mayo de 2024 - VIII Año

Facundo Pastor, finalista con ‘Emboscada’ en la Semana Negra de Gijón

“Creo que la memoria colectiva se construye en cada acto individual”

El periodista argentino Facundo Pastor (Buenos Aires, 1979) compite este año como finalista por el Premio Rodolfo Walsh en la categoría a la mejor obra de no ficción de género negro en la 35ª edición de la Semana de Gijón. El certamen abrió sus puertas el pasado 7 de julio en el antiguo astillero Naval de la ciudad asturiana.

Bajo el lema «Leer es la memoria», el festival trata de incentivar la lectura como herramienta de autorreconocimiento, de modo que la novela de Pastor, publicada el año pasado, no puede ser más oportuna dado que en ella se apela a la memoria colectiva en la Argentina a través de la desaparición del escritor Rodolfo Walsh.

En su doble faceta de abogado y periodista, Pastor ha centrado su trabajo en el periodismo de investigación de casos judiciales. En el año 2007 ya fue finalista en el New York Festival por su acercamiento al narcotráfico en 1-11-14, la favela argentina.

Ha publicado novelas de investigación judicial como­: Nisman. ¿Crimen o suicidio? ¿Héroe o espía? (2015) o El Gran Arrepentido de la Mafia del Fútbol. Alejandro Burzaco y la conexión argentina del FIFAgate (2018).

Pastor comenzó su carrera haciendo crónicas deportivas, y en la actualidad está al frente de una productora y conduce programas de radio y televisión en Buenos Aires.

Tiene en su haber varios premios por su rigurosa labor periodística, como el TEA 2005 y el Martín Fierro (2012 y 2017), entre otros.

Si todo sale como confía Pastor, este año con Emboscada se puede llevar el galardón español a casa. El fallo se hará público el 14 de julio, de modo que en pocos días ya sabremos si es él es el ganador.

A su paso por Madrid de camino a Gijón, Entreletras ha tenido la oportunidad de conversar con Facundo Pastor sobre su obra.

En su última novela Emboscada nos cuenta, como dice el subtítulo: La historia oculta de la desaparición de Rodolfo Walsh y el misterio de sus cuentos inéditos…

Pero el caso Walsh fue resuelto judicialmente por un Tribunal en 2011, y el veredicto final del Jurado condenó por homicidio a todos los asesinos a cadena perpetua. ¿Qué hay de nuevo en esta historia? 

Eso es un desafío enorme, dentro de la gran cantidad de textos que hay ya publicados, tratar de contar algo nuevo. Yo he estado durante mucho tiempo investigando cómo había sido el final de la vida de Rodolfo Walsh y he conseguido avanzar en el misterio que lo rodea. Tengo la confianza de que aparecerán más cosas…

Para poner en un poco en contexto hay que decir que Walsh fue autor de un libro célebre que se llamó Operación Masacre, publicado en el 56, que es la investigación que él hace cuando descubre un “fusilado” que vive, lo cual es todo un oxímoron. En 1955, cuando derrocan a Perón, al año hubo un intento de rebelión peronista que fue descubierto por los militares y a todos los que habían participado los iban cazando para fusilarlos. Uno de los fusilados se hizo el muerto, pero salió ileso. Y Rodolfo Walsh recoge esa historia, empieza a investigar y descubre todo lo que había sucedido. Él fue un hombre muy emblemático en la Argentina que con el tiempo se enroló en la lucha armada y terminó formando parte de Montoneros en la clandestinidad. En 1977 es cuando lo asesinan, lo matan, lo desaparecen…

Su novela nos acerca, pues, a una época terrible que sigue muy presente en Argentina…

Facundo Pastor con Eugenio Rivera durante la entrevista

Sí, desde luego. Hay que recordar que el 25 de marzo de 1977, Walsh tenía una cita o tres citas, mejor dicho, en una esquina de Buenos Aires: Entre Ríos y San Juan. Llega creyendo que se iba a encontrar con dos militantes, pero ellos llevaban diez días secuestrados y a fuerza de tortura los militares les sacan el dato y ahí le tienden la emboscada a Walsh. Esa es la primera parte del libro, si bien no está estructurado en dos partes como tal. En ella cuento cómo un operativo, que incluía un francotirador, lo estaba esperando para capturarlo. Lo tirotearon. Y cuando él cae él llevaba un maletín con un arma, un calibre 22, pero apenas sabía usarla, aunque trató de defenderse. No está claro si vivo o muerto entra al Centro de tortura. Hay dos testigos que yo logro encontrar que lo ven.

