marzo de 2025

LAS NEGRITAS DE ANTONIETA / Maravillas y miserias, Madrid hoy

A José Bello, periodista y gran fotógrafo

Cómo se pondría las botas, el diablo cojuelo, viendo tantas cosas que pasan bajo los tejados de Madrid.

Siempre me gustó esa invención de Luis Vélez de Guevara, publicada en 1641, en la que el diablo levanta los tejados de Madrid y ve todas las miserias, trapacerías y engaños de sus habitantes.

Al punto, voy a relatar la miseria que me ha acontecido el día 13 de febrero: cancelación de un acto cultural archi programado, super publicitado, trabajado exquisitamente y esperado de corazón.

Cancelación súbita, sin razón alguna a los magníficos animadores culturales que son Evaristo Cadenas y Antonio Colino, ídem a la presentadora del Acto, Myriam García Carromero, los músicos contratados y al copioso público invitado que acude a estos a estos actos y Centro, y a mí misma. Todos perplejos y enfadados. Quedaban menos de veinticuatro horas para desmontarlo y avisar a todos, uno por uno.

Se trataba de la presentación de mi obra “Escucha la elocuencia de mi corazón”. Premio internacional de poesía Gabriela Mistral 2024, editorial SIAL.

Sin embargo, nadie podía escuchar la elocuencia en mi corazón (ja). Dijeron que no sabían quién era el responsable, que son cosas del sistema… Todo sucedió en el Centro Clara Campoamor, Retiro, Madrid.

En menos de veinticuatro horas tuve que avisar de la cancelación con algún que otro perjudicado, y fallo por mi parte, como el periodista y gran fotógrafo, José Bello, que tuvo que volver a casa cargado con su equipo. A él le pido disculpas públicamente y le dedico esta columna.

Miserias de los burócratas

Lo que narro es solo un botón de muestra de un estado de cosas nada halagüeño. Los escritores llevamos adelante lo que llamo una épica cultural de gran valor social. Con inmensa generosidad, “gratia et amore”, sin mediación monetaria, trabajamos por lo que es el pan de la vida, la cultura. Poco o nada recibimos a cambio. Y sí bastantes fatigas y contratiempos, como el que acabo de describir.

Somos la aristocracia del talento y del espíritu. La verdadera aristocracia. Ese es nuestro pago, al parecer.

Maravillas de la vida

La vida que es generosa me ha premiado con un texto magnífico que su autora Myriam García Carromero tuvo que guardarse en un cajón de su escritorio, sin más brillo ni luz pública. Igualmente, tirar por la borda las horas y esfuerzo que le ha dedicado a su escrito de presentación, sustrayéndolas a sus muchas responsabilidades profesionales.

Deseo un final feliz

Que los burócratas cambien y traten con cortesía y den buenas razones a la ciudadanía.

(Ando yo limando miserias).

Que el público que se vio privado de este acto, goce con el texto de Myriam preparado para la ocasión, para mí y para ellos.

(Ando yo esparciendo maravillas).

Sin otro particular, cedo la palabra a Myriam García Carromero:

Exégesis de Antonieta, la experiencia de los sentidos

Myriam García Carromero dando una conferencia en la FIL de Santo Domingo

Escribí estas líneas, convencida de que sería mi voz, su eco resonante, la que leyera este texto, sin embargo, un problema burocrático lo impidió.

Hace unos meses, quizás hasta un año, tuve una experiencia reveladora.

Recubierta de un traje de buena factura y colores pastel, el logos perfumado de una poeta excelsa me atrajo a su centro periférico.

Y, hoy, después de un año de intenso intercambio literario y vital, voy a hablar de esta artista, aunque haciendo una excepción, porque no solo voy a hablar de su obra, voy a hablar de ella, de Antonieta persona.

Hace unos cuantos años leí una entrevista del gran actor Marcello Mastroianni que decía que para ser buen intérprete solo cabían dos posibilidades: o ser tan imbécil que fuera sencillo vaciarse para dejar entrar en nuestro ser al intruso llamado personaje, o ser un completo esquizofrénico.

Quizás para ser escritor somos las dos cosas porque es necesario vaciarse de toda prenda personal para que ese parásito que tenemos escondido en alguna parte de nuestro cerebro tome control del mismo y nos sustituya para alcanzar una dimensión que sublima la domesticidad y la cotidianidad de nuestro día a día. Pero también hay que ser un poco esquizofrénico para ponerte en la piel de todas nuestras criaturas y dotarlas de las emociones, angustias y vivencias que queremos trasmitir.

