mayo de 2024 - VIII Año

William Morris: entre la estética y el socialismo

Sin lugar a dudas, la personalidad del británico William Morris (1834-1896) es muy sugerente por sus múltiples facetas, especialmente en el campo de la arquitectura y del diseño, al fundar el movimiento Arts and Crafts, que propugnaba la vuelta a la manufactura artesanal frente a la producción industrial despersonalizada, propia de la Revolución Industrial. Desde el año 1861 se dedicó a diseñar y fabricar objetos decorativos, muebles y papeles pintados con una inigualable calidad estética. Sus ideas en este campo tendrían una clara influencia en el Modernismo y el diseño posterior. Pero, además, Morris fue un socialista convencido y entregado ferviente a la causa. En esta pieza trataremos sobre sus ideas, que pueden definirse como una suerte de socialismo estético.

Para entender la figura de Morris en la Historia del socialismo británico debemos comenzar por la fundación en 1881 de la Democratic Federation (Federación Democrática), por parte de Henry Hyndman, aunque con el tiempo cambiaría su denominación por la de Social Democratic Federation (Federación Social Democrática). Esta organización editaba Justice, el que puede ser considerado el primer periódico socialista británico. En la organización destacaron también sindicalistas muy activos, como Ton Mann y John Burns, que hicieron que se vinculara hacia el sindicalismo. Otra de sus características fue que se trató de la organización británica más cercana a las ideas marxistas. En el S.D.F. militó William Morris.

Pero en 1884 surgió una nueva organización la Socialist League, porque un grupo de militantes estaba descontento por el autoritarismo de Hyndman y por la estrategia seguida por la organización. El grupo estaba compuesto por el propio Morris, además de su amigo Walter Crane, el periodista Belfort Bax, con formación alemana y que aspiraba a liderar el grupo, Andres Scheu, Eleonor Marx Aveling, la hija menor de Marx y su compañero Eward Aveling. La nueva organización tenía un acusado sentido revolucionario. Editaron, además, The Conmmonweal.

El primer problema del grupo fue su heterogeneidad porque unos eran marxistas y otros tendían hacia el anarquismo, aunque la figura más intensa era Morris. Se puede decir que insufló en ese momento en el socialismo británico una fuerte dosis de vuelta a la utopía, con idealismo e intenso humanismo. Pero, a diferencia de los anteriores utópicos, Morris estaba muy apegado a la realidad. El socialismo de Morris es peculiar porque partía de sus ideas estéticas vinculadas a la moral. Morris pertenecía a los hombres que detestaban la sucia realidad industrial de su país, y aborrecía el imperio del dinero que había corrompido a la sociedad. Había que construir una alternativa basada en la belleza. Morris unió, como ningún otro personaje, el arte con el socialismo. La sociedad futura debía conciliar la libertad, el bienestar y la belleza. Su defensa de la igualdad, como socialista que fue, iba pareja a la fraternidad, aunque con unos tintes estéticos medievalizantes por evidente influencia de Ruskin. Y a esta causa dedicó sus energías, siendo un personaje que se caracterizó por su entrega y su apelación a las masas, como atestigua sus Chants for Socialists, que publicó en The Commonweal. El texto aludía poéticamente al despertar del pueblo. Además, Morris impartió conferencias, organizó reuniones y comités, y elaboró discursos para difundir sus ideas socialistas.

Es evidente que esa sociedad futura con tintes comunistas y libertarios entroncaba con la utopía a la que hacíamos referencia anteriormente, pero también es cierto, y en la misma línea de lo que expresamos después, que Morris no era desconocedor de la realidad económica. Estudió las obras de Marx, aunque Engels fue muy crítico con los socialistas de la Liga al acusarlos de sentimentalismo. Morris intentó, pues, combinar lo utópico con lo científico. En este sentido es fundamental su obra News from Nowhere (Noticias de ninguna parte), del año 1890, donde hace una profunda crítica del capitalismo industrial desde sus posiciones estéticas y antropológicas. Se trata de una novela utópica en donde se describe la sociedad futura del año 2000, cuando se ha llegado a la era comunista. Relata la vida en un Londres sin miseria y sin fealdad, las dos lacras de su tiempo, según el autor. Londres era una ciudad limpia y bella con excelentes edificios y campos. Se trataría de un nuevo urbanismo vinculado a la naturaleza, marco excelente para el trabajo alegre de todos, sin presiones y sin desigualdades de clase; en fin, estética y socialismo.

La Liga Socialista no terminó por cuajar. Quedó muy vinculada exclusivamente a la ciudad de Londres y otras zonas en Escocia. Su capacidad de movilización no fue muy alta. Pero el principal problema, que ya intuíamos anteriormente, tendría que ver con la desunión interna. El propio Morris fue consciente del fracaso de la organización y en 1890 se retiró.

Un aspecto final a tener en cuenta en Morris es la contradicción que terminó por generarse entre sus ideas estéticas, muy importantes, sin lugar a dudas, en la Historia del arte y del diseño, con sus planteamientos socialistas. Los productos que diseñaba y realizaba, dados los meticulosos y creativos procedimientos de trabajo empleados y de su exquisita calidad, solamente podían ser adquiridos por una minoría de alto poder adquisitivo y no por los trabajadores.

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Archivo Entreletras

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