noviembre de 2024 - VIII Año

Álvaro Arbina: ‘Siempre iré allá donde haya una gran historia por contar’

DSC ALVARO PÁlvaro Arbina (Foto: cedida por el autor)Pocos escritores consiguen lo que Álvaro Arbina ha realizado con tan solo treinta años: escribir tres novelas de gran calidad que han batido récords de ventas. En poco más de cinco años, el escritor vitoriano ha conseguido una legión de seguidores. Primero con sus novelas históricas ‘La mujer del reloj’ y ‘La sinfonía del tiempo’, y ahora con su thriller ‘Los solitarios’.

Si ya se había mostrado como un maestro de la novela histórica, con su última novela sorprende a sus seguidores al abordar un portentoso thriller que deja a los lectores anonadados por la trama que plantea y los sucesos que se desarrollan en una casa ubicada en los confines del Ártico. Siguiendo a sus maestros, como Agatha Christie o Frank Kafka, nos regala una novela llena de misterios, crímenes y un profundo estudio sobre la condición humana. En la entrevista nos descubre algunos de los secretos de su nueva novela.

– Con ‘Los solitarios’ cambia de registro de la novela histórica del Siglo XIX a la actualidad. ¿Qué le ha impulsado al cambio de época?

– Siempre iré allá donde haya una gran historia por contar. Algo poderoso que me llame, que me coja con tan desmesurada fuerza que durante dos o tres años sea incapaz de dejarlo. El género, el tono, el estilo, los escenarios, la época, sólo son instrumentos, piezas con las que jugar en el inagotable tablero de lo literario. Ayer fue novela histórica, hoy thriller contemporáneo, mañana quien sabe. Entiendo que hay que clasificar las novelas, ordenarlas por tipo, pero en mi mundo no existen los géneros, simplemente historias diferentes.

– También ha cambiado el género. En esta ocasión un thriller con mucho misterio. ¿Qué le atrae de este género literario?

– Siempre ha existido la intriga, el enigma, dentro de mis novelas. Los solitarios se ha promocionado como thriller porque el mundo editorial exige clasificar un libro, pero no sigue todas las reglas del género. Es un thriller que no corre como lo dicta el género. Es un thriller que detiene y hace pensar. ¿Eso lo convierte en un thriller o simplemente en una novela? Yo creo en las historias, no en los géneros. Me sentiría demasiado encorsetado si fuera así y leyera de esa forma. Yo creo en novelas con muchos estilos dentro y ninguno fuera. Creo en esa libertad a la hora de escribir y de leer. Hiperclasificar la literatura es peligroso. Llegará un momento en que los lectores no acepten lo que se salga del genero, lo que siga otras reglas, las de la literatura en general, por ejemplo. De pasar esto, sería muy triste y empobrecedor para los libros.

– Todas sus novelas tienen un denominador común. Los protagonistas son vascos. ¿Es un homenaje a su tierra y a sus gentes?

– Así ha sido hasta ahora. En este caso, la novela tiene un carácter más global, tiene personajes de muy diversas nacionalidades, así que quería situar a los de mi tierra en este escenario multicultural. Fue algo inconsciente, que me salió así. Aunque, por encima de esto, creo que está la necesidad de contar la historia de una joven formada aquí que emigra al extranjero en busca de oportunidades. Yo soy arquitecto y la mitad de mis compañeros han tenido que irse fuera.

– También se va en su novela fuera de la península Ibérica y salta el charco. ¿Le apetecía ese cambio de aires?

No quería ni banderas, ni fronteras, ni nacionalidades. La acción supuestamente transcurre en Alaska, pero en un lugar que no es para el ser humano ni para ningún país. Un lugar difícil de habitar, donde nadie haya situado ninguna bandera. Un lugar sin nombre, donde la Tierra aún es como cuando se creó. Cada vez nos rodean más edificaciones, más personas y más dispositivos y realidades virtuales. Nos hemos olvidado de en qué lugar vivimos. No es el planeta Humano, es el planeta Tierra, que lleva aquí mucho más que nosotros.

– ¿Qué tiene ‘Los solitarios’ de homenaje a ‘Diez negritos’ y Agatha Christie?

– Los solitarios tiene mucho de novela negra, es uno de los rasgos que más pesan en ella. Agatha Christie es la madre de este tipo de novelas. Un escritor nunca tiene que olvidar que su libro nace de otros libros. Por ello, en mis historias siempre hay homenajes a otras historias de las que he bebido. En Los solitarios quería jugar con los Diez Negritos, pero proponer una trama más psicológica y más pausada, que entrara en los personajes, que se dejara guiar por ellos más que por la sucesión de hechos, hasta llegar a ese final donde el juego cobra de verdad sentido.

‘La novela es un juego metaliterario e intelectual. Busca despertar el pensamiento activo en el lector’

– Nos hemos encontrado con una novela con muchas referencias literarias y metaliterarias como Kafka o William Golding. ¿Le atrae realizar dichas aproximaciones?

– La novela es un juego metaliterario e intelectual. Busca despertar el pensamiento activo en el lector, no solo el pasivo más propio del entretenimiento. Y también busca el despertar el interés por otras novelas. Hay mucho simbolismo en este libro. En una segunda lectura podrían descubrirse nuevas cosas.

– La novela tiene dos diferentes tramas: la investigación de los asesinatos y el desarrollo de la acción en esa casa perdida cerca del Ártico. ¿Le ha gustado escribir ambas tramas por igual o tiene alguna preferida?

