Francis Albert Sinatra nació un 12 de diciembre de 1915. Su familia procedía de Italia. La madre de Frank llegó a estar en la cárcel por provocar abortos ilegales. Francis empezó a sentir afición al boxeo, gracias a su padre y a la música. También hizo atletismo y natación.
Cuando comenzó a despuntar en el mundo de la canción ya era Frank y todos recordamos “la voz”, es decir, el mejor cantante melódico de la historia. Nadie como Sinatra interpretó temas como My way, New York, New York y tantos otros. La sola presencia de Sinatra en un escenario era verdaderamente prodigiosa. Sus comienzos de vocalista en la orquesta de Hary Arden en 1939 ya dicen bastante de un chico que va a convertirse en el más grande.
En 1942, Frank comienza a triunfar como vocalista, se convirtió en un fenómeno de quinceañeras. En 1944 comenzó El show de Frank Sinatra en televisión, que tuvo mucho éxito.
Pero este gran cantante, también se convirtió en actor, podemos recordar su magnífica interpretación en De aquí a la eternidad, que le valió el Oscar secundario. Su papel de vividor en una academia del Ejército americano en la Segunda Guerra Mundial, fue premiado por su expresividad y su talento. Trabajar con genios como Burt Lancaster, Monty Clift y Deborah Kerr fue todo un reto.
Ellos y ellas, con Marlon Brando y Jean Simmons. o Alta sociedad, con Grace Kelly y Bing Crosby, otro grande, fueron otros hitos del cantante y actor, o la inolvidable Un día en Nueva York con Gene Kelly. Esta última fue una demostración de alegría, tres marineros que disfrutan de un día en la Gran Manzana, un Gene Kelly, magnífico bailarín y un Sinatra que demuestra sus grandes dotes para cantar y actuar.
Formó parte de la Rat Pack, junto a Sammy Davis y Dean Martin y protagonizó un maravilloso papel en la bella película de Vincente Minnelli Como un torrente, con Martha Hyer y Shirley MacLaine. Esta última bordó un difícil papel de prostituta enamora del gran Sinatra.
La relación larga y tortuosa con Ava Gardner, los celos, las peleas, la necesidad del gran divo de venir a España para vigilar a la bellísima Ava, en el rodaje de La condesa descalza, porque esta ya empezó a tener relaciones con Luis Miguel Dominguín o Mario Cabré. Ava era mucha Ava, mucha fiesta y mucha vida, por tanto, Sinatra se encontraba desesperado, a lo que se une las propias infidelidades de él con otras actrices, incluso con una muy joven Natalie Wood.
Pero Sinatra seguía cantando, llenando escenarios, interpretando papeles, ya algo mayor, como en El detective, con la guapa Jacqueline Bisset. Todo lo hacía bien y muchos no supieron verlo como actor, pese a serlo y bueno, porque le eclipsó la grandeza de la mejor voz de la historia de la música americana.
Se le relacionó con la Mafia y nombres como Kim Novak, con la que trabajó en El hombre del brazo de oro, de Preminger, una dura película sobre la dependencia de la heroína del protagonista, con la sufrida Kim, como su pareja. Se rumoreó que estuvo también con Marilyn Monroe, una de las actrices más talentosas y más desgraciadas en la vida personal del cine clásico, cuando ayudó a impulsar la campaña del malogrado presidente Kennedy, vilmente asesinado en Dallas.
El merecido homenaje al actor, al hombre que cantó canciones bellísimas, como Come Fly with me, Only the lonely, o My Way, una verdadera declaración de amor a la vida, que conmueve, siendo uno de los temas más bellos que hayamos escuchado.
Pocos tienen una carrera como él, el mejor cantante, buen actor en película magníficas, insuperable Sinatra, siempre Sinatra. Hoy le rindo mi tributo a tanta grandeza.











