marzo de 2024 - VIII Año

Platón inventó el cine

caverna 3Es posible que exagere un poco. Intentaré explicarme, no obstante. En el libro VII de la República, Platón expone el célebre mito de La Caverna, que viene a ser una alegoría del conocimiento. En él se narra que en una lúgubre cavidad subterránea hay unos extraños prisioneros, que desde niños han permanecido atados y con una argolla al cuello que les impide girar la cabeza. A la entrada de la cueva, la luz que emite un fuego, proyecta sobre la pared que hay frente a los condenados las imágenes que pasan por delante de la entrada, hombres con armas, mujeres con cántaros, grupos… Los prisioneros sólo ven sombras…

Se ha dicho, que todo el pensamiento occidental es una nota a pie de página de la filosofía de Platón. Lo cierto es que buscando y rebuscando casi todo se encuentra en Platón. En él están los orígenes de muchas ideas y teorías que han sido influyentes en los siguientes XXV siglos.

Contemplar en la Caverna platónica, los orígenes del cine no es la primera vez que se ha formulado, aunque como de pasada. Recuerdo, sin ir más lejos, un artículo de Juan David García Bacca, filósofo, republicano y exiliado, donde se atreve a esbozar esta metáfora y esta analogía que constituyen en su origen un descubrimiento de enorme proyección.

Fijemos nuestra atención, un momento, en un hecho que no debe pasar desapercibido. Los hombres encadenados no ven la realidad, ven imágenes en movimiento o podríamos decir, sombras. Sombras de la realidad que pueden ser confundidas con la realidad misma.

No hace falta mucha imaginación para ver ahí, en esas imágenes en movimiento, los orígenes remotos del cine. De hecho, tanto en la cultura oriental como occidental, han existido, desde la noche de los tiempos, sombras chinescas y otras tentativas hasta que los hermanos Lumière dieron con la fórmula.

platonAgradeciéndole a Platón su sagaz intuición vamos a meditar un poco sobre el cine. La Revista Entreletras, pone en marcha a partir de este número, una sección en la que colaborarán buenos conocedores del Séptimo Arte: académicos del cine, ganadores de los Goya y periodistas y expertos que han colaborado en diversos medios. Para los cinéfilos la sección será una fiesta.

Podríamos preguntarnos ¿qué es el cine? Es un interrogante fácil de formular pero, difícil de responder. Desde luego, un lenguaje propio, un instrumento de comunicación, una herramienta eficaz para ejercer la crítica social y denunciar los abusos y por no alargar esta enumeración, un medio para lograr armonía, belleza y sintetizar en la pantalla, diversas artes.

Ha ejercido un gran poder de seducción… y hoy lo sigue ejerciendo, aunque los efectos especiales y otros artilugios vacuos se han encargado de limitar y empequeñecer esa reflexión intima sobre el ser humano: alegría, dolor, belleza, tolerancia, solidaridad…

No es cuestión de incidir en exceso, en los males que nos aquejan. Creo que de un tiempo a esta parte, la pérdida de sensibilidad y el descredito del pensamiento son lacras que han ido mermando nuestra capacidad crítica y convirtiéndonos en ‘seres unidimensionales y alienados’ como denunció, en su día, Herbert Marcuse.

Cuando se logra unir un buen guión, una música que resalta las acciones externas y que es capaz de llegar a nuestro interior, una buena interpretación y una mirada inteligente de un director que le da un sello personal y original, podemos encontramos ante una gran película.

La historia del cine es apasionante. Asimismo, es esclarecedor atreverse a explorar tanto su eje diacrónico como posar nuestra mirada y atención sobre el cine actual.

Eisenstein o la expresividad en imágenes

Si me preguntaran ¿cuáles son mis películas emblemáticas de la historia del cine y cuál es mi director predilecto? Contestaría que cada momento histórico tiene sus logros y sus hallazgos y que toda obra destacada hay que situarla en un determinado contexto.

Ahora bien, confesaré abiertamente que me sigue conmoviendo el cine de Serguéi Eisenstein, quizás el mejor director que haya existido. Sus imágenes en blanco y negro tienen fuerza para penetrar en nuestro cerebro sorprendiéndonos por su violencia, sensibilidad y expresividad.

Eisenstein fue un hombre polifacético e inquieto. Cineasta experimental, pintor, director teatral… supo incorporar el cine a las vanguardias y plasmar sus ansias revolucionarias en unas imágenes épicas inigualables.

