Manuel Chaves Nogales viajó en avión por Europa para escribir una serie de reportajes para el Heraldo de Madrid, donde era redactor-jefe. Esta experiencia tiene el mérito de ser pionera en nuestro país. Empleando un medio nuevo, el avión, el periodista y escritor quiso ofrecer a los lectores un material de primera mano, sus observaciones sobre la realidad de algunos países europeos.
Los reportajes fueron publicados en el periódico, pero en 1929 decidió rescatar lo que no había podido publicar por la censura, y sacó un libro titulado La vuelta a Europa en avión. Un pequeño burgués en la Rusia roja. Debemos recordar que la mayor parte del libro está dedicado a la Rusia bolchevique. Su libro es menos conocido que el que publicó Fernando de los Ríos, titulado Mi viaje a la Rusia sovietista, pero, sin lugar, a dudas, parece muy sugerente hacer el ejercicio de leer ambos y comparar las visiones de dos intensos intelectuales de aquel país en un cambio trascendental. Afortunadamente, contamos con una edición moderna del libro de Chaves Nogales, gracias al esfuerzo de Libros del Asteroide, y que recibió una calurosa acogida en la prensa española en distintos artículos y reseñas, como no podía ser de otra manera.
Pues bien, nosotros no pretendemos reseñar esta publicación, sino acercarnos a una reseña, pero de la edición original, y que se publicó en mayo de 1929 en El Socialista, en su sección de “Leyendo libros”. El libro fue publicado por Editorial Mundo Latino, en Madrid, vendiéndose a cinco pesetas.
La reseña fue realizada por otro destacado intelectual e historiador, y que escribió reportajes fundamentales de la Alemania en vísperas del nazismo. Estamos hablando del socialista Antonio Ramos Oliveira, personaje al que hemos dedicado mucha atención en este periódico. La reseña comenzaba elogiando el libro porque sería imperecedero, apreciación harto sugerente, y que vendría a avalar la necesidad de la reedición actual por su valor, dentro del rescate que en los últimos años se está haciendo de la obra de Chaves Nogales, que es, a nuestro juicio, sumamente interesante por todo lo que inspira de aquellas décadas tan intensas como fueron las de los años veinte y treinta, además de como fuente de información. La reseña es, en realidad, una defensa de un nuevo concepto de periodista en aquella época, que Chaves Nogales encarnaba en España.
Ramos Oliveira valoraba como muy legítimo que los escritores publicasen en libros los trabajos “estimables” que antes habían sacado en las columnas de los periódicos.
Manuel Chaves Nogales tendría, a su juicio, una ganada personalidad en el reportaje, como bien sabemos. Decir que un periodista era un aventurero suponía realizar el mayor elogio que se le podría hacer, siempre según Ramos Oliveira. Iniciativa, espíritu de aventuras, curiosidad, eran cualidades que el autor de la reseña destacaba como fundamentales en todo buen periodista.
Para Ramos Oliveira un periodista debía ser un reportero, identificándose ambos. Un periodista de “mesa” era como un oficinista. El periodista tipo, el periodista-reportero tenía que ver la vida en todas sus manifestaciones, tenía que saber interpretarla, explicarla. Si era preciso, debía coger un avión. Así vería la vida de forma vertical, como había hecho Chaves Nogales. Todo un canto a la época, a aquel mundo cambiante. Los tiempos exigían una renovación del vocabulario. En su tiempo, Larra había sido un gran periodista, pero el moderno no debía ser escritor, ni cronista, ni tratadista, precisaba ser todo junto. Un periodista, un reportero necesitaba múltiples habilidades, y sobre todas ellas debía coger la pluma, con rapidez, inventiva, claridad, llaneza y emoción sin sentimentalismo, para narrar, y narrar.
Y eso era Manuel Chaves Nogales, un periodista tipo.
La reseña está publicada en el número 6329 de El Socialista.