Sin lugar a dudas, los socialistas fueron protagonistas de primer orden en traer la Segunda República y en defenderla, pero también es cierto que siempre explicaron que la misma tenía que tener un fuerte contenido social, porque el objetivo era la emancipación de la clase obrera. La presencia de Largo Caballero en el Ministerio de Trabajo es un claro ejemplo de esta influencia social, así como las aportaciones que la minoría socialista consiguió incorporar a la Constitución de 1931. En este sentido, nos interesa acercarnos a las observaciones de Regino González, en junio de 1931, sobre lo que había que hacer en las páginas de El Socialista.
Regino González fue un empleado de seguros, miembro destacado de las Juventudes Socialistas, y redactor de El Socialista, que se vinculó al cooperativismo, especialmente a través de las páginas del periódico, pero también en la UGT.
Su artículo llevaba por título: “Por la República y la democracia social”.
González explicaba que se había teorizado sobre la forma por la que se podía pasar de un régimen económico burgués a un socialista sin grandes cataclismos. La idea pasaba por “incrustar” elementos socialistas en los organismos estatales primero, y por el dominio de éstos por aquellos después. Pero esta teoría era cuestionada por los que consideraban la necesidad de la conquista del poder por parte de la clase trabajadora a través de una revolución social. No se cuestionaba que se preparase el terreno con pequeños avances, pero la conclusión era la revolución, el momento violento que marcase el fin de la era burguesa.
Toda esta introducción le llevaba al caso concreto español. González hablaba de que se podía decir que la distancia entre una Monarquía como la borbónica y una República burguesa mediaba menos distancia que entre ésta y una República social. No había nada que objetar a esta observación, pero si la República burguesa llevaba en su interior un gran contenido social la cuestión cambiaba. En España se había conquistado una República que, efectivamente no era social, pero afirmaba que en poco tiempo se podrían presentar importantes avances socialistas. Es más, González llegaba a afirmar que en un tiempo no muy lejano podría dejar atrás a la misma Rusia.
Por eso había que ponerse manos a la obra, a conocer los problemas que afectaban y con más urgencia al país, para después poner soluciones, pero no partidistas, sino en favor de las “clases productoras”.
Hemos trabajado con el número del 2 de junio de 1931 de El Socialista.












