abril de 2024 - VIII Año

‘La voz oscura’, de Carmen GG

La voz oscura
Carmen GG
Prólogo: Alfredo Piquer Garzón
Ed. Carmen García González, 2022
Nº. páginas: 98

La herida de la existencia

La voz oscura es un libro de poemas en el que se descubre una sinceridad de crudeza poco común. Si hubiera de expresarlo con una imagen, ésta sería la figura de la autora, Carmen GG: en pie, con los brazos caídos y las manos abiertas, en una actitud de nudismo emocional. Eso le hace merecedor de un análisis.

Son cinco los capítulos que dividen el libro y van precedidos por un prólogo de Alfredo Piquer Garzón, donde nos adentra, como preparación a la lectura, en una profunda disquisición sobre la naturaleza existencial del libro. Piquer, que recuerda que «la muerte es nuestra común angustia existencial», escribe: «La voz oscura que exhala este libro es esencialmente palabra viva y, por tanto semántica, significado que organiza su originalidad personal desde un doble anclaje subconsciente». Y es que ante un título como La voz oscura el talante del lector comienza a prever el color de la senda a transitar. La voz que tanto nos define, que, al mismo tiempo, nos apoya y nos sostiene; la voz, que es sinónimo de libertad, es también la conciencia que nos embriaga en los momentos de ensimismamiento o de reflexión. El título es el título de un poema y, a su vez, es parte del primer verso de este poema. Con una hipálage, descubrimos la metáfora de su mensaje: «La voz oscura de la mañana», donde lo que comienza, el albor, se oscurece con la tristeza del recuerdo, de la admonición inconfesable, de la incomprensión. Ahí, donde más cruda es la realidad interior, y más desnuda, es donde se cierne la certeza de la realidad, entendiendo como realidad el contexto profundo, el paso del tiempo, la muerte, la incomunicación, la inviabilidad de la utopía.

En el prólogo, Alfredo Piquer nos advierte que «la expresión de lo verdaderamente poético se conforma en realidad a través de dos filtros necesarios: la sensibilidad y la cultura«, una premisa que queda advertida en la profundidad del título de este libro, un libro que abre su decir a través de la experiencia. Carmen GG comienza desde el útero con un poema, «Nacimiento», que revela la inevitabilidad existencial ante el hecho que aboca al ser humano al terrible universo de la vida, donde la única certeza consistente es la infancia, donde la predestinación hacia la oscuridad es evidente: «Todo fue mal / cuando nació el tiempo». Porque ese tiempo no volverá, aquel embrión que éramos y aquella ausencia del mal en la conciencia; eso que Miguel Delibes escribió en El camino de forma tan contundente y sonora: «Algo se marchitó en él: quizás la fe en la perennidad de la infancia». Al ser consciente de ello, el único asidero que nuestra autora descubre es la palabra:

Estoy hambrienta de palabras
que me hagan olvidar que desfallezco;
palabras sujetando mi tristeza,
arbotantes de todas mis ausencias.

La palabra nos es reconocida en este poemario, que está escrito con una actitud lírica carmínica, como savia necesaria para la supervivencia. La palabra es aprendizaje, es lectura, es escritura y es poesía desde la raíz de la infancia, la buena infancia, que desarrolla un sentimiento de desprotección al abandonarla y una nostalgia que pigmenta la totalidad de los poemas del libro y que propicia, tras el lamento, la memoria tan necesaria para reconciliarnos con nosotros mismos.

Por tanto, un poemario aparentemente discreto, escrito con la humildad que sólo aporta la sabiduría, se descubre global y universal con versos a veces duros, a veces agrios, que duelen por lo que tienen de común y que advierten una actitud poética sincera que, sin artificios, resume el sentir responsable de un ser humano que sufre su propia experiencia vital desde la inteligencia, con claudicaciones y aceptaciones, despreciando la vanidad del ego y la soberbia. Carmen GG, por tanto, nos acerca al conocimiento de la realidad partiendo de su propia experiencia y lo desarrolla en el capítulo «Soñando quimeras», donde denuncia la realidad social desde el dolor y donde utiliza la empatía emocional con afán de denuncia. La mujer y la maternidad se convierten aquí en diana y dardo del pesimismo y de la concienciación de la irrealidad de los sueños: los sueños como un valor utópico que la autora desmenuza con la contraposición entre los propios y los que se sueñan por herencia cultural y que se convierten en una carga de la que zafarse para sobrevivir como mujer en un mundo hostil.

Te sumerges en el alcohol
como la ninfa en su estanque:
esperando al caballero de la armadura blanca,
aquel que con su espada te salve del miedo.

Mas no hay romance, ni bosque, ni héroe;
el bardo está mudo.

(…)

Desde la condición de mujer y desde el conocimiento del amor igualitario entre dos seres humanos, la autora aborda el capítulo «Deseo», poemas sobre el amor teñidos de oscuridad con un deje de pesimismo que atormenta los momentos más sublimes de la vida porque las dimensiones que la componen no son independientes, sino partes de un mismo todo existencial:

(…)
Y bésame despacio
mientras nos asombra la mañana…

Porque llega el tiempo del dolor.

La coherencia de Carmen GG fundamenta su discurso poético que, si bien es pesimista, es también clarificador en cuanto construye una línea de pensamiento. De esta forma, el poemario llega al capítulo «Historia» que consigue desorientar al lector hasta que descubre el motivo de estos seis poemas que lo componen. Licenciada en Historia, su propia historia está aliñada por el conocimiento severo del acontecer de los siglos. Nos destaca cuatro fechas. Sólo cuatro. Suficientes para comunicar su idea, su concepción, también pesimista, del devenir histórico, de nuestro contexto social, de la evolución de las ideas políticas en nuestro mundo occidental. Las cuatro fechas son un mensaje en sí mismo. Transfiere el sentimiento de la oscuridad personal a lo colectivo en este capítulo en el que plantea el gran dilema que padecen los que alguna vez fueron conmovidos por las cifras de esos cuatro años con una carga emocional, política y progresista tan fuerte. Nombraré, sólo nombraré, el título de los cuatro poemas centrales: 1789, 1917,1939 y 1969.

Cuando nos reíamos a salvo
llegaron los bárbaros.
¿Volverá a crecer la hierba?

(…)

El poemario se cierra con «La espera», colofón de la deriva de todos sus poemas, donde la muerte no acaba con la existencia, sino que es una parte más de la vida, al igual que el individuo lo es de la sociedad en la que habita: «Volveremos a la ciudad muerta, / donde el olvido nos regalará / un sueño inacabado.»  Concluimos, al fin, que La voz oscura es un libro de poemas sobre el discurrir de la vida desde el conocimiento. Friedrich Schiller dijo que el impulso sensible del hombre despierta con la experiencia individual y el de la razón con el conocimiento de la ley, de la limitación material. La oposición de ambas necesidades da origen a la libertad. Así, Carmen GG ejerció la libertad hallada por medio de la palabra y, con un lenguaje sobrio y directo, nos ofrece su pensamiento honesto, desnudo, sin artificios, la misma herida de su existencia. Algo que cualquier lector de poesía está obligado a agradecer.

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