abril de 2024 - VIII Año

El patrimonio incómodo. La historia de un arquitecto, la historia de una ciudad (II)

Luis Gutiérrez Soto (fuente de la imagen: Comunidad de Madrid)

Del mismo modo que uno no puede comprender el significado de los conflictos de nuestro día a día sin conocer los antecedentes que han llevado al estallido de estos, uno es incapaz de comprender la realidad detrás de toda obra de arte sin conocer quién era la persona detrás de esta. Es por esto por lo que en esta segunda parte nos acercaremos a la figura de Luis Gutiérrez Soto, hablaremos de su historia, su participación en la guerra y su impacto en Madrid. Del mismo modo, centrándonos en el antiguo Ministerio del Ejército del Aire, veremos su construcción desde sus inicios hasta su finalización.

El edificio del Ministerio del Aire es el mayor exponente de lo que será el estilo neoherreriano, siendo una revisión de las obras de Juan de Herrera, arquitecto del Monasterio del Escorial. No obstante, sería un error considerar que la fascinación por la arquitectura derivada del Escorial se inició con Franco. Desde antes de la Segunda República, encontramos edificios como las de Torres Balbás en 1923, siendo considerado como una de los primeros edificios modernos de España y un intento de europeizar el país a nivel arquitectónico.

Podemos estar hablando de cientos de edificios que llevan la firma de Luis Gutiérrez Soto, uno de los principales arquitectos del régimen de Franco, cambiando a lo largo de su carrera la forma en la que nos relacionamos con la ciudad.

A lo largo de su infancia, Luis Gutiérrez Soto se desplaza constantemente desde Madrid al Escorial. Estos viajes cementarían los gustos de un joven Gutiérrez que luego se verían plasmados en una de sus principales obras. A partir de estos viajes ya se empiezan a formar sus dos principales estilos arquitectónicos: un estilo imperial y un estilo que podemos llamar de domicilio.

Se graduó en la Escuela Madrileña de Arquitectura en 1923, momento en donde en España reinaba el racionalismo, un movimiento vanguardista que se desarrolló en múltiples partes del mundo desde la década de 1920 hasta la década de 1960. Este movimiento, tal y como su nombre indica, busca trasladar la razón y la modernidad al ámbito arquitectónico, empleando materiales considerados modernos como el acero o el vidrio; además de centrarse en un diseño simple y funcional, sin ninguna clase de ornamento excesivo, buscando la función por encima de la forma. Este movimiento influirá mucho en la mente del joven arquitecto. Este tipo de arte, con la llegada del régimen de Franco, será considerado en un primer momento como un arte inmoral. En su lucha por establecer una nueva moral para toda España, este tipo de estilos arquitectónicos permanecerán suprimidos en los primeros años de su gobierno.

Hablando de la Guerra Civil, en un primer momento logro huir a la embajada de México, donde permaneció nueve meses hasta marzo de 1937. En este punto será evacuado a la zona controlada por el ejército sublevado, trasladándose a Salamanca. En este lugar, ingresará en el Ejército del Aire en un primer momento como observador y a posteriori como jefe de infraestructura, realizando una gran cantidad de aeropuertos que el ejército sublevado empleará en lo que resta de guerra.

Llegará a entrar en Madrid tras la rendición de los defensores republicanos en 1939. Esta experiencia y sus conexiones con el ejército no solo le permitirán tener un historial limpio a pesar de su participación en el arte racionalista, además de cultivar una relación muy estrecha con el Ejército del Aire, lo que le servirá para ser nombrado el arquitecto encargado de construir su nueva sede.

Ya desde julio de 1939, los Servicios Secretos de Falange organizaron la llamada Asamblea de Arquitectos de Madrid, en donde numerosos arquitectos plasmarían toda una serie de ideas renovadoras y muy diversas entre ellas para ver cómo debía ser la nueva Madrid de Franco. Por estas fechas y en esta tesitura, el por aquel entonces ministro del aire, el General Vigón, le encargará a Gutiérrez la Construcción del nuevo Ministerio del Aire.