Y así es normal encontrar autores que se desdoblan hasta en decenas de personalidades como es el caso de Voltaire que casi llegó a la centena: le petit volontaire (el pequeño voluntarioso), vol-taire (hacerte callar) o re-vol-tair (revolotear, revoltoso).

Antonieta no necesita ese desdoblamiento, Antonieta es un volumen tridimensional abierto en canal como un globo terráqueo cuando se aplana en coordenadas UTM.

Antonieta sale de paseo para comprar una lámpara y de camino a casa le hace una laudatio al dependiente. Incluso si tienes prisa, se la deja escrita en el reverso del ticket de pagado.

Antonieta deja impreso en cada acto cotidiano el polvo de hada literaria con la que nos regala en sus grandes obras: Amar América, Poeta en llamas, Desde mi torre de adobe…

Y esta no es la única característica que la hace un ser lateral, divergente y fascinante.

Voy a empezar por lo que más me sorprendió, en realidad por lo segundo. Lo primero fue la autopsia biográfica que me hizo el día que nos conocimos, y eso que, si era cadáver, yo estaba muy viva. Pero esa anécdota la dejo para otro momento.

Lo que más me atrajo de Antonieta desde el primer minuto fue su disfraz de una Diana cazadora de instantes efímeros. Es una verdadera maga que atrapa el nanosegundo mientras este huye despavorido ante los intentos siempre concluyentes de esta cetrera de lo fugaz.

Lo entrampa, lo acecha, lo captura, lo envuelve, lo transforma y convierte en otra cosa, en la metacosa. Algo insustancial, quizás, es la metamorfosis del principio de un cuento, de una historia, de un relato, de un poema…

Un estallido de alegría
y, al mismo tiempo,
el abismo a los pies.
Una alegría ebria
y, tal vez al final,
un toque de tragedia.
Así es la condición humana

Extracto del poema La primera mañana del mundo

No es lo único que entrampa de Antonieta. Con su voz ronca y suave te atrapará cual mosca holgazana para recordarte lo no vivido de libros desconocidos, vidas no disfrutadas y silencios hablados. Y de repente, la luz, la alegría desbordante, para caer en picado en la exultación, quizás por un simple accidente.  Quizás porque la luz es hoy más brillante que ayer, quizás porque el verde es más verde. Quizás porque durmió sobre un bloque de granito o quizás por muchos quizás.

Pero la alegría llega, más bien irrumpe con violencia, hasta remecida por las vibraciones de una ola gigante, quizás de la premonición de lo benévolo que va a suceder.

Esta mañana, la primera mañana del mundo,
será el gran estreno mundial.
En esta vuelta al camino,
voy a celebrar cada día.

 Extracto del poema La primera mañana del mundo

Y es que Antonieta, mi amiga, mi escritora, mi inspiración, es hoy, el objetivo de esta exégesis para, sin orden, y menos concierto, arribar a las orillas de su obra: «Escucha la elocuencia de mi corazón».

Porque Antonieta es corazón, y desde ese corazón nos habla, con palabras viejas para acentos nuevos.

Su elocuencia deleita, conmueve y luego te atrapa, goloso, con la sal de una inteligencia inaccesible.

No debes dar nunca por conocido lo que escuches, porque matemática de la divergencia, te hará saltar de tu cómodo sofá de experiencias aprendidas al abismo sin amarres de lo «por descubrir».

Y en un orden desordenado te arrastrará, funesta alquimista, hasta el aroma del olmo, que añejo y seco, aguarda su perfil adusto de castellana hacendal para mostrar su rama verdecida.

Mi corazón espera, como antaño lo hizo el de otro poeta de secano, todas las mañanas, hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera: el milagro de una amistad sin barreras.

Y como por las obras conoceréis al hombre, con más razón a la mujer.

Lo que hoy nos trae a esta pequeña reunión, es conocer precisamente la obra de Antonieta García de León. Y voy a continuar por un libro, con un título que ya he mencionado: Escucha la elocuencia de mi corazón.

Cuando lo empecé a ojear me invadió el calor de la estufa de leña de la casa de mi abuela, y los olores a Lavanda y La Toja de la casona de mis bisabuelos.

