abril de 2025

‘Antología poética’, de Boleslaw Lesmian

Antología poética
Boleslaw Lesmian
(edición de Agata Joanna Kornacka)
Eds. Seshat, Alicante, 2021

Si siempre es grato y provechoso el leer, más quizá lo sea el dar con un autor que, si bien desconocido en España, aporta como tal la voz, el significado y todo el simbolismo que pueda aportar un escritor que queda bien definido por una voz única, propia, ‘esa que solo él podría aportar a la lectura’, de lo cual el lector se esperanza y enriquece.

Y no es nuevo cronológicamente el autor, pues es nativo de la feraz, poética y extensa tierra polaca de allá por los años entre 1877-1937, pero sí por cuanto en su poética- aforística (o aforismo-poético) nos descubre un mundo literario original, inteligente, juguetón y de un raro sentido del humor que hunde sus raíces en el filósofo Bergson:

El Matías de enfrente, que le falta un tornillo,
a caballo corre fuerte, de los cielos el visillo!

Su dicción es de una personalidad arrolladora y, si bien parece querer confundir en ocasiones con versos manifiestamente aligerados y casi infantiles, consigue en otros momentos una intensa raíz en sus expresiones que pone  de manifiesto su capacidad introspectiva respecto no solo del interior del hombre, sino de su conocimiento de la palabra como aporte reflexivo, incluso trascendente

¡Cállense los sueños..! ¡Pónganse las flores..!
Sólo aquel pajar – real me parece…
Y tú, ¿por qué lloras? – De nuestros dolores
la gente que vive – ni se estremece.

Me temo que no es en vano, sino un gesto bien deliberado, el hecho de que algunos de los contenidos poéticos de este texto que aporta viva compañía es el uso de una fórmula semejante al aforismo al expresarse, toda vez que en ello se puede aludir-aportar un valor de trascendente significado al discurso que no obtendría tan fácilmente si se transmitiese sobre el verso desnudo.

De ahí su vigencia formal, su aporte inteligente y, sobre todo, ese grado de proximidad que, aún siendo su destinatario ese otro que lee y escucha (se escucha) aporta un grado de compañía y solícita amistad que no resulta en vano para la emoción del atento lector

La más recta primavera la vio un oriundo,
el que Jedrych se llamaba… ¡él y nadie en el mundo!

En fin, oriundo o no: pasen y lean.

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