marzo de 2024 - VIII Año

‘Madrid, preguntas y respuestas’ de Miguel Ángel Medina

madridMadrid, preguntas y respuestas
75 historias para descubrir la capital
Miguel Ángel Medina
Ediciones La Librería

Conocer Madrid como conocer cualquier realidad requiere en primer lugar intuición. Miguel Ángel Medina la tiene y eso es siempre una garantía de éxito al abordar una empresa como esta que tiene no poco de literario, de sociológico, de histórico y sobre todo de cultural.

En un libro, lo primero que debe valorarse es la importancia de la mirada. Decir mirada es decir punto de vista. Desgraciadamente cada vez se mira menos, estamos más encerrados en nosotros mismos y lo que tenemos a nuestro alrededor nos resulta cada día más ajeno.

La curiosidad no debe perderse nunca. Hay que patear lo que nos interesa a pie o en bicicleta, de esta forma descubriremos ciertos ‘tesoros ocultos’ y lugares que hasta ese momento, nos habían pasado desapercibidos. Hay quienes están de vuelta, sin haber ido a ningún sitio y quienes conservan, todavía, la ingenuidad y la inteligencia de pronunciar algún ¡eureka! de vez en cuando.

Me ha parecido una guía sentimental que merece la pena seguir, porque en este tiempo de pedanterías y fake news, no confunde el mapa con el territorio y, precisamente por eso, es una excelente brújula repleta, eso sí, de metáforas históricas y sociológicas.

No es una guía al uso, sino que leyendo estas páginas, espigando en esos lugares, muchos de ellos sugerentes y poco o nada conocidos, por el común de los mortales, advertimos que hay más compromiso social del que parece a simple vista, más ideología de la que se percibe en una lectura apresurada… y hasta alguna retranca que, siempre es bienvenida. Para quienes pensamos que merece la pena ese rescate del olvido, de lo que es importante y tener la valentía de apostar porque las cosas perdidas no están del todo perdidas, mientras alguien las recuerde.

De ahí, que estos paseos por el viejo poblachón manchego, que como las capas de la cebolla contiene muchos madriles en un solo Madrid y no sólo el de los Austrias, sea encomiable, atrevido y oportuno.

Quienes tenemos una edad respetable, lo que no deja de ser un eufemismo, nos gusta recordar a veces, al hombre unidimensional de Herbert Marcuse, ¡cuánta razón tenía! Percibimos cada día más alienación por doquier y más ‘trampas’ en las que a diario caemos como moscas.

Hay libros cálidos y amenos, este es uno de ellos. Por encima de tanto fanatismo creciente y tanto papanatismo, merece la pena posar la mirada en esa ermita mudéjar del siglo XII de Carabanchel o recordar, con admiración y cariño, a Mesonero Romanos, que tanto hizo por Madrid, ayudando a rescatar de la picota edificios emblemáticos o a Benito Pérez Galdós con su deambular por sus calles para fijar en la memoria de las generaciones venideras las formas de vida, los anhelos y las frustraciones de quienes residían y paseaban por esas calles, que también son las nuestras, en otro tiempo.

En este Madrid al que amamos y en otras ocasiones despreciamos por su inconsistencia, no deben pasarse por alto los arquitectos que han contribuido a configurarlo tal como es: Antonio Palacios, Joaquín Otamendi que ayudaron a crear un Madrid modernista, ahí están el Palacio de Comunicaciones hoy Ayuntamiento, el Circulo de Bellas Artes con su Minerva triunfal en el terraza o esa joya que es el Hospital de Maudes… Madrid es un concepto plural. Por las calles del barrio de las Letras están presente las huellas de Cervantes, de Lope de Vega, de Quevedo y de tantos otros literatos… en tanto que para perseguir las de Calderón de la Barca hay que desplazarse a los aledaños de la Plaza Mayor donde encontraremos la casa en que vivió.