Sorprende que nadie antes se haya metido en este lío en el que se ha metido usted…

Si bien la historia de su caída se sabía, por algún motivo que no logro responder, nadie profundizaba. Posiblemente por lo que significó él, nadie se animaba a investigar. Es el emblema de la investigación en Argentina.

Bien, regresemos al maletín de Walsh. ¿Qué había en su interior?

Adentro de ese maletín de cuero él llevaba un boleto de compra-venta de una casa que había comprado con un nombre falso hace veinte días, que era donde estaba escondido. Esa fue una falla de seguridad grave para él. Pero dejame decirte que, yo —que creo mucho en el psicoanálisis— pienso que posiblemente ha sido una manera de morir esa…

Y en esa maleta, ¿estaban los cuentos inéditos?

No. En esa maleta además del boleto había diez cartas, la famosa Carta de Walsh, un texto muy luminoso. Cuando él baja del tren antes de ir a la cita reparte en distintos buzones de la capital la carta. Entonces ha quedado como un mito que a él lo desaparecen por la carta, pero no es posible, no da tiempo. A él lo desaparecen por lo que significaba. Llevaban un año buscándolo.

¿Por qué su interés por Walsh cuando hay otros tantos desaparecidos memorables como Héctor Oesterheld, Haroldo Conti o Tilo Wenner?

Como te decía, Walsh es todo un emblema de los desaparecidos de aquella época, pero me da mucha alegría que traigas la figura de Oesterheld a la charla. Su historia es también muy trágica porque lo desaparecen a él y a sus cuatro hijas. Sólo queda su esposa. Él ya había publicado El Eternauta. Hay un libro muy espectacular de una colega que se llama Fernanda Nicolini titulado Los Oesterheld que de alguna manera es un libro con el que Emboscada dialoga. Si bien no había mucho vínculo entre Oesterheld y Walsh, sí tienen un denominador común.

Volvamos al maletín, que nos hemos quedado ahí…

Bien. Recogen el boleto de compra-venta y ven que allí hay una dirección que era la de la casa donde Walsh se había replegado, como le gustaba decir a él. Cuando vino el golpe él le dice a la Comandancia de Montoneros que conviene reconstituirse, lo que no quiere decir que se rindan, pero deben coger fuerzas porque se enfrentan a una maquinaria asesina y los va a exterminar a todos si no se reorganizan. Fue muy visionario: ya en la carta, a un año del golpe, él habla de una catástrofe económica —que fue lo que pasó—, ya habla de 15.000 desaparecidos que luego fueron 30.000, habla de los centros de tortura. Y eso lo vio en tan solo un año. Él se había alejado de la literatura y sentía que ese repliegue no era solo una medida estratégica sino también un retiro interior en su casa de san Vicente. De hecho, él decide firmar su último texto, que es la citada carta, como Carta abierta de un escritor a la Junta Militar. Su obra está entre el periodismo de denuncia y los cuentos maravillosos que sin renunciar a lo periodístico son plenamente literarios. Creo que el aporte de Walsh a nuestra literatura es inmenso, incalculable… Hay quienes hablan de Borges de izquierdas. Imaginate lo que nos hemos perdido; Walsh murió con cincuenta años, lo que habría podido llegar a hacer…

Por eso para mí es muy emocionante que mi novela opte al premio que lleva el nombre del escritor.

