mayo de 2024 - VIII Año

El infinito viajar

Sobre el libro el Infinito viajar de Caludio Magris

magrisUno puede viajar de muchas formas, incluso sin salir de casa. Se dice que cuando Alexander von Humboldt fue a visitar a Kant en Könisberg antes iniciar uno de sus largos viajes alrededor del mundo, éste le aconsejó: ‘Quédese en casa y lea libros’. Porque la vida es viaje y hasta el más introvertido y sedentario de los humanos viaja todos los días por el interior de su mente. El viaje es una metáfora de la vida del mismo modo que la vida acaba siendo un viaje, más o menos atractivo, más o menos afortunado, entre dos nadas. Al final lo único que tenemos es el viaje.

Este libro podía muy bien haberse titulado ‘El infinito vivir’. Pues uno hace, de grado o a la fuerza, muchos viajes al mismo tiempo: el inexorable de la edad; el incisivo y a menudo incómodo del conocimiento; y, cómo no, también el tumultuoso de los afectos. Y con ese bagaje (que no es estático sino interactivo y muy dinámico) de viajes interiores hay que afrontar los otros viajes, los exteriores, que hasta la invención de los medios de comunicación de masas lo eran en el espacio y que ahora pueden serlo tan solo en una imaginación expandida en ese ‘espacio virtual’ cuya relevancia crece constantemente en nuestras vidas.

infitoEl viaje nos cambia. Uno es el que parte y otro distinto el que regresa., reza un antiguo proverbio chino. Por eso, en realidad, pese al empeño de Ulises y de Novalis, nunca llegamos. No son las posadas, casi siempre en ruinas (o, peor aún, en apresurada y poco satisfactoria reconstrucción) sino el camino, lo que nos cautiva y llama. Al andar se hace camino y al volver la vista atrás, pues ya se sabe. Por eso durante el viaje importa, sobre todo, la compañía. La física y afectiva, por supuesto. Y también –y mucho- la cultural. Ese es nuestro morral, ésas son nuestras provisiones. En el caso de Magris, para muchos un verdadero ‘sabio contemporáneo’, el equipaje es de primera. Porque sabe mucho. Pero también porque ha aprendido a dejarse ir a dónde le llevan sus pasos, porque se mantiene fiel a las oportunidades falladas y perdidas: ‘La historia’ sostiene en el prólogo ‘no está hecha sólo de lo que ha acaecido… sino, como quiere Musil, de las posibilidades, las potencialidades concretamente latentes en un situación determinada, de lo que en un momento dado era o es posible’.

Ese prólogo, al igual que las cuarenta crónicas de viaje que componen el libro, es un monumento a la inteligencia y a la sensibilidad. Un estímulo para vivir, viajar y escribir. Y una impagable lección sobre la historia reciente de Europa y del mundo.

Claudio Magris nació y vive en Trieste. Tal vez por eso, los conceptos de frontera y de Mittleuropa están tan presentes en sus textos. No por casualidad ‘El Danubio’ (1986) es considerada su obra maestra.

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