octubre de 2025

‘Aquellos días’, de Juan Antonio Gallardo

Aquellos días
Juan Antonio Gallardo
Ediciones En Huida, 2025

 

AQUELLOS DÍAS, EL DIARIO DE LA PANDEMIA

Juan Antonio Gallardo es poeta y narrador, publica ahora en la editorial En Huida Aquellos días, donde se centra en la pandemia del COVID, para escribir un diario de su existencia. Lo interesante del libro es la mirada a un universo, donde estuvimos encerrados, pero que logra encontrar su esplendor en las pequeñas cosas:

“He tomado una fotografía con mi teléfono de ese cielo y cuando la miro observo que no le hace justicia, la borro y elimino para siempre ese instante que había, momentos antes, detenido”.

Y todos recordamos aquellas tardes, siempre a las ocho en que aplaudíamos, en aquellos meses interminables, encerrados, con el miedo en el cuerpo:

“A los ocho en punto de la tarde nos fuimos al balcón para aplaudir”.

Y dice el poeta que había una persona menos, quizá un ser que había muerto, en ese reguero interminable de fallecidos que coparon las noticias aquellos días. Todos conocimos personas que se fueron y tantos señores y señoras mayores en residencias.

Y la soledad, el desierto de las calles, sin vida, todo queda reflejado en este libro, que no olvida lo poético para trazar la línea del desconsuelo y el optimismo que pretende crear, para no entrar en depresión. Niños encerrados en sus casas, animales que solo salen a pasear con sus dueños, desesperados también por la reclusión, etc.

Y refleja muy bien el libro lo que es una ciudad sin gente, sin vida:

“Pero la ciudad, el centro de la ciudad que es mi tajo habitual, no nos sirve de nada sin gente, sin los comercios, sin los móviles sonando por las aceras, sin las conversaciones que cazamos al vuelo, sin las vendedoras del cupón pregonando la suerte, sin las terrazas de los bares, ay mis bares. Ay, ay, ay los bares”.

El libro, a través del diario es un cosmos de un mundo que ha perdido luz, que se ha apagado, un universo sin gente, con el miedo a flor de piel. Todos lo recordamos.

Y, al final del libro, el reconocimiento, de la importancia que la experiencia de Juan Antonio Gallardo ha aportado a tantos que vivieron el mismo escenario. Por ello, la gratitud, porque cuando leemos sus diarios, sabemos que todos somos el poeta envuelto en la duda, en la mirada ante el televisor cuando hablaba el presidente del Gobierno. Esa gratitud de la gente que lo saluda, años después y que sienten la identificación con el hombre enclaustrado en tiempos aciagos.

Un diario muy interesante, donde lo pequeño, lo trivial, se convierte en maravilloso, cuando la vida nos encerró a todos unos meses que no podremos olvidar.

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