Otro Madrid, que incluso hemos conocido, es aquel en el que aún circulaban los tranvías y que hoy se sumerge en el ayer, sepultando un pasado gris, triste y dictatorial que algunos nostálgicos echan de menos… pero del que es urgente terminar de pasar página.

Quizás haya pocas ciudades o ninguna, donde exista un monumento al diablo. Me estoy refiriendo al Ángel Caído, obra de Ricardo Bellver con el que podemos tropezarnos en el Parque de El Retiro y por si cabía alguna duda, se eleva 666 metros sobre el nivel del mar.

Sólo se ama lo que se conoce. Las 75 preguntas y respuestas sobre Madrid, es una invitación a buscar y encontrar tesoros perdidos o a atreverse a recrear algunas páginas olvidadas de la historia.

Continuemos los recorridos imaginarios saliendo, alguna que otra vez, de la Villa de Madrid para observar un bunker de la Guerra Civil, declarado BIC, en Navalagamella o el teatro neoclásico Carlos III de San Lorenzo de El Escorial, auténtica ‘bombonera’ que merece la pena contemplar y, mejor aún, asistir a una representación.

Podemos, asimismo, preguntarnos y averiguar que la cúpula de San Francisco el Grande (33 m. de diámetro) es la mayor de Madrid y de España, monumento nacional desde 1980 y donde han dejado su huella, en distintos momentos, creadores como Sabatini, Francisco de Goya o Zurbarán.

No me resisto a citar, aunque sea de pasada, alguna de las corralas con un inequívoco aroma galdosiano, que ha logrado resistir el paso del tiempo y la voracidad especulativa, de quienes han hecho auténticos negocios destruyendo Madrid. Me refiero, especialmente, a la que se encuentra en la calle Tribulete.

Como auténtica curiosidad podemos asistir a una misa atea, oficiada por ese bufón entrañable, que es Leo Bassi, ‘fundador’ de la iglesia patólica, ubicada en la Travesía de la Primavera, en Lavapiés, el barrio multicultural por excelencia.

Hay también, un Madrid de vanguardia y un Madrid abierto al futuro. Madrid es tolerante, como lo prueba la fiesta del Orgullo Gay, que se celebra anualmente y que ha colocado en el mapa del mundo el barrio de Chueca. Así mismo, puede hacerse un recorrido por los escenarios donde Pedro Almodóvar rodó sus películas de ambiente madrileño.

Debe quedar, aunque sea un mínimo espacio para hablar de Botín (en rigor, Sobrino de Botín), el restaurante más antiguo de Madrid (calle Cuchilleros) donde en diversas épocas, degustaron sus platos Pérez Galdós, Arturo Barea o Ernest Hemingway, en otros.

A corta distancia de la Puerta de El Sol, se encuentra Casa Labra, donde en 1879, un grupo de obreros, casi todos tipógrafos como Pablo Iglesias y algunos intelectuales y científicos como Jaime Vera, fundaron el Partido Socialista Obrero Español, tal y como reza una placa en su fachada.

Se dice, a veces con ligereza, que es más importante hacerse preguntas que responderlas. Modestamente opino que no es absoluto baladí, intentar al menos, responderse a esas preguntas. Sin prisa, eso sí… y a ser posible sin prejuicios, con condescendencia y sobre todo con cariño.

Hay muchas formas de cargar con nuestra historia a cuestas. Miguel Ángel Medina se pone la historia de Madrid a la espalda como una mochila liviana.

Una reseña ha de tener un espacio limitado, proporcionado y prudente, por tanto, esta va tocando a su fin. Eso sí, no quiero poner punto final sin comentar que es el lector el que debe hacer sus propios itinerarios. Encontrará, sin duda, mucho de interés y hasta, con una metáfora gastronómica, bastantes páginas ‘suculentas’.

Lo que es seguro es que tiene ante sí, leyendo este libro mucho que meditar y no poco que descubrir. No lamentará en absoluto leerlo y consultarlo y, probablemente, no se perdonará el dejar pasar la ocasión de disfrutarlo.

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