mayo de 2024 - VIII Año

Qazi Abdur Rahim: «ImagineIndia es un referente internacional dentro de los festivales de cine asiático»

El caso de Qazi Abdur Rahim es singular: un madrileño de Calcuta nacido en Karachi que tiene pasaporte bangladeshí. Estudió medicina, pero se sintió enseguida atraído por el cine y nunca llegó a ejercer su profesión. Con estos antecedentes su vida ya podría ser una buena historia para una de esas películas que tanto le gustan. Pero cuando se van conociendo más detalles acerca de Abdur, lo que sorprende es que todavía no se haya hecho una película sobre él. Aunque en su momento el cineasta indio Buddhadeb Dasgupta se planteó la posibilidad de filmarla bajo el título tentativo de ‘Historia de un pasaporte’. Trataremos de que el lector se haga una idea.

Su llegada a España no pudo ser más rocambolesca. Franco buscaba proveerse de la bomba atómica y por ello se trajo a la familia de Abdur a Madrid porque su tío Abdul Shaker poseía los conocimientos técnicos para ello puesto que había trabajado en el programa nuclear del Ministerio de Defensa pakistaní. Incluso llegó a entrevistarse con Nixon, a quien solicitó financiación para fabricar la bomba atómica en aquel país. Shaker no solo la llegó a hacer para Pakistán, sino que luego se la vendió a Corea del Norte e incluso estuvo a punto de vendérsela también a Irán, apoyado por Estados Unidos. Enterado Franco le invitó a él y a su familia a venir a España. Las negociaciones se llevaron a cabo en el 73. Todos los miembros de la familia de Abdur llegaron a nuestro país el 14 de agosto del 74, gracias a la oportuna intervención del Duque de Hernani, presidente a la sazón de la Cruz Roja española. Les recogió una limusina en Barajas y los llevó a una pensión en la Puerta del Sol. Tuvieron dos reuniones con los militares, con los Servicios Secretos en la calle de los Madrazo. Todo parecía avanzar hasta que de repente el dictador cayó enfermo y ya no salió del hospital. En noviembre del 75 fallece con lo que la presencia de los Qazi en la capital se ve seriamente comprometida. Para tranquilidad de los recién llegados, el gobierno les da el permiso de residencia a pesar de que su misión se había abortado al albur de los nuevos vientos que empezaban a soplar.

Es entonces cuando Abdur comienza a frecuentar la Filmoteca. Esta tenía la sede en Antón Martín y el chico se encuentra con una retrospectiva de cine indio. Con ánimo de recuperar el pasado en su país natal va asistiendo a los pases programados y se da cuenta de que los subtítulos dejaban mucho que desear, de modo que ni corto ni perezoso hace una reclamación que llega a las manos de Catherine Gautier, entonces adjunta de dirección y responsable de programación de la institución.

Le encargaron traducir una docena de películas de Satyajit Ray, que le pagaron generosamente, pero él se negaría a cobrar un duro de tal asignación. A partir de ese momento se va a ocupar de la programación anual de un ciclo de cine indio. Acabará por tropezarse con Guillermo Fesser, viejo amigo con el que pone en marcha el proyecto que vendrá en llamarse ImagineIndia. Y también entrará en contacto con Miguel Marías, que desde entonces le asesorará en la elección de películas para el festival. La dirección de este la simultanea con trabajos de documentalista y traductor en las producciones de Fernando Bauluz y Jorge Iglesias. Sus vivencias personales al final llegaron de algún modo a una película: son las que inspiran a Joaquín Oristrell y Fernando Colomo el guion de ‘El Próximo Oriente’ (2006), en el que un carnicero de Lavapiés —barrio madrileño donde siempre ha vivido Abdur— se tiene que enfrentar a un problema con una vecina, hija de inmigrantes de Bangladesh, de religión musulmana. En la película, Abdur colaboró como letrista en la canción ‘Shockal fire ashe’, de la que Juan Bardem era el compositor de la música. Esto le valdrá su primera nominación a los Goya. La segunda le llegó con el corto documental ‘Soy Meera Malik’, donde nuestro incansable protagonista había trabajado en el equipo de documentación. Aunque ha regresado a la India en muchas ocasiones tiene una querencia especial por España.

Entreletras ha dialogado con Abdur sobre su pasión por el cine y el festival internacional ImagineIndia, que sigue dirigiendo con un entusiasmo envidiable. El entrevistado nos cita en un pequeño local “bangla” de deliciosos dulces en el corazón del barrio madrileño de Lavapiés. Mientras los vamos degustando se inicia la conversación.

Cuéntanos qué es el festival de cine ImagineIndia.

Fundamentalmente es un festival de cine asiático que se celebra todos los años en Madrid. Pero cualquier otra película buena ya sea de Francia, de Alemania, de Inglaterra, de Estados Unidos, o africana puede participar. Es, pues, un festival internacional que tiene un 70-80% de películas asiáticas.

Qazi Abdur Rahim y Eugenio Rivera durante la entrevista

¿Y cuándo empieza el festival? ¿Cuántas ediciones lleva?

Este año será la vigesimotercera edición. Empezó como un festival indio porque yo soy de Calcuta.

