agosto de 2025

Robert Redford, el último seductor

Con ochenta y nueve años que cumple hoy, 18 de agosto, Redford representa el último cine clásico, un actor que comenzó con películas como La jauría humana, Descalzos por el parque, Dos hombres y un destino, entre otras. Concretamente, será esta la que le emparente con un actor carismático y de gran personalidad, Paul Newman.

La película es magnífica y Redford hace un tándem con Newman que ha pasado a la historia del cine, junto a la bella Katharine Ross, muy de moda en aquel momento. Redford le da ese tono humorístico que tiene la película, un western crepuscular, donde los dos actores demuestran una química en la pantalla que pocas veces se ha producido. Tanto es así que repetirán su fórmula en El golpe, con un Robert Shaw (malogrado y magnífico actor que encarna a un villano que cae en las redes de los dos timadores en las apuestas de caballos) inolvidable. Esta película de George Roy Hill, el mismo director de Dos hombres y un destino, filma a los dos grandes, con ese aire clásico que ambos tienen, Newman con bigote y un Redford en su mejor momento.

Pero el actor cosechó más éxitos, su magnífico papel del seductor adinerado en El gran Gatsby (hay algo de ese aire desinteresado de la propia vida que repite en una película menor, pero no por ello más atractiva, con la bella Demi Moore, Una proposición indecente). Y, desde luego, otro taquillazo, con otra grande, Barbra Streisand, en Tal como éramos.

Robert Redford siempre ha tenido un gran carisma, en la estupenda Todos los hombres del presidente, con Dustin Hoffman, otro de su generación, un año más joven. O Los tres días del cóndor, con una apasionante intriga, con otra hermosa actriz, Faye Dunaway.

Cuando podíamos pensar que su belleza estaba declinando nos sorprendió con la hermosa Memorias de África, lo que ratificó que los grandes nunca declinan. Meryl Streep se enamora, como era de suponer, de uno de los grandes galanes del cine de nuestros tiempos. Redford siempre ha tenido ese aire clásico, que otros, con menos fortuna, han querido imitar —Brad Pitt, Tom Cruise— pero no lo han conseguido.

Ha superado en años a su gran amigo Newman, que se nos fue con ochenta y tres de un cáncer de pulmón galopante y sigue siendo un actor mítico. Llegó incluso a dirigir y ganar el Oscar a la mejor película por una cinta algo menor, pero interesante, Gente corriente, con el inolvidable Donald Sutherland como protagonista y un Timothy Hutton en sus comienzos. Yo apostaba entonces, en ese año, por Toro salvaje, un film estremecedor con un De Niro impresionante, pero la película de Redford se llevó el premio, de forma inesperada para muchos. Si las comparamos, no puedo decir más que Toro salvaje es superior, una verdadera obra maestra de la historia del cine, de ese director impresionante que es Scorsese.

Robert Redford representa al último galán del cine, de los de antes, como esos magníficos Gary Cooper, Robert Taylor o Errol Flynn. Tiene ese aire y nos queda todavía, celebremos que sigue entre nosotros. Comprometido políticamente con el partido demócrata, llevando a un lugar sobresaliente al festival de Sundance, Redford, ya retirado, ha interpretado a muchos otros personajes, pero siempre recordaré su tándem con Newman, de las mejores pajeras masculinas que ha dado el cine.

¡Felicidades, míster Redford!

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