abril de 2024 - VIII Año

‘Alguien que cuide de mí’, la primera película de Elvira Lindo

El pasado viernes 28 de abril se estrenó Alguien que cuide de mí, el debut tras las cámaras de la escritora Elvira Lindo. No es ninguna novedad que aquellos que se vienen dedicando a las letras acaben interesándose también por el cine. Hay numerosos ejemplos memorables, de Pasolini a Gonzalo Suárez por citar dos casos bien distintos. Tampoco puede extrañarnos que sea Elvira Lindo, precisamente, la que haya pegado el salto para acabar asumiendo la responsabilidad de dirigir una película. Cierto es que la comparte con la argentina Daniela Féjerman, más experimentada en estas lides, con películas como A mi madre le gustan las mujeres (2002) y Semen, una historia de amor (2005). Pero la gaditana ya había dado muestras de sobra de su interés por el séptimo arte tanto en calidad de guionista como en el de actriz. Tampoco se priva aquí de hacer un cameo como en ella es habitual.

Con casi una decena de guiones a sus espaldas, entre ellos hay que recordar las adaptaciones de las novelas Manolito Gafotas –basada en su personaje literario– y Plenilunio (2000), sobre un libro de “su santo” el escritor Antonio Muñoz Molina.

Alguien que cuide de mí fue la encargada de inaugurar la 26ª edición del Festival de Málaga, el pasado 10 de marzo, fuera de concurso. La película está protagonizada por un brillante trío de damas: Aura Garrido, Emma Suárez y Magüi Mira, que encarnan a tres mujeres de diferentes generaciones de una familia problematizada. Con semejante triunfo en la mano es difícil que la apostante no gane la partida. Nos encontramos, pues, con una película de mujeres hecha por mujeres. Desde luego que hay hombres también, pero todos ellos tienen una posición subsidiaria respecto de sus partenaires femeninas. Los tres acompañantes serán el joven y un tanto engolado Víctor Clavijo, el ininteligible Francesc Garrido, y el veteranísimo Pedro Mari Sánchez. Pero, como decimos, las que se llevan el gato al agua son las féminas y eso que Sánchez está encantador y de alguna manera nos acerca al entrañable Críspulo de sus lejanos orígenes cinematográficos (en la legendaria La Gran Familia) porque a pesar de tener un punto canalla su personaje en el fondo es todo un sentimental.

La historia de Lindo nos cuenta las vivencias de Nora (Aura Garrido) –una joven actriz que acaba de ganar un Goya– apoyada, profesional y emocionalmente, en su madre Cecilia (Emma Suárez) y en su abuela Lilith (Magüi Mira), ambas actrices también. Pero si esta última ha sido una gran diva del teatro –consagrando toda su vida profesional a los clásicos– aquella sin embargo ha debido sobrevivir haciendo shows cada vez más decadentes en los clubs más sórdidos por los que ha ido recalando desde aquel jaranero Madrid de la Movida. Habiendo coqueteado con la droga – en un periplo muy Walk on the Wild Side– ha conseguido, no sin serias dificultades, mantenerse haciendo algún que otro papelito televisivo. Por ello, Nora ha mantenido un vínculo muy especial con su abuela, habida cuenta de que esta se tuvo que ocupar de su crianza dada la inestable situación de su hija. Pero, a pesar de las diferencias entre las vidas de las tres mujeres, reina una cierta tranquilidad doméstica que se verá amenazada cuando “entre en escena” Mario, el ex padrastro de Nora. Impresionado por el éxito profesional de la joven, este que es director escénico de una importante compañía teatral, le ofrecerá un papel que no podrá rechazar: el de Nina Zarechnaya, la protagonista de La gaviota de Chéjov, desencadenando así un cataclismo familiar. Para colmo de males, Cecilia guarda un inconfesable secreto –con el auxilio de su “amante” actual, el homosexual Pedro (Pedro Mari Sánchez) en una parodia a lo von Stroheim/Gloria Swanson del Sunset Boulevard– que Nora está dispuesta a desentrañar. Con ese objetivo en la cabeza, la joven comenzará una serie de pesquisas que le dotan al melodrama familiar de un ligero tono de suspense sobrepasando los límites naturales del género.

La película desarrolla un cierto paralelismo con la conocida obra de teatro del ruso recreando algunas de sus situaciones y personajes y, a su vez, hace un indisimulado guiño al cine de Pedro Almodóvar y, en especial, a su película Todo sobre mi madre (1999), que por su parte tomaba como modelo el film All about Eve (1950) (Eva al desnudo) de Mankiewicz, signado por la rivalidad entre actrices de diferentes edades.

Desde luego, Elvira Lindo se ha metido en un buen berenjenal con una temeridad digna de elogio. Porque, si el director manchego tiene un inimitable sello inconfundible, ¿qué no decir de Chéjov y Mankiewicz? ¿Cómo medirse con semejantes vacas sagradas? ¿Cómo ignorar los insuperables logros de La gaviota –que es una de las cinco obras capitales de la dramaturgia moderna–, o la elegancia impecable de las puestas en escena del norteamericano?  Además, la realizadora no tiene ningún complejo en recordar al espectador en algunas secuencias las imágenes de la versión que en 1981 se estrenó en el Teatro Bellas Artes de Madrid con el propio Pedro Mari Sánchez en el reparto. Repitámoslo: hay que reconocerle, pues, la valentía a Lindo al pretender –“replicando” el drama de Irina Arkadina y Boris Trigorin– sacar todo lo que la condición humana lleva consigo desde los celos al miedo, desde la dependencia al amor mal entendido, desde las ambiciones a la indulgencia. Como es bien sabido, no es extraña tampoco la fascinación de los cineastas por el teatro de Anton Chéjov. Off the record, diremos que su sobrino Mijaíl ya en EE.UU. trabajaría para el cine y sería nominado como Mejor actor de reparto en el film ‘Spellbound’ de Hitchcock.