No pude evitarlo. Los silencios que rompe esa obra son los murmullos de los gineceos de nuestras abuelas. Susurros interrumpidos por el bastón elegante de mi bisabuelo al avisar de su llegada. O las botas llenas de barro con las que don Rafael, mi abuelo, se hacía notar. O mi padre, incluso, con el mano en la bocina del coche para llevarnos a Segovia.

Voces de mujeres que se interrumpían cuando llegaba el varón, a quien cuidaban y temían a partes iguales.

Ellas, algunas, callaron, nosotras, muchas, ya no callamos.

Y ese tránsito lo hace este libro que libera la voz oculta de la femineidad y le otorga su espacio:

De tarde en tarde, lloro mansamente
como río que se desborda, a veces rujo,
y sin saber de qué, quiero quejarme.
En el corazón, las cosas de los hombres
y la pena que siento por mí.
De tarde en tarde, lloro mansamente.
Al otro lado de la calle,
una mujer hecha de soledad, de amor, de tiempo,
llora por todas las cosas,
llora por este ir y venir de los hombres.

Extracto del poema Historial de Lágrimas

Y no quiero olvidar este último que nos ha hecho reír, llorar y reflexionar estos últimos días, ya que ambas somos fuerza centrífuga huyendo a nuestro albedrio.

Desnortadas, sin una invitación,
huéspedes de tercera
en una tierra de hombres,
habitantes de un planeta extraño.

Extracto del poema Fuera de Quicio

Myriam García Carromero en un Acto de la Casa de Castilla la Mancha en Madrid

Aunque el protagonista del acto es la obra “Escucha la elocuencia de mi corazón”, voy a terminar esta presentación con otra faceta de Antonieta, la Antonieta editora con su obra coral “La Mancha: Territorio Literario”, convertida así en editora literaria del más grande país del mundo, en palabras del escritor mexicano Carlos Fuentes.

Antonieta también es cineasta, socióloga, científica y sobre todo, ser curioso y observador. Sin embargo, esta tarea de aglutinar, dar brillo, mezclar y resaltar acentos y. finalmente, ponerle la pimienta al guiso literario, debo reconocer, le ha salido redondo.

Más de treinta autores escriben sobre esa tierra subjetivamente yerma, la Mancha, salpicada esta con una paleta de verdes y morados que solo la naturaleza puede generar.

Presentado por Emiliano García Page, porticado por Basilio Rodriguez Cañadas, prologado por José Manuel Lucía Mejías, Antonieta nos introduce en esta experiencia de interpretaciones de una tierra que no deja indiferente.

El lector abandona su cómodo envase, su cuerpo material, y se funde con las páginas convirtiéndose, así, en retazos de nubes que arrastran los grandes camisones de los gigantes malandrines llamados Miedo, Injusticia e Ignorancia.

Con las huellas fosilizadas del Caballero de los Espejos y su gobernador de ínsula Barata, los autores nos descubren, en este libro, una tierra fértil en palabras, en literatura, pero también en paisajes que transitan del morado de la flor del azafrán, a los esmeraldas de las láminas de agua que buscan el cobijo de los ojos del Guadiana. Y también a los verdes insolentes y brillantes de los viñedos, tan cuadriculados que se combinan con los olivos añejos que resisten el filo azulado del invierno manchego.

La Mancha es literatura, paisaje, color y aromas. Desde las colinas coronadas de molinos de harina y otros más modernos, de electricidad para cargar los celulares, nos miran los fantasmas de las órdenes religiosas militares que tomaron plaza en el campo de Criptana.

Desde que leí este libro, ya no corro para salvar esa planicie y encontrarme con las montañas rugosas de Despeñaperros. Ahora me demoro, y cato un vino, me desvío para descubrir un nuevo platillo, busco endemoniada la ruta para encontrar las casas hundidas en la tierra, o me desespero por encontrar el agua que huye de la superficie.

La Mancha ya nunca más será tierra de paso. Es posada y descubrimiento, y eso se lo debo a mi querida embaucadora.

Y sin más, les dejo con una excelsa poeta y literaria, con una magnífica mujer y amiga.

Les entrego a todos ustedes a una laureada Antonieta García de León.

Myriam García Carromero

* * *

Aquí termino mi columna:

Queridos amigos, excelentes lectores. Siempre nos quedará la prensa.

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Escrito por

Archivo Entreletras

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