Como ya se mencionó en el artículo anterior, Madrid, en teoría, debería de quedar dividida en tres avenidas principales que representarían los tres valores del nuevo régimen de Franco: religión, patria y jerarquía. Con la llegada de Alberto Alcocer a la alcaldía de Madrid, el terreno de lo que se convertirá en la Plaza de Moncloa pasará a manos del Ministerio del Aire. Al tratarse de un lugar tan importante para la legitimidad de Franco, la nueva sede del ejército tendría que cumplir no solo con la función de edificio de gobierno, sino como muestra de la monumentalización del régimen, tal y como se explicó en la primera parte de este artículo.

Con esto en mente y, recordando que por estas fechas (1939-1943) la influencia fascista era la principal en España, Gutiérrez Soto viajará en plena Segunda Guerra Mundial a Berlín y Roma para inspirarse en los principales edificios propagandísticos de las otras potencias totalitarias. La obra que propuso fue la de un edificio con grandes y numerosas columnas, con un portón prototípico de lo que podemos llamar “estilo fascista”.

A pesar de estas ideas, los bocetos no cumplían con uno de los principales objetos del nuevo régimen, siendo este el de reconectar con el pasado imperial. Esto hizo que, a pesar de que la ideología fascista y el objetivo principal de mostrar la victoria se mantuvieran, la imagen que mostraba el Ministerio cambió por completo. Esto será importante con el surgimiento de los debates relacionados con la memoria histórica, algo que exploraremos con mayor profundidad en la próxima y última parte de este artículo.

Soto en la colocación del monumento al vuelo del Plus Ultra, 1951 (Fuente de la imagen: Comunidad de Madrid)

El título de este artículo hace referencia a cómo podemos hablar de la historia de España contemporánea a través de las obras realizadas por Luis Gutiérrez Soto. Como ya hemos comentado, en los años 20 y 30, fue un racionalista que abrazó los sentimientos de modernidad impulsados tanto por Alfonso XIII como por la República, siendo momentos en donde la modernidad era la prioridad.

De igual forma, su experiencia tras la Guerra Civil nos muestra, como ya hemos indicado y reiterado, cómo los años 40 son unos años de inspiración totalitaria y muestra de legitimidad por la fuerza. Esto es algo que Luis Gutiérrez Soto defendió fervientemente, hablando de recuperar la esencia nacionalista en la arquitectura, tildando de apátridas las tendencias arquitectónicas encontradas en la República y considerando la guerra algo muy español desde su punto de vista. En las propias palabras del arquitecto encontradas en el artículo “El cuerpo de la nación: Arquitectura, urbanismo y capitalidad en el primer franquismo” de Zira Box:

(…) este sentimiento nacionalista fue incrementándose, hasta culminar en la más bella exaltación de nuestros sentimientos históricos y tradicionales. En la guerra volvimos a conocer nuevamente España, en sus campos de batalla, en el andar de sus caminos, en el dramatismo y belleza de sus pueblos y de sus iglesias castellanas y sentimientos más que nunca todo el peso y la gloria de una tradición y una historia que, por desgracia casi habíamos olvidado.

Es cierto que Luis Gutiérrez Soto se puede considerar como un arquitecto por encima de todo, pero esto no implica que no tuviera simpatías por los discursos de sus políticos coetáneos. En estos años 40, podemos, pues, hacer referencia a una interrupción de la modernidad, tal y como se muestra en el artículo “La modernidad interrumpida” de Luis Javier Cuesta Hernández. No obstante, Gutiérrez Soto, compartiendo estos pensamientos que pueden llamarse franquistas, también busca regresar a una modernidad arquitectónica.

A finales de los años 40 y principios de los 50, el régimen de Franco se encuentra al borde de la extinción. Las medidas autárquicas y las reformas económicas no están solucionando los problemas de hambre que asolan España. Esto hace que el régimen se tenga que reformar rápidamente.

