea el asalto de la Fundación al presupuesto público, es notable, pues el decreto no es aceptado por la comunidad cultural ni por el público, que día tras día corea ¡Público! ¡Público! ¡Público! en todas las representaciones del Teatro de la Zarzuela.

 
* Rafael Menéndez González es Maestro de Escuela, diseñador de Iluminación y coordinador de montajes escénicos

 

 

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