– Ambas se han retroalimentado en el proceso de la escritura. Me han permitido respirar una de la otra. Y evadirme. Los flashbacks de los personajes eran más exigentes literariamente. Son como pequeñas novelas, cada una con su propia psicología y forma de pensar y de percibir el mundo. Los solitarios me ha exigido mucho trabajo de documentación. Me ha dicho: si quieres escribirme, antes métete a estos diez personajes dentro, métetelos de verdad, conócelos a fondo. En esta novela pesan los personajes de la misma forma que la trama. Eso es algo atípico en los ‘thrillers’ que algunos lectores agradecerán y otros no.

– ¿Es su novela más personal?

– En el momento que escribes una novela, es lo más personal que puedes transmitir, porque sale de los más hondo de tu inconsciente. Los procesos creativos son muy difíciles de analizar.

solitarios– Hay mucha arquitectura y diseño en la novela. ¿Influencia de sus años de estudio?

– En este caso particular, he volcado una experiencia propia muy definida. La casa y su relación con el entorno. Trabajo la faceta menos técnica de la arquitectura, la parte sensorial, espacial, poética. Y luego la alegórica. La casa del libro es un cubo, que se mira así mismo y no a lo que le rodea. La arquitectura es un reflejo de la sociedad. No somos perfectos y jamás eliminaremos nuestra naturaleza egoísta, pero podemos hacerlo mucho mejor.

– ¿Es la parte policiaca la más clásica, en cuanto estilo?

– Posiblemente. El estilo más relevante dentro de esta novela de estilos, tal vez sea el policiaco, junto al psicológico y la narrativa a secas. La investigación sigue un curso clásico, pero lo que sigue no es clásico en la novela negra. Es otra cosa.

– La parte que se desarrolla en la casa cúbica se desarrolla en un ambiente muy cerrado y obsesivo. ¿Le ha costado mover a tantos personajes en tan poco espacio?

– La relación de los personajes en la casa era primordial para el mensaje de la novela. Todos ellos encerrados en la casa, conviviendo, en una situación muy complicada. Surgió algo muy alegórico en todo esto, que quise explorar lo máximo posible.

– Las conversaciones llevan el peso en muchas situaciones dentro de la casa. ¿Son un elemento principal en su estilo literario?

– El dialogo para mí es fundamental. Lo trabajo mucho. El ritmo, la voz de cada personaje, la tensión o el ingenio. Las conversaciones paralelas: cuando se habla de una cosa para hablar de otra más difícil. Los diálogos pueden contener muchos niveles de mensaje. Transmiten mucho más de forma indirecta.

– Ha escogido a algún personaje muy atormentado como Aliou o Ellis. ¿El pasado forja las personalidades en exceso?

– La personalidad es un cúmulo historias. Las que se forjaron antes de nacer, con tus antepasados, y que fueron volcadas con su cogido genético, y las que vivimos nosotros mismos. Ambas se influencian y se complementan. El pasado siempre está ahí, muy adentro, y puede que nos vayamos a la tumba sin saberlo, a no ser que vivamos una situación límite y lo más hondo de nosotros salga a la luz.

– ¿Cómo los definiría a sus personajes como grupo? ¿Son un reflejo de la sociedad moderna?

– Muchas novelas son una alegoría de lo que pasa en el mundo. Y el resultado de esto puede ser terrible o puede ser esperanzador o puede ser ambas cosas a la vez. La casa de esta novela está rodeada de lo desconocido, de la naturaleza más salvaje, que está ahí, en la sombra, y que en cualquier momento puede salir y abofetearnos. Ella mata sin moral. Ella no da la vida ni la muerte, simplemente sobrevive. ¿Acaso no somos eso, los seres humanos? ¿Una insignificancia milagrosa, rodeada de lo desconocido?

– ¿La civilización actual tiene un gran poder destructor, como estamos viendo en estos días?

– Somos una maravilla muy vulnerable y muy peligrosa. Occidente llevaba mucho tiempo sin catástrofes que trastocaran realmente nuestros cimientos. Había olvidado su lugar en el universo. No somos tan intocables. La civilización se ira comiendo así misma poco a poco, como la pescadilla que se muerde la cola. Hacer caso omiso del cambio climático, de los avisos de la naturaleza, es una estupidez monumental y muy humana, peor que una guerra porque en este caso, de no hacer nada, será la definitiva.

– ¿Es el escritor un grandísimo mentiroso?

– Lo es. Cuando más verdadera sea tu mentira, mejor escritor serás. Todo es cuestión de perspectivas. A efectos cerebrales, ¿qué diferencia hay entre ver una cosa e imaginarla? Las dos hacen sentir de la misma forma. Tenemos dos ojos, los que miran hacia fuera y los que lo hacen hacia dentro. La imaginación es esto último y el escritor deambula en ella.

– ¿Se pone nervioso cuando abre un libro o cuando idea una trama?

– Me mantiene lúcido y vivo. Lo necesito.

– Ha incluido una supuesta entrevista en el comienzo de cada capítulo. ¿Nos quiere quitar el puesto a los periodistas?

– Jajaja. Fue consecuencia de una idea. Cuando los engranajes de la novela adquirieron cierta dimensión, me pidieron algo así. Creo que es muy importante en el entendimiento final de la novela. Al fin y al cabo, por encima de que sea un thriller, novela negra, psicológica o social, Los solitarios es una reflexión sobre el acto de escribir y de leer.

– Mirando al futuro, ¿volverá a la novela histórica o se quedará con los thrillers?

– Escribiré otra historia, y no será thriller ni novela histórica. Será una novela, a secas.

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