Sus películas forman parte de la historia del cine mudo. Es, también significativo, que en esos años una parte importante de la población rusa era analfabeta. A ella, van dirigidas las imágenes brutales, solidarias, críticas y que saben mover a la acción. Sólo contemplando, con intensidad, lo que se ve en la pantalla se entiende todo. No hace falta más.

potemkinHoy sabemos que la Revolución rusa comenzó como un vendaval de creatividad, de pasión por la libertad y de experimentalismo… para terminar siendo una auténtica pesadilla donde toda disidencia era atrozmente reprimida y donde se establecieron unos criterios sumamente rígidos que impedían que aflorara la imaginación condenando al silencio a los creadores que no se sometían.

¿A quién no le conmueven las expresivas imágenes llenas de fuerza de El acorazado Potemkin? Recordemos, a título de ejemplo, las de la carne podrida, las del motín en el buque o las del puerto de Odesa, con las inigualables secuencias del carrito del bebé cayendo por las escaleras…

Me parece sumamente interesante La huelga, que describe a unos trabajadores que en pro de sus reivindicaciones se entregan a la lucha. Quiero destacar, asimismo, aunque sea en una enumeración de urgencia, ¡Qué Viva México! cuyo rodaje no pudo llegar a su fin. Lo que conocemos es un montaje posterior. Lo cierto es que Serguéi Eisenstein muy interesado por la revolución del país centroamericano dirigió esta película que, por diversas vicisitudes, no se puede considerar un film plenamente conseguido y, de hecho, él no se sentía satisfecho del resultado, sin embargo, pese a todo, sus secuencias son de una gran penetración y nada desdeñable su visión de la Revolución mejicana.

Si alguno de ustedes no ha visto estas películas no dude en aprovechar cualquier oportunidad que se le presente. Es, también, obligado visionar y analizar la mítica Octubre, así como ese film intimista y de gran sensibilidad que es Alejandro Nevsky.

Se puede considerar a Eisenstein una víctima del stalinismo. En una primera fase fue ensalzado como un héroe pero, más tarde, cayó en desgracia y pasó a ser considerado ‘sospechoso’. Las dificultades se acrecentaron con Iván el terrible, que le supuso una gran amargura y frustración.

TaurusQuisiera mencionar, porque es de justicia, dos libros imprescindibles de Eisenstein que parecen destinados a los cinéfilos con buen paladar. Me estoy refiriendo a El sentido del cine (Siglo XXI. México) y a El acorazado Potemkin, estudio crítico (Paidós Ibérica). Es una experiencia muy agradable el complementar el visionado de la película con la lectura de este libro que facilita indicaciones sobre su realización y sobre diversos aspectos ideológicos, estéticos e históricos.

Las notas que anteceden pueden hacer que el lector se haga una idea sobre cómo hemos concebido la sección. Nuestro interés no es otro que analizar películas y directores emblemáticos y, también, llevar a cabo ‘calas’ de momentos significativos de la historia del cine, señalando la amplitud de mira de los creadores que se atreven, por ejemplo, a convertir en imágenes el subconsciente freudiano o la capacidad de Karl Marx para conducirnos hasta la interpretación de la alienación o del poder de movilización de quienes se hacen portadores de la divisa de la lucha de clases.

Con respecto a Serguéi Eisenstein no quisiera finalizar estas reflexiones sin decir que su filmografía es mucho más que cine político. Se trata de un innovador, un vanguardista dotado de una enorme sensibilidad estética que convierte lo que pasa por sus manos en obras de arte.

Quizás una de las consecuencias más negativas del periodo stalinista fue la de convertir la eclosión de libertad, vanguardismo y épica revolucionaria, en una manifestación dogmática y en un control burocrático que yugularon los intentos renovadores y vanguardistas.

Quisiera por último sugerirles que no dejen de ver el film Taurus de Aleksandr Sokúrov, que pone de relieve ‘la traición a los ideales revolucionarios’. La película es un cuadro sombrío y valiente sobre la larga agonía de Lenin, atormentado ante la perspectiva de que Stalin se haga con todos los resortes del poder. Es muy significativo el miedo de Lenin, su anticipación de lo que se avecina en medio de su delirio.

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Escrito por

Archivo Entreletras

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Aunque mi profesión fue psicólogo, procuro que mis colaboraciones con Entreletras sólo tengan un cierto perfume a consulta, porque también…

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