agosto de 2025

El caso Miguel Hernández

miguelhernandezLo de desacreditar a quien sea, es un deporte, un ejercicio que se practica con toda la impunidad. Es cierto que en algunas ocasiones habría que hacerlo; pero lo curioso es que quien realmente lo merece porque se ha constado fehacientemente y documentalmente, tienen una habilidad asombrosa para inhibirse. En el caso de Miguel Hernández, mejor dicho, en la biografía corregida y ampliada que aparece ahora; lo que se ofrece es la desmitificación de lo que hasta este momento se nos había dicho de sus carencias; pero que a pesar de ello, no menoscababan la autoridad literaria del vate. Lo que se quiere, lo que se dice ahora es que tuvo más amantes que Maruja Mayo, no era un pastor al uso, no era miembro de una familia humilde, y era persona con formación.

Uno que ha sido desde siempre un escéptico, que ya venía con esa ‘tara’; que resulta ser en estos momentos que vivimos, como mínimo, molesto. Hasta ahora, me pregunto: ¿Interesaba que fuera un analfabeto, un pobretón y un hombre fiel? ¿Eso le proporcionaría un aura heroica? Y este estado se ha mantenido hasta ahora. Pero resulta que alguien se ha dado cuenta que se está mitificando a alguien que sin tener donde caerse muerto en todas las facetas de su vida, es un orcelitano superior a todos sus convecinos, pese a tanta limitación y carencias; incluso por sus adscripciones políticas. Sigo pensando en voz alta. Entonces, ¿qué habría que hacer? (Ahora voy a ello).

miguelhernandez2Recuerdo el caso de un amigo suyo que le corrigió algún poema, que no fue otro que Ramón de Garciasol. Otro caso de talento imperdonable para la sociedad caciquil de la época. Se presentó a unas oposiciones, que según el boletín, no ganaría por el exceso de talento del opositor; sino por la renuncia de quien o quienes concurrían. O sea, corría solo la carrera y con llegar a meta era suficiente para ganarla. A lo nuestro. No se trata de reconocer el talento, la sensibilidad y la afición aplastantemente del poeta. ¿Cómo se desmonta esto? Me sigo preguntando. No es complicado argumentarlo si se pertenece a una familia campesina acomodada para la época, lo que le permite una formación, frente a muchos hijos de familias con menos posibles. Y frente a los que sí pueden, un muchacho espabilado, listo, despierto puede, con su esfuerzo sobresalir. Con esto ya queda justificada su capacidad. Puede que nos estemos equivocando. Que se tengan documentos que nos desmientan.

Sí hay algo evidente: con medios o no, Miguel Hernández es uno de los grandes poetas españoles, junto a Federico García Lorca, o Antonio Machado del siglo XX. Y este asunto, que debería ser el leitmotiv de su biografía, parece que es lo menos valioso de esta aportación. Quiere uno decir, verdad o mentira de lo que se desmitifica. ¿Le va a quitar o mejorar su calidad literaria? Voy a recordar un caso concreto. Camilo José Cela, en su juventud (21 años), el 30 de marzo de 1938 presenta una instancia al Comisario General de Investigación y Vigilancia, para prestar sus servicios en el Cuerpo. ¿Lo reprochable de su conducta en lo personal le ha descalificado la calidad y cantidad de su obra? Podrá suscitar rechazo hacia su persona, incluso hacia su obra. Pero el reconocimiento como novelista no ofrece duda, por mucho que nos pudiera incomodar por su actitud. Es una opinión, que pudiera hasta ser molesta para quien ha trabajado su biografía, y lo puedo entender. Y puedo hasta disculparme. Además de esto, podría preguntarle: ¿esta nueva aportación es necesaria? Que uno no pretende quitarle importancia al trabajo de nadie. Tengo la sensación de que una mala obra, necesite de una buena biografía (que buena puede ser sinónimo incluso de canalla, que ayuda mucho). Una buena obra, obvia una biografía. Estaré errado.

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