Peregrino de luz. Espacio y tiempo en la obra de Francisco Basallote (1988-2015)
Jesús Cárdenas
Ediciones en Huida
Colección En Pruebas
Sevilla, 2025
PERFIL POÉTICO
En su incansable deambular lector, el poeta, profesor y crítico literario Jesús Cárdenas reivindica en el ensayo Peregrino de luz. Espacio y tiempo en la obra de Francisco Basallote (1988-2015) el legado lírico del poeta gaditano, nacido en Vejer de la Frontera en 1941.
Esta reflexión crítica sobre la pluralidad creadora del escritor recalca en su introducción cinco objetivos específicos, entrelazados en los campos de investigación: el análisis de espacios literarios, los tipos de composición utilizados, la variedad de recursos lingüísticos, el recorrido mesurado por los habituales campos semánticos y, por último, la concepción unitaria y orgánica de cada conjunto de poemas. En suma, Jesús Cárdenas levanta una arquitectura indagatoria, una visión completa de un perfil poético. Los capítulos aglutinan trayecto biográfico y el saludable suelo firme de los libros publicados, con una lectura del hablante lírico inédita y subjetiva.
El pueblo natal del poeta, uno de los pueblos blancos de la provincia de Cádiz, será en su más amplio sentido el lugar del poema; un espacio simbólico que entrelaza paisaje y existencia, conformando la razón de ser de un notable investigador del folklore y el patrimonio cultural autóctono.
La dedicación a la poesía de Francisco Basallote gira en torno a un conjunto de motivos centrales. Nace a solas, sin ningún engarce generacional y con un evidente sitio de extraterritorialidad que disuelve su participación en antologías y proyectos de promoción colectiva. Su ideario estético, asentado en una fuerte dedicación lectora y en algunos magisterios cercanos como Julio Mariscal, aglutina trayecto evocativo, claridad formal, intimismo comunicativo y reflexión humanista sobre el devenir y la existencia. Su andadura comienza a finales de los años ochenta, cuando se presenta su poesía más temprana, recogida en el título La frontera del aire (1988). Se abre paso una voz de tardía amanecida que no tarda en tener continuidad en las entregas Solo el mar y Fragmentos y tasa de destrucción, dos poemarios publicados después en el catálogo de la revista La cuerda del arco, impulsado por el poeta y editor sevillano Antonio José Trigo, quien también publicaría en las páginas de la revista Mínima estancia, una amplia compilación de haikus.
En la década de los noventa, ya definida en los manuales literarios como una etapa en la que la estética figurativa y el núcleo central de la poesía de la experiencia entroncan sus raíces como corrientes centrales del momento, el proyecto lírico de Francisco Basallote alcanza pleno desarrollo. Los trabajos editoriales se suceden, aunque preservan los mismos planteamientos orgánicos, como se percibe en la tetralogía dedicada a Vejer. Pero también en esta etapa de plenitud creadora se hace fuerte la inclinación del poeta por el arte gráfico y la pintura, colaborando en numerosos catálogos para exposiciones, donde toma sitio también el interés cultural por la historia y la arquitectura. Numerosos premios refrendan la solidez de este momento creador y sus incursiones temáticas que no dejaron de acumular matices y anotaciones líricas hasta su última entrega Senderos de la tarde (2015). El hablante lírico está volcado en una poética de ensimismamiento y evocación, de búsqueda de luz en el sentido existencial, a través de la contemplación y el pensamiento, dos parámetros que conceden a sus entregas finales una temperatura elegíaca, que confronta literatura y existencia, la esencia del ser en lo transitorio.
Peregrino de luz. Espacio y tiempo en la obra de Francisco Basallote descubre la sensibilidad vivida de un poeta en el fluir del tiempo. Explora los motivos poéticos capaces de evocar estados de ánimo y simbolizar la incertidumbre que genera la voluntad de dar vuelo a los sueños, entre la contención y el silencio, entre la epifanía del instante auroral y el atardecer crepuscular que deja sitio a nuestra condición transitoria.
Con estructuras formales basadas en el verso libre, pero también con una manifiesta inclinación al haiku y a otras formas métricas cerradas, el poeta se adhiere a la intensidad de la contemplación de la que emanan frutos conceptuales y simbolistas. Proclive a la claridad expresiva, como constata su antología Hasta el cantil del viento (1987-2013), con introducción de Pedro Luis Ibáñez Lérida y prólogo de Francisco Vélez Nieto, Francisco Basallote busca, más allá de la cotidianidad, la trascendencia de ser, la serenidad de quien percibe entre las coordenadas del tiempo y el paisaje, la hondura de la introspección, la permanencia de lo intemporal.
Jesús Cárdenas cierra su ensayo con una minuciosa bibliografía de la obra poética y de las aproximaciones críticas aparecidas en prensa y pone como coda un epílogo de afectos en el que se integran poemas dedicados, homenajes en prosa, una galería de imágenes y una selección de acuarelas del poeta. Queda completa así una indagación crítica de altura, que hace justicia a un legado literario a trasmano y poco conocido todavía, a un viajero solitario que buscó en la poesía un árbol de luz, la esencia perdurable de lo que parece un puro devenir.