marzo de 2024 - VIII Año

Casado ¿pactas o te desentiendes?

casado2Atravesamos la crisis más importante de nuestra generación. Cuando dobleguemos al virus que amenaza nuestras vidas, habremos de afrontar, además, el desafío brutal de la recesión económica, el desempleo disparado y la vulnerabilidad social en amplias capas de la población.

Este escenario exige la adopción de medidas extraordinarias, por su gravedad, por su dimensión y por su alcance. Se trata de medidas que requerirán del concurso de la gran mayoría de los actores políticos y sociales. Se trata de decisiones que merecen un gran acuerdo de país. Es lo que ha ofrecido el Gobierno de Pedro Sánchez.

La inmensa mayoría de los españoles quieren que sus representantes actúen desde la unidad y la lealtad, pactando las medidas a adoptar. Y ante este requerimiento general solo cabe adoptar dos posturas: o acudir al pacto o desentenderse de la responsabilidad propia ante el país.

Esta es la decisión trascendente que ha de adoptar Pablo Casado y el principal partido de la oposición. Los españoles están atentos.

Hasta ahora ha habido tres tipos de respuestas a esta encrucijada. La mayoría de las formaciones políticas se han mostrado dispuestas a dialogar y acordar, desde sus respectivos puntos de vista. Los de siempre, Vox y CUP, persisten en traicionar el interés general desde el puro sectarismo.

Y el PP de Casado parece atrapado en la disyuntiva de asumir la responsabilidad que le toca como partido de gobierno, o seguir compitiendo con la ultraderecha en la carrera irresponsable por obtener rendimiento político de la desgracia nacional. Tiene que decidirse.

Los argumentos esgrimidos hasta ahora para rechazar el pacto van de lo inconsistente a lo absurdo. El PP habla de rechazar un “cambio de régimen”, cuando nadie en el Gobierno ha planteado tal cosa. Dice oponerse a las “imposiciones de Podemos”, cuando es el Presidente Sánchez quien lidera los contactos, sin imposición alguna.

El PP asegura que es “demasiado pronto” para tratar sobre la reconstrucción del país, a la vez que denuncia sistemáticamente la supuesta “imprevisión” del Gobierno. Plantea acuerdos parciales como alternativa, cuando los rechaza en sanidad, en educación, en presupuestos, en fiscalidad…

Y se escuda en trivialidades como la falta de concordancia en las agendas, la negativa del Presidente a vestir corbatas negras o la falaz suplantación de la figura del Rey por realizar “consultas” con los grupos políticos.

Muchos españoles están entendiendo estos argumentos del PP como simples excusas para no comprometerse con el país, por mero cálculo de las consecuencias para sus propias expectativas electorales. Y no es justo.

Frente a lo que se dice en algunos foros derechistas, ya hay una concreción clara sobre lo más fundamental del pacto que se busca. Conocemos el qué: un gran pacto por la reconstrucción social y económica del país. Conocemos el cuándo: ahora, para estar preparados ante lo que llega. Conocemos el quiénes: los representantes políticos y sociales de la ciudadanía española. Y conocemos el cómo: primero mediante una mesa política, en la que poner en común análisis y soluciones.

El contenido del pacto es también evidente. Habrá que adoptar decisiones sobre el alcance y el destino de las grandes inversiones que han de dinamizar la economía parada. Habrá que establecer una política fiscal suficiente y justa para cubrir el gasto público a determinar. Habrá que fijar estrategias para impulsar la industria, salvar el turismo, recuperar el sector primario, estimular la investigación…

Tendremos que decidir la nueva dimensión requerida para que el Estado de Bienestar proteja al conjunto de la población, y especialmente a los más vulnerables: el reforzamiento de la sanidad pública, la garantía de igualdad y calidad en la educación, el combate a la pobreza… Tendremos que adoptar decisiones para asegurar la calidad de los empleos y la cobertura pública a los desempleados. Tendremos que fijar estrategias para no dejar caer autónomos y pymes…

Y el contenido del pacto no puede limitarse al corto o medio plazo. Sería del máximo interés acordar también sobre la posición de España en el marco de las instituciones europeas, y abordar la nueva dimensión que adquieren las grandes transformaciones ya en marcha, como la globalización económica, la transición ecológica, la innovación tecnológica, la igualdad entre hombres y mujeres, el avance del teletrabajo…

Hay mucha tarea por hacer. Al Gobierno le corresponde liderar el trabajo. Pero la dimensión de los retos pendientes es tal, que no basta con la iniciativa del Gobierno. Todos estamos llamados a colaborar. Nadie tiene derecho a desentenderse por cálculos egoístas.

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