En esta situación, empieza en 1950 la Guerra de Corea, un conflicto que enfrenta la dictadura comunista de Corea del Norte apoyada por la URSS y China contra la dictadura capitalista de Corea del Sur, apoyada principalmente por Estados Unidos.

Esto presenta una oportunidad de oro para el régimen de Franco. Como aliado de las potencias fascistas, Franco es el último bastión del enemigo de Europa, pero como anticomunista se convierte en un aliado de occidente.

Bajo esta premisa, el régimen comienza a remodelarse de cara al exterior, llegando a una serie de acuerdos por aquel entonces secretos con Estados Unidos que permiten abrir el régimen a occidente. De esta forma, el apoyo de Estados Unidos logra salvar una dictadura que estaba al borde del colapso socioeconómico.

Esto hace que la dictadura cambie, buscando ocultar toda idea de totalitarismo fascista, dejando atrás esta primera etapa de la dictadura.

Toda esta evolución política se plasma perfectamente en la construcción del Ministerio del Ejército del Aire y en los posteriores proyectos de Luis Gutiérrez Soto.

Las obras se iniciaron oficialmente en septiembre de 1943 para coincidir con festividades religiosas, introduciendo en la obra arquitectónica el elemento católico. A pesar de comenzar las obras como tal en diciembre de ese mismo año, este ritual de iniciación concuerda con el sentimiento totalitario de mostrar un nuevo estado español.

Las obras se fueron realizando mientras que la coyuntura política exterior iba alterando la forma en la que el estado franquista evolucionaba internamente.  Franco mientras tanto buscaba alejarse de las obras con esta herencia fascista como el Ministerio del Aire o el Arco del Triunfo (que se estaba construyendo al mismo tiempo) que generaban una preocupación al gobierno, pues una muestra del pasado fascista podría acabar con el apoyo internacional por mucho que España fuera un punto estratégico importante durante la Guerra Fría.

Es por este motivo por el que, al finalizar las obras en 1958, esperando la finalización del Ministerio para que coincidiera con el Arco del Triunfo en vez de una gran inauguración que mostrase la magnificencia de la dictadura y el estatus de vencedor en el conflicto civil; en realidad no hubo ni una inauguración oficial.

Como una dictadura cuya legitimidad se centra en la victoria en la Guerra Civil y que busca revivir las glorias de un pasado imperial que se romantiza por el gobierno central, es imprescindible que este tipo de obras se realicen, pues sigue siendo importante que la sociedad no olvide el porqué de su gobierno. No obstante, ante el miedo que una inauguración de estos edificios con una historia tan polémica como la que hemos visto pudiera causar en el plano internacional, se decidió no realizar actos que pudieran poner en jaque las nuevas amistades occidentales.

De igual forma, encontramos cambios en los discursos sobre la modernidad arquitectónica que se consideraba amoral. En vez de eliminar este arte, para mantener una coetaniedad con el resto de Europa, el racionalismo pasó a mostrarse como una muestra de cómo el régimen pudo arreglar la perversión de las épocas pasadas. Bajo este nuevo discurso, Luis Gutiérrez Soto se dedicó a construir toda una serie de edificios de corte más racionalista y modernista, pasando del estilo imperial al estilo hogareño, construyendo una gran cantidad de viviendas en Madrid.

La historia se ve como algo teórico y lineal, no obstante, las formas de pensar establecidas por la sociedad o impuestas por un gobierno siempre acaban plasmándose en nuestro día a día, desde ritos culturales hasta obras arquitectónicas.

El Ministerio del Aire es, pues, un legado de la que puede considerarse la época más totalitaria dentro de lo que fue la dictadura de Franco. A pesar de esto, a la hora de hablar de monumentos polémicos, el Ministerio del Aire parece pasar desapercibido. En la próxima y última parte, hablaremos teniendo ahora este trasfondo histórico de qué es el patrimonio incómodo junto con las posibles razones por las que el Ministerio del Ejército de Aire, a pesar de contar con todas las papeletas para verse como uno de los edificios más controvertidos de nuestro pasado reciente, parece pasar completamente desapercibido.

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Archivo Entreletras

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