Ana Ballabriga y David Zaplana son los autores de “La profecía del desierto”. Ella de un pueblecito oscense, él cartagenero y moreno, que el destino hizo que se encontrasen en la universidad, aunque estudiaban carreras diferentes. Ana estaba matriculada en Psicología y David estudiaba ingeniería. Las cosas que tiene el destino, ese mismo destino que unió a los protagonistas de la novela, Nur y Mahmed, en un palacio de Arabia Saudí, réplica exacta de la Alhambra y agárrense al ordenador, tablet o móvil, esa Alhambra bis existe.
Me he citado con ellos en el hotel donde se alojan, muy cercano a la imprenta donde se publicó por primera vez el Quijote del insigne Miguel de Cervantes. Han venido a Madrid para firmar ejemplares de su obra el último fin de semana de la Feria del Libro de este año. Pese a eso, hemos tenido tiempo para charlar de manera reposada, precisamente todo lo contrario de la lectura del libro, que no deja casi momentos de tranquilidad y reposo. Con la adrenalina por las nubes, después de haber leído el libro, nos sentamos a charlar.
Los autores llevan ya seis libros publicados juntos. Cuando se conocieron en la universidad, pese a estudiar materias tan diferentes, enseguida vieron que tenían algo en común: la escritura y congeniaron rápidamente. Ambos escribían desde jóvenes, pero el destino, otra vez ese bendito destino, hizo que empezarán a escribir juntos. “Nuestros libros salen del diálogo. Conversamos mucho sobre lo que vamos a escribir, cómo lo vamos a hacer y qué vamos a contar”, dicen casi al unísono los dos escritores afincados a orillas del Mediterráneo.
Acaban de presentar su nuevo thriller, al que yo calificaría de viajero y trepidante, en Cartagena Negra. “Todos nuestros amigos y familiares estaban allí. Nos sentimos muy arropados. Hubo un componente emocional entrañable”, cuenta Ana, pero lo podía haber dicho perfectamente David ya que asentía con la cabeza, creo que tienen una conexión telepática que aunque dicen que dialogan mucho, me parece que con la mirada se entienden a la perfección. También apuntan que están encantados con su editorial Umbriel, que con su libro inauguran la colección Biblioteca Hispanoamericana. “Nos cuidan muchísimo, para nosotros es un salto importante porque nuestro libros se van a distribuir por toda América”, apunta David Zaplana.
Han tardado un par de años en escribir y corregir el libro. “Hemos querido dar muchos ritmo a la trama, pero también añadir más escenas de los personajes, hemos desarrollado más las personalidades de los protagonistas que en otros libros, para que el lector conozca sus motivaciones y así dejar que respiren un poco entre tanta acción” señalan Ana y David, que les gusta trabajar con «mapa», aparte del que viene en el libro. “Antes de sentarnos a escribir habíamos hablado muchísimo sobre la trama y los personajes, también nos documentamos a conciencia, la profesora Pilar Garrido nos ha asesorado en temas de la cultura árabe. Y una vez hecho eso, es cuando comenzamos el proceso de escritura. No nos dividimos el trabajo por capítulos, lo nuestro es más orgánico”, afirman con contundencia.
El germen de la novela se plantó en una comida familiar. Un primo político de ellos que trabaja en Arabia Saudí les contó cómo era la vida allí. “En España se desconoce mucho sobre los países árabes. En Arabia la ley se cumple de manera indiscriminada. Hay muchas ejecuciones públicas por delitos que podíamos calificar de nimios”, relatan. Quizá demasiadas muertes y si no hay más es porque faltan verdugos. ¡Madre mía, si Berlanga levantase la cabeza qué película haría!
Así que, el escenario fue lo primero que surgió y eso les fascinó. Comenzaron a documentarse y en un viaje a Ibiza conocieron a una bailarina árabe del vientre. Esa fue la gota que colmó el vaso de la imaginación. “Así, unimos la parte más folklórica con la intelectual. El personaje de Nur es un fiel reflejo de ello. Bailarina por una parte, y licenciada en linguística por otra. Yo soy como una urraca, voy cogiendo piezas diferentes de todos los lugares y luego nos encargamos de unirlas”, cuenta divertida Ana Ballabriga.
Cuando se pusieron a escribir “La profecía del desierto”, tenían como objetivos: “hablar del feminismo en los países musulmanes, dar a conocer el Islam, del que hay demasiados prejuicios y descubrir a un personaje como Ibn Arabi, maestro sufí nacido en Murcia en el siglo XI”, desgranan. Para ello, utilizan una buena historia con un buen estilo literario. “Utilizamos muchas metáforas, procuramos cuidar el estilo literario al máximo y, además, escribir muchas peripecias, pero sin olvidarnos de hacer reflexionar al lector”, enumeran los autores.
El Islam tiene muchas ramificaciones religiosas. Ana y David se han fijado en su rama más espiritual y minoritaria: el sufismo. Una rama muy hermética que les ha dado mucho juego en cuanto a las claves de la novela. Utilizan sus escritos de forma tan imaginativa que nos dejan sin aliento durante la lectura de la novela. Hasta tal punto que el futuro del mundo árabe está en juego. “Arabia Saudí es un país medieval, ahí es precisamente donde nació el Islam”, puntualizan. Un país que vive anclado en unas tradiciones que han sido pervertidas por los radicales musulmanes y que no tienen casi nada que ver con el Corán.
En su opinión, esta manipulación de la religión hace que “sea menos espiritual y se atenga más a las normas sociales. Ese tema de la religión hace que vaya muy unido al feminismo árabe. Se puede ser feminista y religiosa, pero en esos países la religión sirve para someter a la mujer”, explica Ana Ballabriga que los temas sobre feminismo la tocan su fibra más sensible y añade rotunda “hombres y mujeres no somos tan diferente en cuanto a todo tipo de motivaciones”.
David Zaplana quiere dejar claro que en la actualidad, “se habla mucho sobre los atentados yihadistas en Occidente y no tanto de los que los occidentales comenten en los países árabes con el fin de desestabilizar gobiernos o pueblos. Estados Unidos siempre están detrás de ellos”. Además, la novela tiene un aliciente muy particular que “los dos protagonistas son musulmanes y españoles; bueno, aunque hayan nacido en sitios diferentes, tienen la cultura española como eje”, especifican a dúo
Hay ciertos elementos que parecen que son pura fantasía y no son tales. El Batmóvil o le quiosco de Paquita existen en la realidad, como la réplica de la Alhambra, como hemos dicho anteriormente, Estos elementos pueden inducir a la sonrisa de los lectores. “Intentamos hacer una literatura para todo tipo de público. Para eso, incluimos mucho humor, amor, acción e historias de las que podamos aprender algo, como la del Sáhara», detallan.
Tras unos personajes, Mahmed y Nur, que pueden parecer sacados de cualquier aventura de Indiana Jones, se esconden dos aventureros capaces de salir de cualquier entuerto y lo hacen utilizando su inteligencia y sus conocimientos. Yo me iría de vacaciones con ellos a cualquier lugar del mundo y espero que Ana Ballabriga y David Zaplana se vayan con ellos a muchas aventuras por todo el mundo. No me lo dijeron, pero intuyo que las peripecias de estos dos personajes no terminarán aquí. El tiempo nos lo dirá.