octubre de 2024 - VIII Año

‘Los años rebeldes. España 1966-69’ de Manuel Espín

rebeldesLos años rebeldes. España 1966-69
Kailas Editorial, 2018
Manuel Espín


Retorno a un pasado que merece un nuevo relato

Hacer un comentario o presentar una obra no es tarea fácil si se quiere ser honesto. En este caso, el intento de reconstrucción e interpretación de un periodo tan sugerente como el que vivió España (y el mundo) en los últimos años de la década de los 60 ofrece evidentes peligros: En primer lugar, definirlo desde la perspectiva de la hegemonía de unas estéticas culturales que se han mantenido vivas durante casi medio siglo a diferencia de sus contenidos; segundo, Ofrecer un relato en clave casi falseada o ‘heroica’ de jóvenes que se enfrentaron a una sociedad anticuada, patriarcal y autoritaria (y todavía más en el caso de España donde se pretendía acabar con una larguísima dictadura surgida de una sangrienta guerra civil tras un golpe de estado); y, por último, utilizar las gafas de la nostalgia casi romántica por la ‘juventud perdida’ en clave hagiográfica; trampa tan habitual en la generación de la pre y la Transición.

Por el contrario, Los años rebeldes. España 1966-69 busca realizar ese recorrido desde una perspectiva crítica, sin dejar nublar la vista por idealizaciones, y con especial atención a los vínculos estrechísimos entre distintas ‘revoluciones’ con los hechos culturales, las estéticas, las formas y estilos de vida, los lenguajes… No todo fue el (supuesto) ‘Paris revolucionario’ sino a la vez los fenómenos laterales que se produjeron en los últimos años de una década tan importante como la de los 60; y todavía más en España bajo unas circunstancias sociopolíticas que, con excepción de Portugal, no admitían paragón dentro del mundo occidental.

¿Por qué esos años? A partir de una fecha indeterminada en torno a 1965 el franquismo que mantenía el poder de manera férrea y sin fisuras, estaba perdiendo el discurso cultural (y buena parte del social) que ostentaba de forma absoluta desde 1939. Desde finales de los 50 intentó cambiar su argumento central: de la ‘victoria’, la represión y el encuadramiento ideológico político se pasó a la tecnocracia y al (supuesto) apoliticismo del desarrollismo. Franco venía a decir en sus mensajes televisivos, donde aparecían tablas y datos sobre el consumo de lavadoras, cocinas, coches, frigoríficos, televisores, como lo haría un jefe de ventas en una convención de distribuidores de electrodomésticos: ‘Si quieren consumo déjenos seguir con el monopolio exclusivo del poder’. Por eso la ‘política’ como concepto le estalló al Régimen en las manos, con crecientes sectores y generaciones que consideraban indispensable la conquista de todas y cada una de las libertades, y no los cambios cosméticos que mantenían la esencia del aparato dictatorial. El itinerario para conseguirlas no fue fácil, discurrió por un camino de luchas, sacrificios, renuncias, con dolor, y víctimas, también mortales. El final de la dictadura y la Transición no fueron un proceso lineal, ni lógico, como la manzana que está obligada a caer por la ley de la gravedad. Nada de eso: el proceso que empezó a mediados de los 60 se realizó sin guión previo, en un absoluto ‘ab libitum’, a marchas forzadas, pasos adelante y atrás, sin saber si habría o no un ‘happy end’, con una lucha permanente de distintos sectores de la sociedad española –excepto la masa amorfa y narcotizada bajo el efluvio del ‘franquismo sociológico’- que costó verdadera ‘sangre, sudor y lágrimas’.

