Nació un 26 de diciembre de 1914, y creció en la localidad de Sunrise, Minesota. Acudió a la Universidad de Lake Forest, donde estudió interpretación. Debutó en la radio en 1938 y empezó a trabajar en Broadway en 1943 con la obra Kiss and Tell. Fue declarado incapacitado durante la Segunda Guerra Mundial por una perforación del tímpano.
Películas como El beso de la muerte, en 1947, marcaron su estilo, expresivo y a veces malévolo. Todos recordamos la escena en que Udo (Widmark) tira a una anciana por las escaleras. Esto le llevó a conseguir un contrato con la 20th Century Fox. Por esta interpretación, ganó el premio al mejor actor revelación de los Globos de Oro y fue nominado a los Oscar al mejor actor secundario.
Pero las interpretaciones del actor serían siempre geniales, desde Noche en la ciudad, de Jules Dassin, con la que hizo gran amistad con la bella actriz Gene Tierney al personaje de Pánico en las calles (1951) de Elia Kazan, una clara metáfora de la llegada del mundo alienígena, que no era otra leit-motiv, que el propio rechazo al comunismo de Kazan, como se vería cuando denunció a sus compañeros en la caza de brujas.
Pero Widmark fue mucho más, uno de los protagonistas de una gran película: Vencedores o vencidos, haciendo del fiscal americano, en los famosos juicios de Nuremberg. Su interpretación expresiva y exquisita fue todo un éxito, con un reparto de lujo, entre los que estaba Maximilan Schell, Montgomery Clift y Burt Lancaster. Además de un juez inolvidable, el gran Spencer Tracy, cuando pasea por la ciudad alemana de la mano de Marlene Dietrich.
Estuvo genial en Dos cabalgan juntos, junto a su amigo James Stewart, otro grande del cine, de John Ford y en El Álamo, con John Wayne. Era un actor muy dúctil, que interpretó muchos westerns, con un toque tierno y a la vez agresivo. Por ello, sus interpretaciones siempre fueron muy destacables y no era un secundario, sino que podía mantener la tensión de una película con su sola presencia.
Destacable fue Brigada homicida (1968) dirigida por Don Siegel, y destacó en televisión como el detective Madigan, en los años setenta. En esa década Telly Savalas, Peter Falk, Dennis Weaver, George Peppard y Rock Hudson se unieron a la presencia de famosos detectives en una época de dos televisiones, pero de gran calidad.
Y, además fue el famoso millonario que todo el mundo odia en la excelente Asesinato en el Orient Express, de Sidney Lumet, donde un gran reparto desea matarlo. La conversación en el principio de la película con el gran Albert Finney, el mejor Poirot, para mí, es antológica. Por la película desfilaban actores de la talla de Jacqueline Bisset, Sean Connery, Michael York, Ingrid Bergman, Vannesa Redgrave, Anthony Perkins, Rachel Roberts, Wendy Hiller y Sir John Gielgud, entre otros.
Widmark siempre será recordado por sus papeles de detective, de vaquero, de asesino, como la película que le encumbró, y en los setenta fue protagonista de títulos muy típicos de la época como Montaña rusa, Alerta, misiles o Enjambre.
Actor extraordinario, murió con noventa y tres años, debido a una larga enfermedad, pero ha dejado títulos muy importantes para la historia del cine. Parecía un secundario, porque nunca destacaba demasiado, pero era un excelente protagonista, ya que siempre llenaba la pantalla. Además, trabajó con los más grandes: Burt Lancaster, James Stewart, John Wayne, Spencer Tracy, etc.
Un 26 de diciembre de 1914 nació esta estrella del cine, que, sin ser un hombre muy atractivo, sí supo encontrar su lugar en el celuloide.