¿Y lo has dirigido siempre?

Sí, desde el principio. Lo ideé yo mirando un poco el British Film Institute de Londres. Un día vi que ellos tenían un programa que se llamaba Imagine Asia. Entonces me dije, bueno, puesto que John Lennon escribió ‘Imagine’ y los Beatles habían estado en India se me ocurrió llamar al festival ImagineIndia. Cuando volvieron de allí es cuando se separaron, más o menos. Supongo que la India les había dado unas ideas particulares y al regresar a Inglaterra ya no se aceptaban los unos a otros. Pero, como te digo, mi festival estaba copiado conceptualmente del festival británico.

La India cambia la mirada. Hablando de cine, que es lo tuyo, la mirada de Jean Renoir, también cambió cuando filmó allí ‘El río’, ¿no?

Renoir nos enseña el cine, no las escuelas de allí. De hecho, apenas había escuelas en aquel tiempo. No sé si estamos hablando del 58 o del 60… Así que él también nos cambia la mirada a los indios. Satyajit Ray se entera un día que hay un director francés importante que llega a la India, a Calcuta, para hacer una película. Y él, como amaba tanto el cine —entonces era publicista y trabajaba para una empresa de diseño inglés— intenta concertar una cita con Renoir. Alguien le chiva en qué hotel está. Sin pensárselo dos veces se presenta allí ante él. En aquella época eso era muy fácil. Entonces subió a la habitación que ocupaba Renoir y le dice: “hola, ¿puedo asistir a su rodaje? Porque yo quiero ser cineasta”. Y Renoir, que era muy amable, aceptó. Satyajit Ray estuvo presente en el set de rodaje de ‘El río’. Allí aprendió muchas cosas. Por ejemplo, la importancia de los silencios en el cine. Yo veo muchas películas, por ejemplo, del estado más desarrollado de la India, que es Kerala, y es un no parar, no se dejan ni cuatro segundos de silencio en medio. El cine es visual. Si quieres hablar tanto, escribe un libro, les digo yo.

En España o en Europa, lo que tiene el gran público en la cabeza como cine de la India son las producciones de Bollywood. Un cine que va en otra dirección, que se aleja mucho del cine de Renoir, que tiene otra mirada de gran industria.

Sí, por supuesto. A ver, en los años 60 y 70 llegó la izquierda al poder en Calcuta. Y, como dice su nombre, hay que empezar a destruir y empezó a destrozar la industria del cine. Y los más grandes, menos Ray y sus discípulos como Mrinal Sen y ​ Ritwik Ghatak se fueron a Bombay. Entonces empezaron a hacer el cine primigenio de Bollywood. Esas películas hechas por bengalíes de Calcuta que escapan de la opresión de la izquierda triunfan porque eran muy buenos escritores y guionistas. Es cuando Bollywood adquiere fama. No es por las películas malas que hoy hace Bollywood por lo que Bollywood es Bollywood. Es por gente como Guru Dutt, por ejemplo, como Shyam Benegal, como Bimal Roy, como Vasubha Tacharya. Ese es el comienzo de Bollywood: grandes películas, grandes guiones, grandísimas canciones. Y eso dura hasta el 75 y ven los de Bombay, los de Bollywood, que allí había un negocio impresionante. Y ya empiezan a hacer todo tipo de filmes y cada vez más filmes, pero no había tantos guionistas buenos. Los buenos ya habían muerto y no supieron renovarse. Siempre utilizan la misma fórmula y hoy en día, aunque técnicamente Bollywood esté a altura de Hollywood, la mayoría de los guiones son absolutamente lamentables.

¿Qué opinas de la mirada “colonial” al cine indio que propuso el británico James Ivory? ¿Le hace justicia o por el contrario nos ofrece una India estereotipada?

Lo importante es su alianza con el guionista Ismael Merchant que era indio. Yo creo que Ismael hace grandes películas, pero siempre en relación con Occidente, da el sabor a veces mejor, a veces peor, pero en buena medida habla de lo que era la India entonces. De hecho, hoy en día un amigo mío participa en la recuperación de todos los archivos de Ismael Merchant, financiado por British Film Institute, y bueno, yo pondré alguna parte de esos archivos en mi festival de ImagineIndia dentro de poco.

Una buena ocasión para volver al festival. ¿Qué ha pasado durante estos veintitrés años que tiene el festival?

Hemos dado grandes premios. Estuvimos diecisiete años en la Filmoteca de aquí, de Madrid, pero ya en los últimos cinco años, con la llegada al poder de los que están ahora en el poder se pifió todo. Hoy en día los responsables del cine tienen una idea adanista del cine. Se creen que ellos lo han inventado todo.  Así que ya no nos cogen en la Filmoteca, y estamos en una sala que se llama Artistic Metropol que nos ayuda mucho. Ponemos 98 películas durante dieciséis días, tres sesiones cada día. En la época de la Filmoteca Española, trajimos a grandes cineastas. Hemos traído a Marlen Khutsiev, un grandísimo maestro ruso que vivía en los tiempos de Mironov, Vertov y un poco más y casi vive en los tiempos de Eisenstein. Jrushchov le nombró jefe del cine ruso en Mosfilm, el Hollywood soviético. Luego lo despidieron mandándole a Georgia por supuesto colaboracionismo con Occidente. Después le repusieron en el puesto. Ya se sabe, el régimen comunista… Hizo magníficas películas como ‘Primavera en la calle Zaréchnaya’, ‘La lluvia de julio’, ‘Era el mes de mayo’ y ‘Epílogo’. Estas películas las hemos puesto en el festival.