La estela del escritor llega hasta nuestros días. Ahí tenemos la canónica The Sea Gull (1968) de Sidney Lumet o las menos convencionales: Vanya on 42nd Street (1994) de Louis Malle (sobre la adaptación de David Mamet) y la japonesa Drive My Car (2021) de Ryūsuke Hamaguchi (basada en un relato de Haruki Murakami).

Aunque Elvira Lindo en su ópera prima no alcance, desafortunadamente, las cotas de excelencia de sus venerables antecesores –por cuanto que si en la dramaturgia del reconocido autor lo importante no es tanto lo que se dice como lo que se calla (el célebre “subtexto” del que hablan los expertos) –, sin embargo, la realizadora-guionista sí sabe sacar partido con audacia del personaje insustancial de Pedro Mari Sánchez a través de lo que, como recurso teatral, se viene a llamar el “arma de Chéjov”. El mandamiento del maestro conculca textualmente lo siguiente: “Elimina todo aquello que no tenga relevancia para la historia. Si en el primer acto dices que hay un rifle colgado en la pared, en el segundo o en el tercer acto tienes que dispararlo. Si no lo vas a disparar, no lo deberías tener colgado allí.”

El procedimiento puede adoptar otros mecanismos: en nuestro caso, se trata de lo que asimismo viene a transferirse a lo que entendemos como “El pistolero de Chéjov”, es decir, un personaje de aparente insignificancia, pero que más adelante será de vital importancia para el desarrollo de la trama. Este, pues, es el valor dramático de la figura de Sánchez. De él, dependerá en cierta medida el desenlace final de la historia. El será el que descubra el ansiado misterio que envuelve a Cecilia y, a partir de ahí, su relación –históricamente muy superficial– con Nora asumirá una nueva dimensión y otorgará al personaje su verdadera grandeza como el mencionado “incendiario” de la película de Fernando Palacios la alcanzaba cuando renunciaba a sus juguetes para pedir a cambio a los Reyes Magos que recuperasen a su hermanito perdido Chencho.

Sin embargo, los “elocuentes” silencios del dramaturgo de Las tres hermanas, a menudo resueltos tras bambalinas, en la película serán sustituidos, por el contrario, por unos flashbacks en blanco y negro de marcado carácter teatral, que lastran el conjunto.

No en vano, el film está estructurado en tres actos, como si de una obra dramática se tratara, titulados: «No pueden llamarlo amor», «Juntos somos invencibles» y «Cómo llegué aquí aquella noche». Cada acto tiene una referencia más o menos expresa a cada una de las tres actrices. Los nombres de ellas tienen además resonancias teatrales/ fílmicas: la Nora de ‘Casa de Muñecas’ de Ibsen, la Lilith bíblica (Lulú en La caja de Pandora de Wedekind) y la Cecilia de Todo sobre mi madre (en la que Cecilia Roth era la protagonista).

La música asimismo tiene un valor dramático sobre todo en la hermosa escena de la seducción entre Nora y Mario, al hilo del bolero «Ay, amor» del cubano Bola de Nieve (repescado convenientemente de La flor de mi secreto de Almodóvar). Pedro Mari Sánchez también tiene sus “quince warholianos minutos de gloria” musicales: el actor nos regala una nostálgica interpretación del número de revista de la inefable Gracita Morales «Yo soy la vedette» con marabú y todo, lo que viene a destapar su no siempre valorada vis cómica.

El ritmo de la película es solvente y hay un decidido canto al nuevo skyline del Madrid Río en el que se explaya la bella fotografía de Juan Carlos Gómez. En las vistas panorámicas, el Puente de Toledo adquiere un valor simbólico uniendo/separando los universos emocionales dislocados de Nora, a través de los dos barrios que reflejan dos realidades socioeconómicas contrapuestas: ambas orillas –en las que viven su madre y su abuela, respectivamente, – están divididas por el cauce del “Manzanares, arroyo aprendiz de río”. Si a Cecilia la van a desahuciar la vivienda, Lilith sin embargo disfruta de una casa enorme que excede con mucho sus necesidades. Ese lugar fronterizo es el que le corresponde por condición a la protagonista en sus afanes de búsqueda personal y de redención familiar y, en ese estrecho margen, es donde deberá moverse con la inesperada ayuda de Pedro.

La película de Elvira Lindo tiene un final amable un tanto ternurista, como la añorada comedia costumbrista de aquel clásico menor de nuestra filmografía en el que debutara el niño Pedro Mari, pero defiende bien su esforzada apuesta primeriza. ¡La realizadora no puede negar que ha tenido buenos mentores!

Ficha técnica y artística

Tíitulo: Alguien que cuide mí
Año: 2023
Duración: 97 min
País: España
Dirección: Daniela Féjerman y Elvira Lindo
Guion: Elvira Lindo y Daniela Féjerman, sobre una historia de Elvira Lindo
Música: Paula Olaz
Fotografía: Juan Carlos Gómez
Género: Drama/Comedia
Reparto: Aura Garrido (Nora), Emma Suárez (Cecilia), Magüi Mira (Lilith), Pedro Mari Sánchez (Pedro), Francesc Garrido (Mario), Víctor Clavijo (Teo), María Isabel Díaz Lago (Dodó), Carlos Olalla, Anastasia Russo.
Productoras: Lo Que Nunca Te Dije, Tornasol Media, Movistar Plus+, RTVE
Distribuidora: A Contracorriente Films
Fecha de estreno en España: 28 de abril de 2023

Para ver un tráiler de la película pinche aquí

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Escrito por

Archivo Entreletras

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