Casi medio siglo después de esa ‘traca’ de los últimos 60, cuando España (y el mundo) pasó del blanco y negro al color, la aproximación al relato crítico de esos hechos hace imprescindible recurrir a la memoria de quienes estuvieron de protagonistas, actores o testigos desde la base. En ‘Los años rebeldes’ aparecen muchos testimonios. Nicolás Sartorius (hoy vicepresidente de Fundación Alternativas, y antes sindicalista y político) habla del instante en el que en los 50 (y en los 60) jóvenes universitarios de clase media (o alta) rompieron con el discurso del franquismo. Juan Antonio Matesanz relata los primeros conatos de rebeldía en los 50, la personalidad de ‘Federico Sánchez’/Jorge Semprún en la clandestinidad y su posterior rencuentro en Italia, así como su situación personal, la de un joven de la época condenado a dos años de prisión por el simple ‘delito’ de militar en el PSOE. Carlos López Riaño (diputado en varias legislaturas, y ex secretario de Estado y delegado del gobierno en el Plan Nacional sobre Drogas) rememora sus inicios en la política clandestina. Antonio Chazarra (profesor de Filosofía, diputado varias legislaturas en la Asamblea de Madrid) refresca sus recuerdos de adolescente de instituto en ‘su primera manifestación’, aquella que costó a Tierno Galván, Aranguren y a otros catedráticos su expulsión de la Universidad. Rafael Fraguas, en su día delegado en CC Políticas, y hoy periodista y escritor, pone sus ojos en las difíciles circunstancias de una universidad convertida en primer escaparate de disidencias; mientras el sociólogo José Luis Zárraga ofrece su testimonio personal, entre otras cosas, para recordar un hecho tan lamentable como la ‘muerte’/’asesinato’ del estudiante católico Enrique Ruano en el invierno de 1969. Carlos Alonso Zaldívar, en el 68 militante del PCE y delegado del sindicato democrático de estudiantes de Madrid (y años más tarde embajador de España en distintos países) aporta su testimonio sobre las curiosas circunstancias de su ‘aventura’ en París. El hispano-uruguayo Walter Achugar (productor-distribuidor de cine) hace la semblanza de ‘su mayo’ en París y en el (suspendido) Festival de Cannes. Carlos Berzosa (ex rector de la Complutense) narra el famoso recital de Raimon de Económicas en Madrid, igual que Andrés Linares (director de cine) que rodó las únicas imágenes que se conservan de aquella actuación ‘histórica’. Félix Alonso (posteriormente comisario de policía) transmite la perspectiva de aquel colectivo bajo la dictadura y los intentos de una parte todavía reducida del mismo para en la Transición defender un modelo constitucional al servicio de todos los ciudadanos.

Gerard Imbert (catedrático en La Sorbona y Carlos III de Madrid) valora la ‘teatralidad’ de Mayo 68. Esperanza Ochaíta (catedrática de Psicología de la Autónoma) ofrece su perspectiva de adolescente bajo una visión de género, mientras José Ramón Pardo (periodista y editor) vincula aquellos años desde el espacio de las culturas, la música ‘pop’ y los cantautores, o Jordi Grau (director de cine) pone la mirada en la Barcelona de la época, analizando lo que se llamó la ‘gauche divine’. Estos y muchos otros testimonios contextualizan el relato crítico sobre un mundo cambiante en el que está presente no solo el ciclo de máximo protagonismo hasta 1969 de la universidad como espacio de contestación a la dictadura, mayo 68, Vietnam, el final de la ‘primavera de Praga’ a manos de los tanques del Pacto de Varsovia, la matanza de la Plaza de las Tres Culturas en México, los ‘mayos’ alemán e italiano, los asesinatos de Bob Kennedy y Luther King, sino también sucesos españoles inseparables de esa realidad como las ‘bombas de Palomares’, el ‘caso Matesa’ o la ‘Ley de Prensa de Fraga’. Una época irrepetible de post concilio de la que, por fortuna, sobreviven buena parte de quienes la vivieron y lo cuentan ahora con distancia crítica. Con conclusiones finales a las que se invita al lector: ¿Qué ha pervivido de mayo y del ‘sesentayochismo’? ¿Cuáles son las afinidades y diferencias entre el 68 y el 15-M?

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