Emboscada perpetúa un género del que Walsh fue pionero con novelas testimoniales como la que antes citaba usted —Operación Masacre— o ¿Quién mató a Rosendo?  ¿En qué medida se siente heredero espiritual de Rodolfo Walsh?

Todos los que estamos asociados al periodismo, a la escritura, a la crónica periodística es imposible no mirarlo a él como un modelo. Yo sigo leyendo y releyendo sus textos y me digo cómo es posible que resuelva esta escena en diez palabras, cómo puede ser que cuente tanto… Él era ajedrecista. Cómo puede ser que él haga una jugada de jaque mate en cuatro palabras y vos digas si yo lo tuviera que contar necesitaría tres tomos…

Cuando los militares cogen ese boleto de compra-venta piensan que en la casa hay un bunker y no encuentran nada. Destruyen la casita y se llevan absolutamente todo lo que encuentran en ella: sus papeles personales, sus anotaciones, sus carpetas con archivos periodísticos… Y entre todo eso estaba su obra inédita, sus cuentos que en ese año había decidido terminar. Uno de ellos, “Juan se iba por el río”, yo en el libro lo logro reconstruir. Es la historia de la Argentina precolonial. Uno se pregunta si ese Juan que desaparece en la otra orilla del río, presumiblemente el Río de La Plata, buscando un sueño era un alter ego del mismo Walsh…

Walsh desapareció en Entre ríos…

Qué bueno. Nunca lo había pensado…

Imagino que la investigación no le ha sido nada fácil…

Sí, me ha costado mucho tiempo y pesquisas para llegar a acceder a una serie de documentos desclasificados de inteligencia militar que permanecían secretos hasta ahora. Y también intento desentrañar otro misterio: el destino de los papeles personales donde se encontraban esos cuentos y algunos textos del periodista que aún hoy, como su cuerpo siguen sin aparecer.

Como te decía antes, pude hablar con dos testigos que asistieron al secuestro y conseguí convencer a Mercedes Inés Carazo que tiene ya ochenta años y vive exiliada en Lima (Perú) para que me contara lo que sabía. Ella y el ya fallecido Pelado Diego fueron los únicos que habían visto la caja de los archivos personales de Walsh en una casa a la que llegaron desde las dependencias de la ESMA (Escuela de la Marina).

La investigación por tanto sigue abierta…

Por supuesto. He de confesar, y no me da ninguna vergüenza, que la novela está incompleta. No podría ser de otro modo. Es el lector el que debe completarla., yo reconstruyo hasta donde sabemos, pero quedan por encontrar todos los cuentos de la caja que sospecho que están en algún lugar y la historia no se completará hasta que aparezcan. Considero que la memoria colectiva se construye en cada acto individual. Así que cada nuevo descubrimiento es sumamente importante.

Operación Masacre tuvo una adaptación al cine que dirigió en la clandestinidad Jorge Cedrón con guion del propio Walsh. ¿Es posible que Emboscada corra una suerte parecida? La novela es muy visual…

Sí, es muy cinematográfica. A mí me gusta escribir con frases cortas y de un modo muy dinámico, con ritmo de novela policial, así que sería posible una adaptación al medio audiovisual. Me gustaría mucho… Sí ha habido algún interés al respecto, pero en mi país no hay plata para ello. ¿La hay acá, en España? (risas).

¿Qué proyectos futuros tiene Facundo Pastor?

Tengo varias cosas entre manos y mi viaje a España tiene algo que ver con ello. Pero no puedo revelar más. Lo siento. Estas cosas hay que llevarlas en secreto. Enseguida ustedes tendrán noticias mías.

Si quería añadir, si vos me permitís, que —si alguien en Madrid quiere hacerse con Emboscada— les recomiendo La Mistral, una librería preciosa, a dos minutos de la Puerta del Sol, que la llevan tres paisanos míos, argentinos. Es un lugar muy lindo, un aristocrático local que hace casi cien años era parte del Teatro El Arenal (C/ Travesía del Arenal nº2).

Bien, pues la recomendación queda hecha. ¡Gracias y hasta siempre, Facundo!

 

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