marzo de 2024 - VIII Año

La archiduquesa austriaca… ‘roja’

Isabel María de Habsburgo (1883-1963) fue conocida con el sobrenombre de la ‘archiduquesa roja’. Tenía seis años cuando su padre el archiduque Rodolfo se suicidó, es decir, que era nieta de los emperadores Francisco José e Isabel de Baviera. Pues bien, en 1928 El Socialista se hacía eco de este personaje por su vinculación con la izquierda, en su sección de Acción Feminista. El socialismo y las mujeres, que se desarrolló en esa época. En otras ocasiones también el periódico socialista español había tratado el hecho de la vinculación de algunos personajes de la aristocracia con el socialismo, aunque casi siempre para el caso británico, como hemos estudiado en varias ocasiones. En este sentido, quizás, convendría abordar la cuestión de forma monográfica.

En este caso, el artículo estaba firmado por Ana Quensd, donde, además, se recogían declaraciones de la princesa hecha a la autora del texto. La columna explicaba que nuestra protagonista vivía en un piso sobrio en los alrededores de la Ringstrasse en una antigua casa nobiliaria. Y lo hacía separada de su familia. Al parecer, también de su esposo, el príncipe Otto de Windisch-Grätz, con el que tuvo cuatro hijos, aunque, por otro lado, sabemos que no se divorciaría de él hasta el año 1948, para casarse con Leopold Petznek, con el que ya llevaba tiempo conviviendo. La autora subrayaba que no era la única persona de la antigua casa imperial que se había negado seguir las normas ‘draconianas’ de la corte. En ese sentido, aludía al padre de Isabel, y nosotros añadiríamos, a su abuela, la famosa emperatriz Sissi.

En la columna se aludiría al segundo marido (o compañero), y que sabemos que era socialdemócrata. Petznek trabajaba como administrador de contribuciones, un cargo de alta responsabilidad en la Administración. Pero la autora y la entrevistada querían dejar claro que no había sido la segunda pareja quien había llevado a la antigua princesa hacia la causa socialdemócrata. Siempre, según nuestra fuente, había llegado al Partido Socialdemócrata por la conducta llevada por su clase al terminar la Gran Guerra, y especialmente por la de la familia de su esposo, que le había quitado sus hijos para que no recibieran las influencias de su madre.

En este sentido, también se aludía a la nula relación con su madre, la archiduquesa Estefanía, ya que el emperador Francisco José la responsabilizó de la tragedia de Meyerling, decretando una casi separación con Isabel. Esta educación llevada en su infancia, alejada de su madre, había calado hondamente en Isabel que no quería la misma suerte para sus hijos, provocando el enfrentamiento con su familia política, educada a la vieja usanza en relación con la crianza de los hijos. La princesa había declarado que en ese trance no había obtenido nada más que la ayuda del Partido Socialdemócrata en su derecho de madre. Isabel explicaba que había varias maneras de llegar al socialismo. Se podía ser desde que uno nacía, pero ella tenía que haber pasado por la ‘dura escuela de la vida’, y sufrir pruebas por su nacimiento y matrimonio, que le había obligado a buscar su propio camino.

El artículo recogía más comentarios sobre los hijos de Isabel hechos a Ana Quensd, pero de la conversación entre ambas mujeres nos interesa, lógicamente, su vinculación con el socialismo. Isabel consideraba que gracias a la socialdemocracia austriaca las mujeres habían avanzado en su emancipación, es decir, había habido una clara apuesta por el feminismo socialista. Quería resaltar, además, la política seguida por la Administración municipal socialista de Viena en favor de las mujeres y los niños. En la entrevista mostró interés por la Unión de la Juventud Socialista y los Grupos de Amigos de la Juventud, a los que había cedido su castillo de Schooneau, donde se reunían regularmente los domingos cientos de jóvenes para practicar deporte o realizar otras actividades de ocio.

Isabel participaba también de la vida organizativa del Partido Socialdemócrata, y solía pronunciar discursos, especialmente relacionados con la mujer y la infancia. De la desconfianza inicial de los militantes y cuadros del Partido hacia un miembro de la Casa imperial se había pasado a considerarla, lógicamente, una compañera más.

Hemos consultado el número 6.098 de El Socialista. Como aludíamos hemos tratado la cuestión de las relaciones entre la aristocracia y el socialismo, una cuestión sumamente sugestiva en relación con la conciencia de clase.

Aquí recogemos otras contribuciones:

Eduardo Montagut, Frances Evelyn Daisy Greville, la condesa socialista de Warwick, El Obrero, (febrero de 2018).

Eduardo Montagut, ‘Cuando los aristócratas se hacían laboristas’, Nueva Tribuna, (noviembre de 2018).

Eduardo Montagut, ‘La noticia del ingreso de la condesa de Warwick en el socialismo en El Socialista’, El Obrero (febrero de 2019).

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Archivo Entreletras

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