Trajimos al cineasta y poeta bengalí Buddhadeb Dasgupta, uno de los mejores, que ha muerto hace dos años. Como director había ganado dos veces en la India el Premio Nacional de Cine a la Mejor Dirección, por ‘Uttara’ (2000) y ‘Swapner Din’ (2005). También ha venido la actriz y directora india Nandita Das, que tiene la Legión de Honor francesa. Ya sabes que es la estrella de las películas ‘Fuego’ y ‘Tierra’. Los franceses aprovechan para dar legiones de honor, cosa que los españoles no sabemos reconocer, porque creo que deberíamos dar más premios.

Y entre los españoles hemos traído a la gran Ángela Molina, que fue premiada. Una mujer realmente encantadora, sin ningún divismo. Una artista como la copa de un pino…

Cartel del festival de la última edición

Y este año en esta próxima edición, vais a dar dos premios.

Sí, en el mundo hay muy buenos directores y directoras. A nosotros nos gusta premiar más a las directoras, porque los directores ya tienen sus premios en sus festivales. Este año las premiadas son la neozelandesa. Jane Campion y la portuguesa Rita Azevedo Gomes. El año pasado se lo dimos a la directora, productora y guionista Deepa Mehta. Y el año que viene se lo daremos a la cineasta hongkonesa Ann Hui y probablemente a Ken Loach o a Emma Thompson. El festival ha llegado a un nivel de contacto, a un nivel de programación que es reconocido en el mundo entero.

Este año además tenéis como presidenta del jurado a una de las grandes estrellas del cine indio.

Sí, estamos muy contentos. Traemos a Rituparna. Después de Smita Patil y Sharmila Tagore, ella es la representante del cine indio ya desde hace cuarenta años. Ha hecho muchas películas en idiomas de diferentes etnias.  Ya sabes que en la India hay veintiocho grandes idiomas diferentes. El año pasado contamos con Mohsen Makhmalbaf, cineasta iraní —aquí célebre por su película ‘Kandahar’— y el siguiente año esperamos contar con Jafar Panahi, también director iraní (autor de ‘Taxi Teherán’ y ‘El globo blanco’).

¿Qué festivales como ImagineIndia hay en otros países de Europa?

En Francia hay dos de cine asiático también. Uno se llama Festival Tres Continentes, con los que nosotros nos llevamos bien, pero ellos programan también películas de Latinoamérica y de África. Además, hay otro en Vesoul, cerca de Besançon, que pone muchas películas. Pero no es tan fuerte como nosotros, aunque es verdad que tiene todo el apoyo del Ayuntamiento y de la comunidad de Besançon. Nosotros consideramos que somos el mejor festival de cine asiático en Europa. A mi no me valen esos frikis que ponen en el Festival de Locarno de cámara en mano sesenta minutos. Hay un dicho que solemos decir: “otro filme de Locarno”.

¿Y qué apoyo económico tenéis vosotros a través de subvenciones?

A nosotros las subvenciones en general nos han ido mal. Unas veces nos han funcionado algo y otras no tanto. El ayuntamiento de Madrid normalmente nos da.  La ayuda es bianual. Con la Comunidad y con el Ministerio hemos tenido encuentros y desencuentros, pero en cualquier caso siempre salimos adelante con las dificultades que son inherentes a un festival de este tipo.

Y ahora mismo, del cine asiático, aparte de las consabidas, ¿qué otra filmografía, hay que empezar a tener en cuenta?

Hay que mirar a Nepal, un país que está casi comido por la India, y por la otra parte, por el norte, por China. Pero Nepal, por el sufrimiento que tiene está haciendo buenas películas. Hay muchos cineastas que han emigrado a París, a Londres, a Los Ángeles, y están haciendo buenas películas, las historias son muy originales y a veces más originales que los indios. Como han estudiado en Europa o los Estados Unidos, están buen formados y sus películas son impecables. Creo que en Berlín —en la sección oficial— ya hay una película nepalí por primera vez.

¿Programáis cine español en el festival? ¿Qué opinas de él?

Sí, también lo programamos. Nos llegan algunas películas del Festival de Málaga. En general programamos cortos y vemos un nivel bajo… Más bajo que en India.  A veces, creemos que son historias estúpidas, de gente que no tiene otra cosa que hacer: no tienen sustancia. La sección de cortometrajes de cine español la preside en el jurado Miguel Marías, y tenemos dudas en cuanto a su continuidad por el nivel de los trabajos que nos llegan. Si hablamos de largos, sí que hay sin embargo trabajos estimables como el de Bayona sobre la nieve o carreras como la de Isabel Coixet, por citar solo dos ejemplos…

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Archivo Entreletras

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