abril de 2024 - VIII Año

‘Cuentos de los otros’ de Justo Sotelo

portada cuentos
 
Cuentos de los otros
Justo Sotelo
Bartleby, 2017

 

 

 

Por Almudena Mestre

La editorial Bartleby acaba de publicar el segundo libro de cuentos del escritor Justo Sotelo, Cuentos de los otros (135 páginas), colección de noventa microrrelatos, dividida en tres apartados.

En este libro se aplican muchos conceptos teóricos, desde el imaginario de Durand hasta las tres críticas de Kant, pasando por una visión de la estética en busca de una filosofía apropiada. De alguna manera son una prolongación de su anterior libro, los «Cuentos de los viernes» (Bartleby, 2015).

En esta ocasión se anticipan los temas de lo mágico y lo inverosímil. A lo largo de sus páginas surgen multitud de juegos metaliterarios y vemos cómo se perciben los tres pilares latentes en la posmodernidad: el espacio, el tiempo y el otro, marcados por el «amor» como símbolo de la felicidad. La realidad recubre el propio hecho de existir y de ser, el mundo real, lo efectivo y práctico; la ficción engloba a la mimesis, verosimilitud e imaginación. Sotelo introduce en todos los cuentos un elemento aparentemente fantástico o extraño de la vida real, lo que le permite apostar por las transgresiones espaciales y las diversas construcciones temporales por medio de los efectos estéticos semejantes a los que Cortázar proyecta en «Continuidad en los parques», donde se mezclan la minificción y la metaficción más estudiada de la literatura universal, según Lauro Zavala.

Se puede decir que el libro «trata de responder a las tres grandes cuestiones de Kant: qué es lo verdadero, qué es lo bueno y qué es lo bello», como comentó el pasado 22 de mayo el autor en una entrevista que le hicieron en Europa Press. De ese modo se encuadra en una adscripción genérica del cuento donde triunfa el amor eterno rodeado de cierta ambigüedad, estableciéndose un auténtico pacto narrativo entre el autor, el lector y el texto. El fingimiento de la realidad acapara la ficción del lenguaje que Sotelo opone a lo que no es, es decir, todo lo que es se opone a la nada. A veces, la realidad contradice a la pura apariencia.

La estructura narrativa de los cuentos consta de un epílogo, tres partes con treinta cuentos cada uno y un prólogo, lo que origina un aspecto simétrico en el libro.

En la parte UNO aparecen los mitos, por ejemplo de la mano de Paris y Helena, que, por intertextualidad encontramos en las «Ocho heroidas al estilo de Ovidio» publicadas por Sotelo en la revista Hesperia, de la Universidad Complutense (2008), en un número monográfico dedicado a la cultura griega. Nos encontramos un homenaje al amor en todas sus vertientes, desde el primer amor hasta el último, pasando por el gran amor que todos hemos tenido alguna vez en la vida. Esos amores son los que dan sentido a la vida, o sea, la convierten a esta en verdadera, en lo que es, en lo que se pude reconocer a lo largo de la existencia.

En la parte DOS se narran diferentes historias que giran sobre la idea de la ética, e incluso, de la moral, con relación a los otros, esas personas que nos rodean, en las que a veces no nos fijamos, pero que conforman el espacio y el tiempo que vivimos. El tiempo está en nosotros mismos. La búsqueda de un comportamiento ético a veces conduce a la explosión de los sentimientos más profundos, y por eso se intercalan verbos que expresan emoción, sensación y sentimiento. Vuelven las transgresiones poéticas del lenguaje con un tiempo irredimible en medio de las paredes y los pozos de Murakami de los que habló Sotelo en su ensayo «Los mundos de Haruki Murakami» (2013).

En la parte TRES reaparecen los mitos a través de Dafne y Apolo, los símbolos, las metáforas y las imágenes ancladas en la literatura , en el cine, la estética, la filosofía, la música y el psicoanálisis. El tiempo se paraliza y se funde con la música para dar lugar a la belleza de la que hablaba Kant. El objeto de la belleza permite para Kant la apreciación estética de la naturaleza y del hombre como centro. Para ambos autores, Kant y Sotelo, el espacio y el tiempo son los dos grandes elementos de la estética trascendental; en sí mismo el tiempo no existe, es simplemente una coordenada y una categoría del entendimiento. La era de las altas tecnologías y las comunicaciones influyen en el modo de leer y escribir. Internet, Google, Facebook, laten en pleno siglo XXI en medio de la otredad erótica, el otro, la alteridad que no es más que un espejo de nuestro yo.

A través de escenarios hermosos y llenos de encanto el autor describe los espacios por los que transitan sus personajes fusionándose con ellos. Al lado de Él y Ella aparecen personajes reales y cercanos al autor que, de algún modo, le influyen en su escritura y moldean su pensamiento lógico y jerárquico dando forma a su estructura mental. El pintor Antonio Zaballos, Juana Vázquez, Silvia López, Johana Roldán, José Zurriaga, Marta Muñiz, Javier Gomá, Pepo Paz, Pilar Saquero, etcétera, componen su universo narrativo. Ahí también están autores como Foucault y Barthes que amueblan su mente – como diría Umberto Eco – y dan origen a sus esquemas mentales. Sotelo no solo alude a personajes vivos sino que trae a colación el recuerdo de los que nos dejaron ya como Ana María Navales. En varios momentos extrae del contexto a un tal «nadie» refiriéndose tal vez, al ausente, al «otro», al «alter ego» del mismo modo que a los Otros en plural. ¿Cuáles son los «otros»? ¿Se acercan tal vez los otros al narrador o el narrador es un simple espectador de esos «otros»? ¿Se identifica el autor con su yo narrativo?

En definitiva, los «Cuentos de los otros» es un libro que refleja la enorme madurez a la que ha llegado Justo Sotelo y se convierten en una obra imprescindible dentro del panorama narrativo de este país.

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