Sin embargo, sus balas
Amor Pérez Egea
Ediciones Ondina, 2020
Conozco a Amor desde hace unos años, en determinados momentos bebí del manantial de sus emociones llevándome sorpresas esplendentes, sobre todo por la particularidad que tiene de enfrentarnos a su ideal poético. Letra a letra anilla con disposición sus sentimientos a la actividad poética que desarrolla, una conexión más allá del entramado vacío que ofrecen otros muchos poetas que se denominan así, apenas sin saber la importancia de lo mucho que significa serlo. Pero Amor arriesga, y lo hace con delicadeza, reluce desde el corazón que salvaguarda de tanta toxicidad externa, sencilla y sincera, se encarga de dosificar su aprendizaje con el encanto que deduce su propia vida.
Sinceramente pienso que en su poesía encontrarán el testimonio de lo que ha vivido personalmente, metáforas irreversibles que van del amor al encantamiento, y viceversa, poemas que supuestamente callan lo que expresan, y sin más dilación dicen todo lo que cuentan.
Amor Pérez Egea, que se busca en la verdad que late en sus adentros, entra y sale de la escena que desarrolla, y no tiene una sola respuesta para muchas preguntas, su facilidad es envidiable, y puede transformar la idea que revela en la magia que la palabra lanza al aire, y que nos pertenezca para siempre también, para que quede dentro de nuestra retina, una mutualidad que le hace diferente a muchos otros, y por supuesto admiro, esquemas organizados en estrofas generalmente medianas, escritas con puntualidad cronológica, cuyo fin es el de llegar a un paisaje donde el sueño despierta a través de la belleza del arte que destila, y a la que somos condenados con verdadera devoción.
Si bien algunos de sus trabajos anteriores se caracterizan – en parte – por la forma coloquial de llevarnos al realismo, y llega a la brillantez de su redacción, la dedicación exhaustiva que he realizado, me lleva de lleno a la sencillez con la que podría explicar acontecimientos poco complejos que les permita llegar al conocimiento específico del tema, comprender sin mayores dificultades la maravilla que no se elige, y de esto, sin duda alguna se encarga la autora encadenándolo desde su ser para deleite de quien le lea, porque como dice en uno de sus poemas, “aquello que no das, te mata”.
“La palabra que muere antes de llegar a la boca.
La oración que muerdes y escupes.
El crujido de los dientes astillándose
unos contra otros.
Lo que quisiste decir, lo que no fue,
lo que no será, aquello que te callas,
aquello que no das, te mata”.
Que no nos mate lo que se siente, que nos abrigue con rotundidad, su poesía es la secuencia de una película que entretiene, y más allá de encandilarnos, nos atrapa, así que en la preliminar de “Sin embargo, sus balas”, deseo inmersionarse en sus entrañas, expresar que se trata de un trabajo delicado que en la voz de su autora representa un giro definitivo en su carrera, y sirve, ya de manera equilibrada, para la renovación de sus letras y la probabilidad de que de ahora en adelante, nos muestre la extensa variedad con la que convive el alma de su persona, la fragilidad que nos hace partícipes de algunas cosas que posiblemente desconozcamos aún, y estamos a punto de reconocer.
De esta forma les dejo la puerta abierta para adentrarse en este bello lugar, “Sin embargo, sus balas”, nada les herirá, no se detengan, pasen, lejos del silencio se escucha el eco de la verdadera poesía, y allí podrán encontrarse, no se detengan, el viento que se apodera del corazón les llevará a la danza del aire que rodea, y como no, del amor con mayúsculas. Degústenlo.