marzo de 2024 - VIII Año

‘Como un sediento a la orilla del mar’ de Elena Muñoz

Como un sediento a la orilla del mar
Elena Muñoz

Ediciones Ondina, 2022

La escritora Elena Muñoz acaba de publicar un nuevo libro de poemas, Como un sediento a la orilla del mar, obra que se suma a sus anteriores poemarios, Momentos de arena y hielo, Papelera de reciclaje y Los poemas no cotizan en bolsa, títulos que componen hasta ahora la producción poética de esta autora.

Adentrándonos en sus páginas, podemos atisbar como la voz poética de Elena Muñoz es una voz lírica consolidada, con un estilo muy definido y una personalidad reconocible, pero ante todo estamos ante una poeta que sabe poner el lenguaje al servicio de aquello que desea expresar, construyendo poemas en los que palabra y tema alcanzan una notable asociación.

En estos versos hay mucho oficio como escritora, un bagaje colmado no solo de experiencia vital, también de ejercicio literario y cuantiosas lecturas que son parte de la labor literaria, las cuales han ido configurando a lo largo del tiempo su poesía, su narrativa cristalizada en cuatro novelas (tres de ellas forman su trilogía sobre el Viento) y varios libros de relatos, múltiples artículos de opinión o su incursión como autora dramática para teatro.

La poeta expresa incluso cierta fatiga frente al quehacer literario. Así lo manifiesta en su poema ‘He escrito tanto’ manifiesta: “He escrito tanto, / y de tantos he escrito / que a veces temo, igual /que una niña que rompe / la alcancía, que no haya / suficientes monedas / para comprar otra línea / de inspiración”. A pesar de lo cual, declara: “Pero no puedo. Me llaman / la luna, las historias— las mías, / y las ajenas—, el ansia / de acallar mis gritos, / de secar mis lágrimas, / y de hacerlo a cambio de palabras”.

Quizá por ello este libro es una obra de recapitulación temática, no de poemas, y descubrimiento de nuevos caminos por donde transita ahora y lo hará posiblemente en el futuro la poesía de Muñoz. Nada más adentrarnos en las páginas de Como un sediento a la orilla del mar, hallamos, por ejemplo, uno de los temas fundamentales y recurrentes en la literatura de Elena Muñoz. Me refiero a la pérdida del padre y la madre. Aunque distante en el tiempo, estamos ante una ausencia cuyo alcance no disminuye un ápice su vigencia en los versos de la autora.

Los poemas se suceden en un libro donde la poeta no escatima arrojo a la hora de plantear temas tan escabrosos como la inevitabilidad de la muerte. El amor es otro de esos temas que siempre tiene un lugar reservado en los poemarios de Muñoz. El amor como epicentro esencial de nuestro devenir. La búsqueda del amor, su permanencia, los vaivenes a los que suele estar expuesto este sentimiento, el desamor y, por supuesto, esa necesidad vital para la autora de contar con el amor, casi tanto como el oxígeno que respiramos. Poemas como ‘Amor de escalera’, ‘Corazones rotos’, ‘Sed de ti’, ‘Promesa’, ‘Pierdo siempre’ o ‘Amar es vivir’ son buena muestra de lo comentado. Se aprecia, sin embargo, una diferencia sustancial a la hora de abordar el tema de amor en relación con trabajos anteriores de la autora, ya que en no pocos poemas anteriores de Elena Muñoz apreciamos una fuerte carga erótica estrechamente ligada al sentimiento amoroso. Por el contrario, en estas páginas ese erotismo, tan presente con anterioridad como se ha dicho, queda muy diluido, dando paso a una temática amorosa donde el amor, sin prescindir de su consustancial sensualidad, se hace querer que trasciende.

En los poemas de este libro hay igualmente una exploración de ciertas claves de la condición humana, con el objetivo de otorgar, a través de la poesía, significado al designio mismo de vivir, algo tan elemental en apariencia y a la vez, como sabemos, extraordinariamente complejo. Los poemas que descubrimos en Como un sediento a la orilla del mar, son fruto de una profunda reflexión que la autora hace sobre el hecho de existir y también, empleando un concepto muy orteguiano, sobre su propia circunstancia. Son poemas de madurez que con cierta melancolía miran, por ejemplo, a la infancia y a la primera juventud. Los versos del poema ‘Quien fuera niña’ hablan por sí solos: “¡Ay, quien fuera niña para no dejarme / abatir por lo imprevisto!”, señala la autora al final del poema mencionado. Por otro lado, la lectura de la obra de Gustavo Adolfo Bécquer no solo va a inspirar a Elena Muñoz para componer el poema ‘No queda poesía’, sino para traer también a la memoria recuerdos anclados en su adolescencia.

Asimismo, no hay que aguardar mucho para encontrar otro poema donde la autora va a aunar palabra, tiempo y devenir para seguir demandando respuestas que sabe inalcanzables sobre la esencia y dimensión de nuestro estar en el mundo. Un poema breve, ‘Solo la palabra’, donde la poeta anota: “¿Qué cincel esculpiendo el tiempo / crea las sombras, las luces / que moldean tantas preguntas / que siguen sin responderse? // Sólo la palabra nos redime / de la soledad”.

En los versos de este poemario observamos del mismo modo a una poeta que no elude la crítica social, poniendo el acento en situaciones o actitudes éticas y morales que considera reprochables, como sucede en el poema ‘Caminando ciegos’. El deterioro medioambiental es otro motivo de compromiso, lo vemos en el poema ‘Madre Tierra’, donde atisbamos la profunda decepción de la poeta sobre tantos comportamientos censurables de la especie humana contra la naturaleza.

La poesía de Muñoz en este libro logra momentos de gran fuerza lírica, empleando para ello imágenes como las del poema ‘Mala suerte’: “Grietas abiertas, oscuras / sobre plata que devuelve / la imagen contrahecha de una realidad ignorada,…”. Por otra parte, los finales de los poemas no pasan desapercibidos, ya que en ellos podemos constatar la clara intención de la poeta por elevar el tono de su discurso. Los últimos versos del poema ‘No me cabe en la cabeza’ son prueba de ello: “pues me quedan mis versos / que enjugan mis ojos y consuelan / mi alma.”.

En todo caso, Elena Muñoz abre su alma de par en par en estos versos, donde no solo radiografía con ojo poético la sociedad en la que estamos inmersos, también nos habla, y mucho, de ella como mujer y ciudadana comprometida, de sus cavilaciones, incertidumbres, sus sinsabores, temores, ilusiones,…. Por eso esta poesía es ante todo una poesía honesta que emocionará a quien se acerca a ella. El trabajo de una poeta que arriesga a la hora de enunciar aquello que siente o en lo que cree, llegando a un público lector que a buen seguro disfrutará con los certeros versos de este libro.

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